“Pinta tu aldea y serás universal”
Daniel García Moreno, productor y realizador audiovisual
¿Mate?, invita. En su casa de Perú y Carlos Calvo suena música clásica a tope. Radio Amadeus (FM 91.1). Sin embargo, confiesa que Mozart no es uno de sus preferidos. Entre sus favoritos están Debussy, Ravel, Satie, Wagner, Tchaikovsky, Brahms y Rachmaninoff. “Para mí la música es un camino de aprendizaje”, afirma Daniel García Moreno refiriéndose a su propia evolución, que va del rock, pasando por el jazz, el World Music, hasta la clásica, “la más compleja y completa de todas”, define.
En el estudio de Daniel la computadora es la protagonista, secundada por algunos libros y palos de golf. Prepara una silla de piano que hará las veces de mesita. Se va y vuelve con una bandeja: mate, termo, azúcar y tres facturas. “Ya que estamos, merendamos”, dice y lanza una de sus típicas carcajadas. Se nota que le gusta recibir gente, charlar, conocer a las personas. Hablamos de El Sol -nos lee-, los amigos en común, la lluvia que no cesa.
Empieza por mostrarme su tesoro más preciado: las fotos de sus trabajos, algunos de ellos legendarios, como “De Ushuaia a la Quiaca”, el proyecto que dirigió en 1985 basado en la gira de León Gieco, producido por Gustavo Santaolalla. “Al principio iba a ser solo un disco, fue Gustavo quien tuvo la idea de llevar la cámara y registrar todo”, explica. En total fueron 450 presentaciones en todas las provincias argentinas y 110.000 kilómetros recorridos. La obra conceptual incluye un libro con fotos de la travesía y tres discos con los ritmos característicos de cada región, desde Leda Valladares en los valles tucumanos hasta Isabel Parra en el Canal de Beagle, pasando por el Cuchi Leguizamón y Sixto Palavecino. “En ese momento no era como ahora que llevás una camarita y grabás en alta definición. Teníamos que llevar nuestro propio generador eléctrico para poder hacerlo en los pueblos donde no había luz”, agrega.
Esas cuarenta horas de grabación en video abrieron un camino no solo en la historia del folclore nacional sino también en la manera de combinar la música con el documental. La edición de la obra marcó un hito en la producción alternativa. Lejos del objetivo de “hacer dinero”, centrado en mostrar el mapa musical argentino. Veinticinco años después de su lanzamiento se hizo una nueva versión de “De Ushuaia a la Quiaca”, para el canal Encuentro.
La historia profesional de García Moreno arrancó a principios de los años ochenta. A diferencia de Charly, su hermano mayor, que tocaba el piano desde los cinco años y a los trece ya era profesor, Daniel no tenía idea de lo que quería hacer. “Empecé a laburar porque mi mamá, que era productora de ATC (actual TV Pública) me llevó al canal y me hizo entrar en este medio. Me encantó, aprendí muy rápido. Prestaba mucha atención a cómo se grababa, cómo se editaba, el manejo de la producción a la realización”, comenta.
Debutó con “A todo color”, uno de los primeros programas en la era post televisión blanco y negro. Dos años después, en 1982, se lanzó a realizar programas propios. Ya como productor audiovisual independiente empezó a filmar los videos de Charly, como “Clips modernos” y “Piano bar” y a grabar sus conciertos en vivo.
Paralelamente fue creciendo su trayectoria como director televisivo: “Quizás porqué”, programa conducido por Palo Pandolfo en ATC, “Rocanrol”, con Antonio Birabent, por América, “La cueva” por Telefé. Trabajó con Jorge Lanata (“Día D”), Juan Castro (“Zoo”), Maru Botana (“Sabor a mí”) y Mariana Fabbiani (“Mariana de casa”). Fue socio artístico de Alejandro Stoessel (padre de “Tini”) durante muchos años.
Con “Parte de la religión” y “Cómo conseguir chicas” se convirtió en el integrante audiovisual de la banda, registrando sus giras por Nantes y Nueva York.
Vuelve a la compu y me muestra parte del último show de su célebre hermano en el Gran Rex. “Mirá esta parte con Billy Bond, que es tremenda”, dice refiriéndose al cantante quien produjo por primera vez a Sui Generis, cuando lanzó el mítico disco “Vida”.
¿En qué parte del proceso está “Líneas paralelas”, la película basada en la vida de Charly?
La idea nació a partir de los conciertos que dio en el Colón, después se extendió a toda su carrera y a su vida en general. Una mezcla de documental y película. Lo que pasa es que Charly tiene el corte final y es un proceso lento. La estamos armando de a poco.
Cuenta que en determinado momento se encontró con mucho material inédito. Buena parte de este se transformó en “Ojos de videotape”, el programa conducido por Bobby Flores (en la TV Pública), que recorrió los cincuenta años de rock nacional y le dedicó cuatro episodios a Charly García.
¿En algún momento te pesó el hecho de ser siempre “el hermano de”?
Para nada. Todo bien. Cero celos, todo lo contrario: lo quiero y lo admiro mucho. Soy su primer fan.
Viene de familia rica, pero él prefiere obviar ese detalle. Se muestra sumamente sencillo, sensible, abierto, sincero. Está casado con Verónica Gambini (actriz y directora), con quien tiene dos hijos: Agustín (25), actor y Rocío (23), licenciada en turismo.
Vivió en Caballito, Once y Palermo hasta que llegó a San Telmo, su lugar en el mundo. “Con Vero primero alquilamos un departamento en Humberto Primo y Tacuarí, hasta que en 1989, vinimos acá”, comenta, en relación al semipiso donde vive. “Nos gustaba la idea de una casa antigua, con ambientes amplios, techos altos y pisos de madera. Nos gusta el estilo del barrio”, agrega.
Después de tantos años en San Telmo, tiene muchos amigos-vecinos. “De hecho, me gustaría contar pequeñas historias de las personas que habitan el barrio. Uno que tiene un bar hace 30 años, personajes, situaciones, lugares. Cosas chiquitas. Me encantaría hacer micros documentales para un sitio web. Es un proyecto artístico, no comercial. “Pinta tu aldea y serás universal”, dice este hombre de ojos celestes.
Con ese mismo concepto minimalista, Daniel guarda fotos de momentos pequeños pero importantes: el brote de una planta que crece en un vaso con agua, un chocolate en su mesa de luz, el humo que emana de una pava que, a su vez, refleja su imagen fotografiándola.
Su vida transcurre entre la música (toca algo de guitarra y piano), el trabajo y los deportes: va a nadar al Suterh (el club del sindicato de trabajadores de edificios) y practica golf en el Campo Municipal (en Palermo).
Ahora suena Chet Baker. Ya no queda agua en el termo y las facturas siguen allí, intactas, como testigos mudos de una hermosa charla que disfrutamos los dos.
Diana Rodríguez