Cambalache: San Telmo no es Puerto Madero
El desarrollo de lujo del barrio vecino se está expandiendo hacia San Telmo
Ya nos acostumbramos—o nos cansamos—de ver graffiti y oír comentarios plasmando las siguientes palabras: “San Telmo no es Palermo”. En realidad, quizás la consigna más útil sería otra: “San Telmo no es Puerto Madero”. Porque es Puerto Madero, y el tipo de desarrollo y estilo vida que representa, que se está expandiendo hacia San Telmo.
Lo verdaderamente importante en las tendencias inmobiliarias y comerciales no son las boutiques, ni tampoco las cadenas de marca que han llegado, como Freddo, Puma, y Havanna. Estos son emprendimientos que se asientan en la superficie de un barrio: instalándose en los corredores turísticos y comerciales hasta que les convenga. Si bien afectan las estética del barrio y la ecología comercial, no ahondan en su identidad, ni alteran lo esencial, que es la vida residencial y el modo en que ésta ha evolucionado a través de los siglos.
Pero cuando llegan las desarrolladoras inmobiliarias al nivel de Dypsa, Fernández Prieto y Toribio Achával, ahí sí se puede hablar de una reconversión a fondo de lo que significa vivir en San Telmo. Las grandes empresas de desarrollo inmobiliario piensan en un metro cuadrado como si fuera una acción en la bolsa—lo que les concierne es apuntar a un crecimiento importante en valores al corto plazo. Y sus clientes, entre los cuales un porcentaje importante son extranjeros, piensan la propiedad del mismo modo: como una alcancía que debe rendir ganancias.
Puerto Madero, luego de más de diez años de construcción intensa, ya está saturado. Por esta razón, se vuelca al vecino barrio de San Telmo la mirada de los que se especializan en torres y piensan la arquitectura en términos de un estilo de vida mimetizando Miami. Cuando describen sus proyectos, deslizan palabras importadas del inglés para describir los conceptos y componentes que rigen su arquitectura: área relax, estilo loft, bar chill out, amenities, business center.
Empecemos por Fernández Prieto & Asociados. Su nueva obra en Puerto Madero, precisamente en el Dique 1, a pocas cuadras de San Telmo, se llama Zen City. Olvidemos por ahora que es un contrasentido usar el Zen—rama del budismo que aprecia simplicidad, compasión y cierta austeridad—para rotular un emprendimiento centrado en el lujo, exclusividad y cierta desmesura.
Zen City tendrá cuatro edificios (tres con más de 20 pisos), ocupará ocho manzanas, y contará con una plaza o área verde privada de 7.000 metros cuadrados, cuyo diseño, según la propia empresa, “busca recrear un lugar de vegetación, piscinas climatizadas, y cascadas de agua, inspiradas en un conocido hotel de Las Vegas”. Aunque el valor de los departamentos (muchos ya vendidos antes que empezara en serio la construcción) ya llega hasta los 3.200 dólares por metro cuadrado, los desarrolladores esperan que este valor trepe a los 5.000 dólares en los próximos años.
Con algunas variaciones, este es el modelo de desarrollo que se está volcando hacia San Telmo. Según activistas comunitarios, Fernández Prieto & Asociados es uno de los entes detrás de San Telmo House, un nuevo proyecto de reconversión en el Casco Histórico responsable por el desalojo de 250 familias de un antiguo edificio en la calle Bolívar, ocurrido el día 25 del mes pasado (ver Noticias Comunitarias p. 6). Indagado por los medios, el titular de la firma Alberto Fernández Prieto reconoció estar negociando sumarse al proyecto como socio.
Esta incursión fue anunciada hace un tiempo. Rodrigo Fernández Prieto—hijo de Alberto y joven arquitecto farandulero que ha sido novio de Wanda Nara, Pamela David y más recientemente, Jessica Cirio—anunció en el 2006 que planeaba invertir alrededor de seis millones de dólares para comprar tierra y propiedades en San Telmo, sea para reciclar o demoler. Su plan: crear lofts y viviendas modernas reciclando edificios antiguos o construyendo nuevos.
Rodrigo Fernández Prieto también ha declarado que la saturación inmobiliaria en Puerto Madero, Barrio Norte y Recoleta hará que el negocio se derrame hacia San Telmo, La Boca y Barracas. Él piensa que los valores de la propiedad en San Telmo deben disparar y alcanzar los 2.500 dólares por metro cuadrado en cinco años. Claro, parte del trabajo del desarrollo es mediático: alentar con optimismo y estratégicas inversiones propias el calentamiento del mercado inmobiliario en los barrios donde se apuesta dinero.
