El paco también está en San Telmo

La droga “de los pobres” remarca la brecha social que divide el barrio

“El paco, en San Telmo, lo conseguís en cualquier lado”, dice Graciela Ferreyra, miembro de la Red de madres y familiares de víctimas de las drogas* uno de los grupos dentro de la red general de Madres Contra el Paco, que marchan en la Plaza de Mayo los jueves para reclamar soluciones al problema de la droga. Ferreyra junto a otras madres y familiares decidieron organizarse para enfrentar la situación de tener alguien cercano adicto al PBC (Pasta Base de Cocaína) o paco.

Madres Contra el Paco marchando en la Plaza de Mayo (foto: Edgardo Gherbesi aka Super 8)

Madres Contra el Paco marchando en la Plaza de Mayo (foto: Edgardo Gherbesi aka Super 8)

Tomaron esta decisión frente a la dificultad de encontrar mejores respuestas en su entorno cercano. La Ley 24.455 obliga a todas las Obras Sociales y Asociaciones de Obras Sociales del Sistema Nacional a incorporar la cobertura para los tratamientos de las personas adictas a las drogas, pero en la práctica la mayoría de los consultorios y hospitales no tienen personal capacitado ni recursos suficientes para atender a un adicto.

Por ejemplo, en el Hospital Fernández existe un programa de desintoxicación para adictos que dura aproximadamente de 7 a 10 días, para posteriormente realizar un seguimiento ambulatorio. Según “Madres…”, esto es insuficiente, pues en una semana no se puede rehabilitar un adicto, además que las camas son insuficientes para el volumen real de consumidores.

Según Elisa Gómez, de “Madres….”, un adicto “se transforma en un ser irreconocible en todo nivel se transforma en un ladrón doméstico. Mi hijo me dice que quiere salir [de la adicción] y no puede, pero cuando se le ha pasado el bajón y está buscando droga, le tenés miedo, se vuelve otro, estás conviviendo con otra persona dentro de tu casa”.

El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, es el actual encargado de plantear soluciones en la materia. Un comité asesor a su cargo definió algunos lineamientos para implementar un “Plan Nacional de Drogas”, que crearía nuevos protocolos de atención de adictos en los hospitales; equipos multidisciplinarios para realizar los tratamientos; seguimientos individuales en el proceso de rehabilitación y programas de inserción laboral. Sin embargo, el comité mismo reconoce la inexistencia actual de infraestructura e instituciones que puedan llevar adelante esta tarea.

Pero el paco genera problemas sociales más allá del consumo individual. Según Rubén Saboulard, presidente de la Asamblea de San Telmo, ubicada en México al 600, “el paco genera otro negocio paralelo, que es el negocio del reducidor”. El adicto que roba vende los objetos robados (carteras, celulares, zapatillas, entre otros) en lugares donde sabe de antemano que se los comprarán a un mejor precio que el que pagaría el traficante, generando así una red ilegal de compra de objetos robados. Estas redes de reducidores o revendedores no están manejados por los sectores más pobres de San Telmo, sino que en muchos casos son gente de la clase media.

Los sectores de tráfico de la zona de San Telmo y el Casco Histórico son conocidos, pero las acciones concretas para erradicarlos se ven entorpecidas por marañas legales, o simplemente por negociados y zonas liberadas. Gloria Martínez, miembro de “Madres…” menciona el caso del tráfico en el portón que se encontraba en Paseo Colón 1558, frente al Parque Lezama.

“Era un lugar donde todos sabían que se vendía paco. Los sacaron del lugar, pero les dieron siete mil pesos a cada uno por el desalojo. O sea, le dan dinero a los narcotraficantes para que sigan vendiendo”.

Paseo Colón 1558 fue desalojado en febrero de este año por el Gobierno de la Ciudad. En ese operativo se encontraron armas y más de 500 dosis de paco. Sin embargo, agrupaciones de derechos humanos alertaron que la mayoría de las cien familias que vivían ahí no estaban involucradas en el narcotráfico (una de las razones con la cual el GCBA argumentó el desalojo), e incluso varias de esas familias habían denunciado anteriormente a los traficantes del edificio.

El día 27 de agosto miembros de la Asamblea de San Telmo, al marchar por la calle México al 950, fueron agredidos a balazos, desde el interior de lo que era el Hotel León. Ellos expresaron en un comunicado público que esa casa y la casa contigua “se han transformado en verdaderos aguantaderos de los que destruyen a nuestros pibes envenenándolos con sus drogas y empujándolos al robo cotidiano”.

San Telmo ha presenciado una explosión turística en los últimos años, produciendo un ensanchamiento en la brecha que separa los sectores excluidos del nuevo mercado de consumo y turismo. El paco es una droga “barata” que se popularizó después de la crisis de 2001, cuando el cambió impulsó la producción y venta (a 3 pesos por dosis, aunque un adicto puede fumar hasta 200 dosis por día) de este derivado más económico de la cocaína. Se encuentra asociada generalmente a los sectores más pobres, con gran incursión en el Conurbano, pero su uso sigue creciendo a una velocidad preocupante en toda la Ciudad.

Según las palabras de consumidores, el efecto del paco no es de diversión o relajación, sino que la mejor definición es que es como “un mazazo en la cabeza” que dura segundos, pero que genera una dependencia fuertísima. Esta frase devela las causas profundas de la adicción de una droga como ésta —rabia, evasión, soledad— y por qué los sectores más excluidos están también más vulnerables.

Sin embargo, “no sólo los pobres sufren el problema del paco”, dicen “las Madres…”. Muchos de sus hijos de clase media probaron la droga en el colegio o en el trayecto desde su colegio a casa. Si bien el paco está asociado a sectores de bajos recursos económicos, al ser un problema social y formar parte de la realidad de la calle, de la escuela y del espacio público, es un problema de toda la comunidad, no de un sector de ella.

Plantear soluciones no es tarea fácil. Los que viven el problema más directamente cuentan que los enfoques solamente policíacos o clínicos no son suficientes. Todos concuerdan en el diagnóstico de las causas de fondo del problema: la debilitada contención social, la exclusión económica y la falta de oportunidades para una creciente población empobrecida que deja a miles de personas sin horizontes ni esperanzas para un futuro mejor.

—Gonzalo Plaza Gómez

*más información http://www.madrespn.blogspot.com/

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