Una obra prolongada: los intentos por restaurar la Casa de Ezcurra

Si parte de la memoria de los pueblos son sus construcciones antiguas, el Casco Histórico de Buenos Aires está transitando una cuerda delgada entre la evocación y el olvido. Es que la casa de María Josefa Ezcurra es una de las pocas que puede mostrar cómo era la ciudad en 1830, y las obras que restaurarían el edificio están suspendidas desde el año 2001.
La intención de reacondicionar y preservar la casa ha estado siempre presente en las mentes de quienes forman parte del Museo de la Ciudad: En 1971, el entonces director del Museo, José María Peña, persuadió a la Municipalidad para que la comprara. Cuatro años más tarde logró que el Consejo Deliberante votara el otorgamiento de los fondos necesarios para hacer los arreglos correspondientes. Pero en 1976 el gobierno militar suspendió todo intento de remodelación.
En 1997, las ilusiones parecían concretarse ya que se habían empezado a ejecutar las obras de consolidación de muros, restauración y remodelación integral de los locales en planta baja. “Vamos a necesitar más fondos y esperamos que la iniciativa privada se interese. Nosotros señalamos un camino e invitamos a que nos acompañen para que esto se pueda concretar”, declaró ese año María Sáenz Quesada, quien estaba a cargo de la Secretaría de Cultura porteña en ese entonces.
Pero en 2001, SAICON S.A. –la empresa que había ganado la licitación– suspendió las obras por irregularidades en el pago. Entonces, el plazo de 210 días que pregona el cartel de obra en ejecución, que aún está exhibido en la esquina de Defensa y Adolfo Alsina, resulta anecdótico y triste a la vez.
Sin embargo, los aires de esperanza siguen soplando fuerte e intentan desplazar al olvido y abandono. “El arquitecto Luis Grossman –Director de Casco Histórico– está impulsando el arreglo de las fachadas”, aseguró la arquitecta Graciela Labato, asesora de esa dirección del gobierno porteño.
Desde el Museo de la Ciudad, Silvia Quintans, también arquitecta, detalló que se está impulsando un proyecto arquitectónico y museológico. Y agregó que una vez que las obras estén terminadas –fecha  que todos desconocen-, la casa serviría como una subsede de ese museo. En la planta baja se exhibirían objetos que den cuenta del período histórico y en la planta alta se recrearía una casa de la época con distintas habitaciones.
“Para el Museo es un gran sueño que se concrete el proyecto”, dijo Quintans a El Sol de San Telmo, con un dejo de esperanza que invade su rostro.
—César Salvucci

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