San Telmo sucio: en búsqueda de soluciones
¿Cómo entender el tema que nos preocupa a todos pero parece tan difícil de resolver?
San Telmo acaba de ser catalogado como uno de los barrios más sucios de Buenos Aires por el Gobierno de la Ciudad. Sin embargo, al margen de la cantidad de programas y campañas que han pasado y se han ido sin permiso, hay soluciones, aunque tal vez no vendrán solamente de arriba.
La basura es un gran negocio. No solamente por los emprendimientos y empresas que se encargan de disponer de nuestros residuos, sino porque es una problemática que no falla en levantar las angustias de la ciudadanía.
En cada campaña de nuevas soluciones al desafío de nuestra suciedad, entra un nuevo gasto, empresa o contrato. Se paga a las empresas que recolectan residuos, a los servicios especiales, a los funcionarios gubernamentales que dictan cómo se debe recolectar, a quienes controlan desde ese gobierno a las empresas de limpieza, y a los legisladores que discuten leyes como la de Basura Cero, que aunque reglamentada desde hace dos años, no se implementa.
A este gran trabalenguas se suman reuniones por doquier, debates, talleres de concientización, empresas que regalan computadoras a las escuelas si juntan y comprimen muchas latitas, y sigue así ad infinitum. ¿Cuánto dinero significará este conjunto que compone el proceso de la limpieza y orden de la basura, sin sumar todos los etcéteras que no se mencionan?
Mientras tanto, para muchos la basura sigue siendo una problemática preocupante. Son 5.500 las toneladas de residuos que se generan diariamente en la Ciudad de Buenos Aires.
Todos y ninguno
Parece haber una gran pelota, pero no de trapo sino de basura, que va y viene. Cada uno hace su autocrítica pero, también, quizá sin querer, participa de un partido en el que la pelota rebota entre uno y el otro: de los vecinos al gobierno; a la empresa de recolección; a la falta de conciencia de la población; a los cartoneros o a la falta de políticas consistentes; a los comerciantes; a los recolectores que levantan las bolsas y cuando intentan embocarlas en el camión, que ya avanzó varios metros durante ese intento basquetbolista, cae cantidad de basura sobre la calle.
Al lado de este juego mareante, cada domingo, después de la feria de antigüedades, la Plaza Dorrego, que tendría que ser la joya de nuestra zona, queda en condiciones tan deplorables que muchos residentes la evaden ese día. Además de la basura que no se barre después del paso de 15.000 personas, quedan bolsas con basura de todo el vecindario y se le suman los cestos más que rebalsados, porque están pensados para un tránsito que no llega ni a la tercera parte del real. Los cestos no alcanzan. Son pequeños, se desbordan para la nueva población y estilo de vida de San Telmo que, a mayor nivel adquisitivo, consume más y, sobre todo, más packaging y enlatados.
En este juego de ellos, nosotros, aquellos y “¿yo señor?, pero mire al otro”, esa pelota, de dar tantas vueltas, se va desarmando y la basura decora las calles de este barrio del Casco Histórico. Y además de la cuestión estética, la pelota termina siendo un peligro para la salud de todos.
Según las autoridades
El Ministro de Ambiente y Espacio Público, Juan Pablo Piccardo, reconoció a los alrededores de la Plaza Dorrego como uno de los “puntos críticos” de la Ciudad en cuanto a la falta de contención del problema basural. Con cada vez más visitantes al barrio, y cada vez más negocios orientados a una población que viene a pasear—sin insertarse en el barrio y educarse sobre sus problemas—San Telmo merece una atención y una infraestructura más grande de lo que solamente requeriría su base residencial.
Aún visto desde el punto de vista de los que viven de nuestros residuos, “San Telmo es el barrio con más basura”. Ésto lo aseguran Oscar y Dudina, una pareja de cartoneros que residen en la zona, aunque recorren Once, Palermo, Constitución y La Boca. Dicen que lo que más se tira en San Telmo es papel, latas, y botellas .“Se nota que acá la gente toma mucha gaseosa y consume mucha comida”, comenta Oscar.
