21 de junio – Día del padre
TE ENTREGO LA VICTORIA.
Viejo querido, me siento a escribir estas líneas imaginando que me estás mirando frente al tablero de ajedrez, como lo hacías en cada partida que disputábamos.
Nunca dejaste que te ganara porque, como buen campeón y docente que eras, querías que tus tres hijos aprendiéramos a jugar y nos esmeráramos en ese aprendizaje. Mamá te “retaba” por tu intransigencia y la contestación tuya, siempre, era más o menos así: “Si quiere ganarme, que aprenda”.
Y eso hice, pero ya no estabas -porque te habías ido a tu estrella- para verme disputar la final intercolegial de ajedrez, donde obtuve la medalla del primer premio que gané -en 1969- cuando tenía 15 años. En la final recordé lo que me decías cuando nos aprestábamos a jugar una partida: “No te desconcentres, pensá tu jugada teniendo en cuenta todas las posibilidades que tiene tu adversario para mover” y, teniendo las blancas, abrí el juego con el peón 4 rey y al sacar la dama fue como abrir mi corazón y el alma para poner en juego todo lo que me habías enseñado, entre los intervalos donde los tres hermanos nos turnábamos para bañarnos mientras vos nos jugabas esas breves pero intensas partidas.
Recuerdo que tomé la medalla, la puse sobre mi corazón que es un pedacito del tuyo -ese que te falló definitivamente un 24 de abril de 1962, una semana después de haber cumplido yo 8 años- porque sabía que vos, mi Maestro, estabas conmigo compartiendo la felicidad de mi logro.
El ajedrez, tu ajedrez, me enseñó -además- a ponerme en el lugar del otro, a analizar las distintas posiciones o adelantarme a situaciones posibles, a jugar pensando con la cabeza pero sin perder la pasión por el juego mismo.
Hoy, como todos los días -con ese mismo corazón pero un poco más gastado por los años y la vida e imaginando tu mirada glauca fija en la mía, como cuando estábamos sentados frente a frente en la partida- te sigo entregando la victoria.
Isabel Bláser
Genios,gran labor cultural
Muchas gracias Diego por leernos! Isabel Bláser