La nueva realidad
Escuela taller del casco histórico
Nuestro periódico se ha ocupado en varias oportunidades de la Escuela de la calle Brasil 200, equina Av. Paseo Colón. Este establecimiento sirvió y sirve para la capacitación gratuita de personas desempleadas o de escasos recursos económicos, en los oficios de carpintería, esgrafiado, yesería, etc.
Muchos de los profesores que pasaron por su edificio, han trabajado ad honorem o, incluso, han contribuido con sus herramientas y elementos para poder llevar a cabo la tarea. También la Escuela, en su momento, recibió una orden de desalojo por alguna antigua ordenanza referida al ensanche de la Av. Paseo Colón, que ya no estaba vigente.
Por otro lado, pocas instituciones de la zona se han preocupado por ayudar al establecimientoto y mucho menos en épocas de crisis. En ese sentido cabe mencionar que la UOCRA aporta manuales instructivos, que tienen que ver con la construcción.
Esta reseña es parte de los muchos avatares que tuvo que soportar tanto el edificio, debido a la falta de mantenimiento adecuado -que ya tendría que ser un modelo para los que se acerquen y vean plasmado en sus paredes, techos y muebles el aprendizaje de los alumnos-, como su personal.
Los oficios propuestos son el reflejo de las necesidades artesanales que tuvo y tiene el país, debido a la construcción realizada en diferentes épocas e influenciada por tendencias que imperaban -especialmente- en Europa. La idea ha sido y es, básicamente, la capacitación para una posible salida laboral a fin de que las personas cuenten con los conocimientos necesarios, para preservar el patrimonio histórico de la ciudad o del lugar donde dejar ollen su tarea.
Hace alrededor de un año y medio las nuevas autoridades “optaron por salvar la Escuela” dice categóricamente su Coordinador, Marino Santa María -quien fue convocado por el Mi-nitro de Cultura de la ciudad, Hernán Lam-bardo y al que acompañan directamente en su gestión, la Prof. Victoria García Villegas a cargo de la Conservación y Restauración de Bienes Culturales y el Arq. Rubén Nuremberg, refieren-te en las prácticas de obra dentro y fuera del establecimiento.
Para lograrlo previeron “tres etapas: la primera con el fin de dotarla de profesionales capacitados en los oficios; luego conseguir entregar los elementos de trabajo y las herramientas en forma gratuita y, finalmente, aplicar los conocimientos en la preservación de museos e instituciones de la ciudad que lo requieran. La idea es que haya quince alumnos por profesor (cuentan con doce docentes) y -por ahora- no más de cien en total, aunque queremos llegar a los doscientos”; se entusiasma el Coordinador.
“La actividad capacitadora está orientada a la conservación y preservación del patrimonio edificado y mobiliario y a la producción de objetos musicales y ornamentales. Este año hemos integrado una nueva rama de formación de Arte Público, con miras a la creación y con-seriación de las expresiones plásticas urbanas actuales”, nos informó García Villegas.
El edificio ha cambiado su fisonomía, se ven -entre otros detalles- las paredes pintadas de blanco o amarillo pastel, la carpintería de las haber-turas muestran su hermosa madera original, los sectores de cada especialidad prolijamente se-parados aunque -al mismo tiempo- comunicados con el resto, el subsuelo -con antiguos ladrillos a la vista en proceso de restauración- cuya finalidad es que sea una sala de conferencias. Se observa movimiento de obra, se ven alumnos activos, se huele a elementos de trabajo, se es-cucha el ruido de la gente en acción.
Santa María -ex profesor y rector de la Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón” y partícipe en la creación del IUNA- proyecta “crear una bolsa de trabajo para que sirva como salida laboral” y, casi en susurro y al pasar, su-baya “trabajamos también para tener subsedes en las villas”. En cuanto a la tarea que realizan hacia la comunidad, sintetiza diciendo que “la Escuela ha colaborado en la restauración del mobiliario del Normal N°3; en el esgrafiado de la biblioteca del Jardín N°7, en las instalaciones del Museo Larreta y el Zoológico de la ciudad y destaca que, oportunamente, se acercó Graciela Fernández de la Asociación Civil Mirador del Le-cama preocupada por la reparación de las estatuas y glorietas del P arque Lezama”.
De cualquier manera le hacemos notar que sería valioso para los vecinos que los alumnos prioricen sus prácticas en San Telmo ya que, precisamente por ser el más antiguo, necesita el mayor esfuerzo de conservación y atención en ese sentido.
La Escuela promete, las ganas están, la efectividad de la gestión la dirán las obras que realicen y, sin perjuicio de ser reiterativa porque el tema lo amerita, esperamos que la mayoría de ellas se vean plasmadas en nuestro pequeño gran barrio emblema.