Goleadora con espíritu santelmeño

Jéssica Romero una referente del handball, en el barrio

Unas catorce jugadoras se dispersan en el campo de juego. Varios espectadores aplauden y alientan desde las dos gradas de madera. Un humo con aroma a asado se esparce en el Centenario de San Telmo y brinda un clima ideal para un sábado a puro handball.

Sus camisetas disímiles identifican los dos equipos que pronto se enfrentarán cara a cara. Las siete chicas –que Foto Jéssicavisten la casaca celeste y azul– “pican” continuamente la pelota blanca en el piso. Extienden sus piernas y algunas de ellas ponen a prueba a la arquera, ensayando disparos a los cuatros palos solo elevándose con la bola en mano y su cuerpo “congelándose” en el aire durante un segundo, como si posaran para una fotografía instantánea.

Jéssica Romero es una de las santelmeñas, que practica constantemente su remate. Su agilidad, destreza y habilidad como punta derecha del equipo, le permitió anotar –durante 2012– más de 200 goles contabilizados en partidos jugados por la Federación Metropolitana de Balonmano (FEMEBAL) y también por la Federación de Handball. A partir de ese momento, Romero –con tan solo 16 años– se convirtió en una promesa para el futuro del deporte y también una figura destacada, en ese sentido, en el barrio.

Pero el guía que la llevó a que su nivel táctico evolucione fue el profesor Ricardo Nieva, entrenador, quien encabeza el handball del Club San Telmo en general (divisiones Mayores de 21 años, Juniors, Juveniles, Cadetes, Menores e Infantiles), desde enero de 2010.

Nieva conoció a Romero durante la etapa que ella atravesaba de la categoría junior a juvenil. Notó el talento que desplegaba en la cancha y su ímpetu para defender, a pesar de ser netamente ofensiva. También se vinculó con su entorno familiar, ya que Clara -su madre- es la casera de la sede del Club, Daniel Cáceres -su padre- es el delegado del handball santelmeño en los torneos metropolitanos y sus cuatro hermanos practican la misma actividad deportiva.

Entrenador y jugadora celebraron que la rama Damas -en handball- se haya consagrado campeona en el certamen del Clausura Juniors de 2013 y que, un año después, repitiera ese título en el torneo de Apertura de la 3º división. Los campeonatos lo ganan todos, no un solo jugador. Por más que seas el mejor, si no tenés un equipo que te respalde nunca vas a llegar a nada”, resalta Nieva.

La relevante actuación de Romero en el ámbito metropolitano atrajo la mirada de los directivos de la selección nacional. Por eso –a partir de abril de 2012– integró la preselección junior y empezó a entrenarse en el CeNARD (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo).

Durante 2014, Jéssica marcó su huella a nivel mundial. A mediados de abril de ese año, defendió los colores de la albiceleste en el Panamericano Juvenil Femenino, disputado en la ciudad de Fortaleza, Brasil. Anotó un gol frente a Canadá y se colgó la medalla de bronce.

Y a mitad año, esta jugadora, fue convocada al Mundial Juvenil Femenino en Macedonia. Ingresó en varios partidos, marcó siete tantos y la selección concluyó en la 12º posición, su mejor participación histórica para un equipo femenino de handball.

La experiencia internacional que Romero adquirió en aquellos tres años, le permitió arribar al club Cascavel de Brasil en marzo del 2015. Su trayectoria allí duró una temporada, pero fue el tiempo suficiente que necesitó para aprender nuevos conocimientos del juego y fortalecer aún más su faceta ofensiva.

Jéssica ahora está de vuelta en nuestro país. Con sus 19 años, se puso nuevamente la camiseta del Candombero y sueña con integrar la selección nacional en el Panamericano Junior de Foz do Iguaçu, Brasil.

Todavía sigue vigente su racha goleadora en cada encuentro y para eso se la ve driblar -de un lado a otro- su cuerpo de 1,79 metros de altura. “Aunque sé que es un juego de equipo, no logro encontrar una explicación de por qué meto más goles”, confiesa la jugadora con asombro.

Jéssica Romero es una promesa del handball y también representa al espíritu del barrio. Porque su nivel de auto-superación ayudó a fortalecer al equipo, crear un ambiente de solidaridad, compañerismo, liderazgo y posibilitó que su rendimiento trascendiera las fronteras sociales.

Una foto de ella se exhibe en la sala de entrada de la sede social del Club San Telmo, ubicada en Perú 1360, como si se tratase de un reconocimiento a su esfuerzo. En esa imagen, se la puede observar con la indumentaria celeste y azul, una pelota de handball en mano y la mirada fija en el arco rival.

Texto y Foto:Martín Magurno

 

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