Esta suciedad preocupa a Eva Valentinas, vecina de Monserrat. “Teniendo en cuenta que una gran parte de los ingresos de la ciudad los constituye el turismo, creo que es imperativo solucionar estos problemas ya que no hay un extranjero que no comente en forma negativa sobre la suciedad de Buenos Aires. Sobre todo para los que vienen de un metrópolis de la misma magnitud donde el problema de recoger y reciclar la basura se ha solucionado hace mucho tiempo—les cuesta entender que aquí es un problema que parece no tener solución”.
“Es tan pequeño nuestro Casco Histórico, sería tan fácil tenerlo limpio, pintado e iluminado para que realmente se parezca a esos libros y postales tan bonitos que publicamos, que me cuesta entender como aún no se ha hecho nada”, continúa. “Invitemos a las autoridades de Cultura y Turismo a caminar por nuestro barrio un día cualquiera o un domingo, ¡me da la impresión que nunca lo hacen!”
Dentro del marco de la política macrista que promete mejorar los problemas de la suciedad en Buenos Aires en general, Piccardo se compromete a colocar nuevos cestos de basura en la calles, además de 200 inspectores y un nuevo pliego de licitación para el servicio de recolección para el año 2009. Según una nota que salió el 4 de febrero en La Nación, “se impulsa desde Higiene Urbana la creación de una fiscalía especialista en la temática [de la basura] para que evalúe las contravenciones, y un plan para grandes generadores de residuos que colaboren con el plan”.
Además, el Gobierno de la Ciudad prometió colocar 15.000 contenedores, para sumarlos a los supuestos 12.000 que ya existen. Pero se estima que, para disponer el servicio de contención en toda la Ciudad y prever zonas especiales, se necesitarían unos 50.000 contenedores, según La Nación.
En ese marco la ONG Greenpeace dice que “toda Buenos Aires debe tener el sistema de contenedores y se debe poner en práctica la ley de Basura Cero, que está reglamentada y no se aplica”. La ley en cuestión fue articulada con la participación de Greenpeace y firmada por el ex-Jefe de Gobierno Jorge Telerman en febrero de 2006, y plantea la disminución de la cantidad de basura enviada a los rellenos sanitarios en un 50 por ciento para el año 2012 y un 75 por ciento para el 2017.
Algunos también se acordarán que en San Telmo el año pasado se realizó un proyecto piloto “San Telmo Limpia y Recicla” para explorar nuevas métodos de educar residentes sobre estos temas. Entre otras cosas, se implementó la distribución de stickers para separar residuos reciclables y un sistema de cobrar multas por infracciones al reglamento de sacar basura a la hora indicada.
“En el marco de la campaña de concientización que se realizó el año pasado, a modo de prueba, se colocaron algunos contenedores para uso de los gastronómicos en San Telmo durante los días sábados y con llave eran retirados el día domingo”, explica Gabriela Anania, gerente de Relaciones Con la Comunidad y Comunicaciones de Cliba.
“La evaluación fue positiva pero parcial, pues seguía habiendo bolsas de residuos dispuestas en las calles fuera de hora e, incluso, fuera de los contenedores. Esta experiencia sirve de base para elaborar una propuesta de ampliación de zonas donde colocar contenedores, incluyendo a San Telmo como barrio posible donde implementar este sistema no sólo atendiendo a los gastronómicos, sino pensado como nueva metodología de disposición de residuos para todos los vecinos”.
“Esos contenedores realmente resultaron”, dice el presidente de la Asociación de Comerciantes y Amigos de Plaza Dorrego, Pablo Ortiz, quien promovió parte de la iniciativa. “Nosotros generamos gran cantidad de residuos y no podemos tenerla muchas horas en el lugar por el espacio y porque es un lugar donde vendemos comida; tampoco podemos sacarla en el horario crítico de trabajo; por eso, se me ocurre que podemos sistematizar, e incluso colaborar económicamente, con el sistema de recolección puerta a puerta, con horarios convenidos por zona, para grandes generadores, si es que los contenedores no van a estar”.
El punto es, dice Valentinas, que “se invierten millones en programas, y después no hay control ni quien asegure la continuidad de los mismos. Además, cambia el gobierno y esa plata se tiró, precisamente, a la basura. Son menos de 150 cuadras en San Telmo y si nos reunimos a trabajar, pero en objetivos concretos, los vecinos, el gobierno, y quienes recolectan la basura, no puede ser que no se encuentren soluciones cuando, además, esta zona está generando cantidad de divisas a la Ciudad”.
