Un film inspirado en personajes santelmeños, neoyorquinos y napolitanos
“El efecto mariposa del café pendiente”
Martín Malharro, el destacado periodista, escritor y docente (bisnieto del célebre pintor homónimo), merecía un homenaje. Como Ernesto Sábato, solía
escribir sus libros en una de las mesas del Británico. Vivía a 50 metros del emblemático bar y se nutría de la “tribu urbana” que frecuentaba el café, para escribir sus novelas. De hecho, allí nació una serie de policiales negros bautizada “La balada del Británico”.
Precisamente en ese café de Brasil y Defensa -donde trabajó Glodier Biedma desde 2006 a 2014-, se gestó el libro “Carne seca”, (Editorial Mil botellas, 2012) uno de cuyos personajes está inspirado en la historia de Glodier, como mozo de día y su transformación en “Victoria Secret”, de noche.
“Por entonces yo presentaba desfiles de moda y conducía ´Opus Gay´, en la radio FM Palermo”, cuenta Glodier -ahora encargado de “Comunidad Cisne”- el bar ubicado en Bolívar y Humberto Primo ilustrado con los dibujos de Luca Prodan y Pappo, entre otros mitos argentinos.
La historia de Glodier es uno de los ejes de “Efecto mariposa», una serie de documentales en proceso de preproducción centrado en un fenómeno que se replica en varios lugares del mundo: El «caffe sospeso» (“café pendiente” en italiano). Esta costumbre (nacida entre los obreros napolitanos a principios del siglo XX), consiste en abonar el café consumido y pagar otro -en concepto de «pendiente»- ofrecido para quien no lo pueda pagar. Esta modalidad aletargada despertó en nuestro país en el 2008, como consecuencia de la crisis económica.
“Se trata de un film en episodios”, explica su director, Roly Santos. “Empezamos con este proyecto hace dos años y cobró vuelo recientemente con el premio del Instituto Nacional de Artes Audiovisuales (INCAA) para su realización”, comenta Roly sobre esta coproducción argentino-italiana, codirigida por Fulvio Iannucci y producida por Alfredo Federico.
Dialogamos con Glodier y Roly sobre el largometraje (una serie Docu-Ficción de 4 capítulos de 48 minutos cada uno) que gira alrededor de tres ciudades: Buenos Aires, Nueva York y Nápoles. “Son tres culturas, nueve historias y un mismo gesto que se resiste a desaparecer: La solidaridad”, resume Roly Santos.
El Sol: ¿Qué fue lo que te movilizó para realizar esta película?
R.S: Además de director, soy sociólogo y, como tal, aprendí a preguntar. No lo digo para jactarme, solo que en ambas carreras tengo como una mirada “existencial” sobre las personas. Siempre me intrigó la gente que va sola a los bares, sus habitués, las relaciones que allí se establecen. El bar es una fuente de inspiración y encontrarme con Malharro, me lo terminó de confirmar. Cada bar es un mundo con historias diferentes.
Por otro lado, me fascina el imaginario de Malharro (fallecido en 2015), con quien me encontré tres días antes de su muerte. Martín tiene un fino estilo de novela negra. En cada ciudad hay un personaje que desarrolla una historia existencial y Glodier, además de haber sido un personaje de Malharro, lo es también de Buenos Aires y -por ende- de San Telmo. Además, está la poesía de los “café pendiente”, los gestos de solidaridad que conmueven.
G.B.: Para mí es una satisfacción enorme que Roly me haya elegido para actuar en este proyecto. Yo admiro a Martín (Malharro), lo veía diariamente cuando trabajaba en el Británico y lo quiero. Me impactó mucho su muerte tan repentina. Y, al mismo tiempo implica el relato de mi historia de vida como cantante de tango, transformista y mozo, contado con mucho respeto y seriedad. Esto me motiva para seguir haciendo arte en este espacio (Comunidad Cisne).
Entonces, Glodier, muestra con orgullo los diferentes espacios del bar que incluye: un “living” en el primer piso, con mesas decoradas con sus propias manos (junto con las de Patricia, la dueña del lugar) y muestras fotográficas en la planta baja. “Vamos a hacer un ciclo de cine, además de la poesía, la música y los juegos que proponemos habitualmente”, cuenta con una sonrisa y se entusiasma hablando de una bailarina de danza árabe que va a realizar una “performance” en el local.
Me quedo pensando en la cantidad de historias que genera nuestro barrio. “Amo a San Telmo” asegura Glodier, como si me hubiera leído el pensamiento. “He vivido en otros lugares, como Palermo y Recoleta, pero ninguno se compara con San Telmo. Sobre todo, su gente”; agrega. Y no puedo más que coincidir con él.
Texto y foto:Diana Rodríguez