Este modelo—el de reconversión y venta a elevados precios en San Telmo—ya fue utilizado por otras desarrolladoras. Dypsa, que desarrolló las torres Renoir en Puerto Madero, compró una vieja propiedad industrial en la intersección de Chile y Piedras y construyó 3.300 metros cuadrados (casi terminados). El desarrollo, llamado Young & Stones, dispondrá de 59 viviendas y una terraza con pileta, snack bar y jaula de golf. A la hora de vender las unidades Dypsa lo hizo a través de una comercialización especial en Madrid, donde se vendieron íntegramente los espacios disponibles. En las revistas inmobiliarias se habla de una “exportación” de inmuebles porteños. O sea, eso de “San Telmo for export” se ha convertido en una realidad.
Mientras tanto, Toribio Achával está construyendo su torre Duomo San Telmo en Piedras al 1.100. Para ello demolió tres casas antiguas, cambiando drásticamente la fisonomía de la cuadra, en la cual se encuentra una sinagoga sefardí histórica. Según el sitio de la empresa en la red, la torre contará con “solarium, gym, business center wi-fi, y laundry”.
¿Qué tienen en común estos emprendimientos inmobiliarias de marca? Apuestan por un estilo de vida en el cual el barrio se ofrece como un valor más, como escenografía o un espacio de diversión. Pero la arquitectura hace que la vida de sus residentes se oriente puertas adentro. En el diseño de estos proyectos rigen los siguientes conceptos: seguridad, comodidad, e integración de servicios (laundry, gym, área relax, etc.). Así, conducen a un relativo aislamiento de sus residentes. Y tienden a atraer inversionistas—o residentes de temporada—más que aquellos que podrían elegir San Telmo para desarrollar plenamente alguna etapa importante de sus vidas.
La pregunta podría ser, ¿va San Telmo a convertirse en un anexo a Puerto Madero, un barrio atractivamente añejo para complementar la ostentosa modernidad del enclave vecino—o sea, otro nicho en el mercado inmobiliario mundial?
No se puede frenar la especulación inmobiliaria, sería imposible. Y la inversión también tiene su lado positivo. Pero al margen de estos emprendimientos nuevos, sí sería útil pensar junto al gobierno y el sector privado ideas para una arquitectura y un planeamiento municipal que procure conservar no sólo fachadas, si no también la vida residencial de barrio. Ésta se gesta antes que nada puertas adentro en nuestros hogares y entre familias y vecinos. Son los residentes, y no inversores, los que aseguran un San Telmo anclado en sus raíces y tradiciones.
—Marcelo Ballvé
muy bien, pero yo no quiero cartoneros y okupas en San Telmo. Los vecinos, agradecidos del desalojo, que no eran gente de San Telmo justamente. La preservación del barrio implica un progreso , ojalá aquí en mi Pompeya (que cada vez está más lindo, vengan rápido las marcas de San Telmo, Freddo, (a mí no me gusta el helado ese), pero soy peronista y quiero inclusión obrera a los lujos,y Pompeya merece lo mejor, mi chusmaje querido , como dijo mi ALMAFUERTE, merece lo mejor como San Telmo, hotel Gay incluido.
Lo que yo creo, aparte mi estimado Marcelo, que el centro neurálgico de la exposición tanguera, requiere una reconversión de toda una ciudad, no sólo del barrio. a mi parecer, San Telmo está cada vez más lindo, a pesar de las acciones vandálicas (la que más me dolió fue el robo de los gemelos a la LUPA ROMANA).
lAS RAÍCES ESTÁN, LOS QUE CAMBIAMOS SOMOS LOS VÁSTAGOS, POR UNA CUESTIÓN DE EVOLUCIÓN. iNTERNET ES EL EJEMPLO MAS CONCRETO.
>uN ABRAZO MARCELO Y TE FELICITO POR EL PERIÓDICO, ESTÁ MUY LINDO.
Los vecinos de san telmo estamos beneficiados con el desalojo de usurpadores y okupas que llenan edificios de basura y ratas.
de todos modos el estilo de vida no puede cambiar tanto como anexo a Puerto Madero, porque no todo es nuevo y ademas si se respeta el APH correspondiente no se puede hacer torres alegremente….
Marcelo, realmente es muy buena idea este medio para informarnos y cambiar opiniones, estoy de acuerdo con todo el articulo, es muy completo y necesario, pense que a nadie le importaba la triste vision de caminar por San telmo y ver cada vez un nuevo edificio en donde habia una linda casa antigua.
Pero bueno tenemos que hacer algo los que nos gusta el caracter que tiene San Telmo, ayer estuve en un Taller en la Legislatura sobre patrimonio Cultural y me entere que San Telmo esta protegido aparte de su casco historico por una ley que protege las edificaciones de mas de 50 años y se puede denunciar si tratan de demolerla.
Otra cosa que tendria que cambiar es la nomenclatura de las cuadras de San telmo y que solamente se pueda construir hasta una altura de 9 metros, o sea mas o menos 3 pisos que la mayoria de edificaciones tiene esta altura o menos,