Consejos de la comunidad
Es cierto que el gobierno y las empresas que contrata llevan una responsabilidad importante en mantener nuestras calles higiénicas. Pero también es verdad que los ciudadanos a veces tienen una cercanía al problema que les da la ventaja en cuanto a articular soluciones, aún a un nivel más humilde.
Pamela Biazzi, comerciante y vecina de San Telmo hace 30 años, ofrece sugerencias de lo que uno puede hacer en su propia casa. “Hay que comprar en lo posible envases retornables y reciclables. Otra cosa es utilizar en forma creativa todo aquello que se nos ocurra, como nos pasa con los nenes que en la escuela nos piden rollos de papel higiénico para portalápices, y como antes cuando nuestras mamas nos forraban los cuadernos con revistas”, dice.
“Después uno tendría que separar la basura en distintas bolsas sabiendo que serán abiertas, como papeles, cartones o periódicos en una para que los lleven listos. No puedo dejar de pensar en ellos cuando pienso en la basura, en los cartoneros que surgieron en la crisis de 2001, y que ya están incorporados al paisaje de la tardecita y otros a toda hora del día, buscando de lo que tiramos algo que les sirva para su supervivencia”.
Biazzi también cita a su padre, Miguel Angel Biazzi, artista plástico que vive hace décadas en San Telmo y que, hace unos diez años comenzó a buscar basura en la Reserva Ecológica por falta de materiales artísticos. Esta creatividad lo convirtió en un personaje reconocido que integra en sus obras su visión sobre pueblos originarios con los residuos encontrados.
“Hay varios ejemplos de como desde la creación se puede superar no sólo las crisis materiales, sino también las del alma”, dice Pamela Biazzi, haciendo referencia a otros proyectos creativos como la reconocida editorial de La Boca, Eloisa Cartonera, que colabora con cartoneros para convertir papel reciclado en libros de autor. “Quizá habría que apelar a los más simple, pero hay que ver cuántos intereses sobrevuelan a lo más simple”.
En contraste a estas alternativas Biazzi recuerda distintas épocas y campañas gubernamentales que hacen ruido sin aportar soluciones que perduran. “Se arma el problema y la no solución desde un poder de unos pocos”, opina. “Esto es como el cuento que dice que había un hombre que de noche hacía un pozo y de día lo tapaba y repetía la situación día tras día; así se distrae la atención de los verdaderos problemas, se desgasta a la gente”.
“He vivido 25 años fuera de la Argentina”, dice Valentinas, “y aprendí que el esfuerzo tiene que ser conjunto, no solo exigir a los demás sino también aportar nuestra parte. Sólo así se mantiene y valora el barrio en el cual vivimos, por eso insisto que nosotros— los vecinos—también debemos colaborar: lavar las veredas, pintar las fachadas, y también debemos tener multas que se apliquen a los que no lo hacen. Creo que hay mucha gente interesada en San Telmo que se uniría si se haría un movimiento alrededor de este tema”.
Otro comerciante y vecino más reciente del barrio Edio Bassi propone buscar soluciones “a medida del barrio, teniendo en cuenta sus particularidades: ser Casco Histórico y de interés turístico; su composición sociocultural; los hábitos y costumbres de sus habitantes; su dinámica comercial—especialmente la gastronómica; el boom turístico; su estructura edilicia con edificios que son antiguos y no contemplan el almacenaje de basura en su interior, como pueden hacer los nuevos, por ejemplo, de Puerto Madero; la organización interna de las viviendas colectivas que no tienen consorcio o portero, por lo que no se centraliza la salida de la basura; el tipo de veredas y calles angostas que hace que la basura en la calle sea más imponente y que también impedirían la colocación de contenedores”.
“Se trata de definir las características especiales de este barrio y que se busquen soluciones teniendo en cuenta estas particularidades”. Agrega, “en el fondo, para mí, más allá del tema puntual en cuestión que es importante y necesario en sí mismo, sirve como excusa para fortalecer el tejido social instalando temas que nos importan a todos para volverse a pensar como ‘comunidad’ y no tanto como individuos aislados”.
Como propuesta concreta, se le ocurre a Bassi preparar “una campaña de comu-nicación, que sería diseñada por gente que conoce el barrio, buscando el apoyo de comerciantes para generar un compromiso barrial e identificación”, explica. “Algo desde adentro”.
San Telmo, barrio de alto valor inmobiliario y de interés cultural, histórico y turístico, está al ojo no sólo del resto de la Ciudad, sino del resto del mundo que lo viene a visitar. Aunque sea una solución compartida entre residentes, el gobierno, y el sector privado, la necesidad de encontrar una forma de achicar esta pelota de basura no se puede ignorar por mucho tiempo más.
—Nora Palancio Zapiola y Catherine Black
El Sol de San Telmo invita nuestros lectores a una mesa redonda sobre la cuestión de la suciedad en el Casco Histórico el 27 de marzo a la tarde. Nuestro objetivo es concretizar unas medidas concretas que la comunidad pueda adoptar para mejorar la situación. Invitamos a todos los interesados—residentes, visitantes, especialistas, curiosos—asistir y aportar. Vean el recuadro abajo para más información.
Algunas sugerencias brindadas por los entrevistados:
* Poner contenedores en el barrio y separarlos por tipo de generadores.
* Más cestos de residuos y más grandes, y que tengan un diseño que identifique al barrio.
* Servicio especial de recolección puerta a puerta para los gastronómicos de gran generación, incluso con la posibilidad de que ellos paguen un costo adicional.
* Separar la basura en los hogares.
* Comprar envases retornables como vidrio en vez de plástico o latas.
* Usar un bolso o changuito para hacer compras y no bolsitas de plástico
* Un programa que implique arreglo de veredas, seguimiento de su cuidado, limpieza de las mismas e hidrolavado de calles.
* Revisar la norma que dicta el horario para sacar la basura o el horario para recolectarla y difundirla por vías locales, como las escuelas, organizaciones sociales, y medios.
* Reciclar, usar materiales reciclables con creatividad.
* Informarse sobre la peligrosidad de reciclar determinados materiales.
* Realizar un programa de comunicación desde el barrio y para el barrio.
* Pensar a los cartoneros como personas y no exigir que se vayan de los frentes.
* Lavar las veredas todos los días.
La nota es de un gran valor para intentar solucionar un problema severo. Respecto de los testimonios, me parece que faltan voces de gente que conozca el barrio, que lo quiera y que entienda lo que es vivir en comunidad. Alguien que vivió décadas afuera sabe mucho de vivir afuera y seguramente poco de vivir adentro. No es certero decir que el problema en Europa se solucionó, apenas le encontraron la vuelta para mantenerlo a raya. Si no, preguntenle a los italianos. Habrá que reconocerles en cambio que aprendieron de las hambrunas y la mugre que mató a miles y miles de europeos siglos atrás. Ciertamente muchos más que los que mató la fiebre amarilla y la mugre de finales del siglo XIX precisamente aquí, en San Telmo.
Felicitaciones por hacer propia una inquietud de muchos y trabajar en pos de una solución.
Patricia Barral
periodista
San Telmo
Acá hay un problema claro: la basura está porque la gente es sucia. Si yo tiro la basura en bolsas en el horario que corresponde , no tengo problemas; pero si los negocios tiran la basura en una esquina convertida en un microbasural, ahí la culpa la tiene el gobierno de la cuçiudad que no labra multas ni se ocupa que esa basura sea acumulada en lugares determinados. Los cartoneros son personas, no caben dudas… pero lo sufrimos en todos los barrios, ensucian y no les interesa nada.acumulan en ghettos improvisados su mercadería purulenta y los vercinos nos jodemos . es así, por más feo que suene.Hay que reclamar a las autoridades más rigidez, y más cumplimiento de sus funciones en higiene.
muy bueno
aca con mi amiga estamos en la escuela haciendo un trabajo de basura
cero y esto nos sirve mucho
esta muy buena esta pagina
si me pueden contestar algunas cosas les voy a agradecer me va a servir de mucho para los trabajos
bueno los saluda patricia y claudia
es muy largo