La vanguardia neoyorkina en San Telmo
Mariano y Chloe Airaldi, padre e hija.
Para la mayoría de los argentinos hablar del 2001 implica recordar una etapa dolorosa que significó una profunda crisis social y económica. Pero para los Airaldi, que por entonces vivían en Nueva York, la fecha está asociada a otra historia trágica: ambos sobrevivieron de casualidad al atentado a las Torres Gemelas.
“Vivíamos a 10 cuadras de las Torres. Mi papá tenía una reunión a las 9 de la mañana a la vuelta de ahí, a donde pensaba ir después de llevarme al colegio. Pero por algún motivo nos retrasamos y vi por la ventana cuando se estrelló el primer avión. Fue un caos. Humo, escombros, gente corriendo, desesperación. No sabíamos qué hacer, pensábamos que había sido un accidente y fui al colegio igual. Estando allí, empezaron a llamar a los padres para que nos fueran a buscar y poco después nos enteramos que se trataba de un ataque terrorista”. La que cuenta la historia es Chloe Airaldi, una sencilla y bella joven de 25 años -licenciada en Comunicación Social-, que habla con suavidad. Todos los días viene en bicicleta de Recoleta a San Telmo para atender el café que lleva su nombre en Estados Unidos 425 -CABA- (donde antes estaba la heladería Nonna Bianca).
Su padre, el reconocido “artista multimedia” Mariano Airaldi, está a cargo del Centro de Desarrollo Cultural Airaldi (CDCA) -ubicado detrás del café, en el amplio espacio del local-, donde se ofrecen actividades gratuitas. El Centro -dedicado a la vanguardia-, está diseñado para promover las artes experimentales: performers, poesía, cine, fotografía, instalaciones; entre otras.
Mariano destaca que no es solo un centro cultural sino que es un centro “de desarrollo” cultural, porque funciona como un laboratorio que intenta crear un nuevo movimiento en un barrio tan hermoso como el nuestro. “Lo importante del lugar es que es una plaza cultural con entrada libre y gratuita, donde la gente puede ir durante el día a trabajar, hacer talleres abiertos, estudiar, pintar, lo que quiera. También hay una cápsula para escuchar música y otra para ver películas, hacer talleres abiertos: es un lugar abierto al público.
Hijo de diplomático y aficionado a la fotografía, a los 19 años fue a “hacer arte” a Nueva York. Pronto se vinculó con la prestigiosa Parson School of Design (Escuela de Arte y Diseño de la Universidad The New School en la ciudad de Nueva York), donde comenzó como asistente y luego fue profesor.
“Lo mío siempre fue abrir espacios: primero alquilé en un edificio que anteriormente había sido una casa funeraria (de ahí el nombre “X Funeral Home”), un lugar para recibir gente y mostrar lo que hacíamos. En su sótano, durante los años veinte del siglo pasado, funcionaba un casino a donde iban los mafiosos. Ahí empecé a hacer instalaciones a fines de la década de los años ochenta. Luego de pasar por el Village, Soho y Brooklyn, recalé en Williamsburg (un barrio bohemio de NY) donde tenía como vecinos a Allen Ginsberg y a William Burroughs que solían ir al local, al igual que otros artistas como Isabella Rossellini, Pérez Celis y David Bowie”, cuenta Mariano sobre la movida que se hizo conocida por la prensa, que llegó a compararlo con Andy Warhol. “Es un título demasiado pretencioso para mí”, sostiene el artista nacido en Londres.
¿Cómo llegaste a San Telmo?
M.A.: Estuve buscando un espacio como este mucho tiempo. Cuando lo vi, me encantó. Entonces Chloe -quien siempre fantaseó con tener un food truck al estilo neoyorkino-, me propuso hacer el café adelante y combinarlo con el CDCA. Mi idea fue traer a San Telmo un proyecto que arrancó en Estados Unidos. Vengo haciendo este tipo de actividades desde hace 30 años. Estuvimos trabajando un buen tiempo en la ambientación y abrimos hace dos meses. Ya se hizo un Festival de cine experimental que fue muy bueno y también hubo una charla de concientización de “Extinción rebelión” que es una ONG -sin fines de lucro- que está haciendo actividades en Naciones Unidas (su objetivo es la resistencia no violenta para minimizar la extinción masiva y el calentamiento global),
¿Todo es gratuito?
M.A.: En ese caso cobramos entrada porque, justamente, era para recaudar fondos para ese grupo ambientalista. Y también alquilamos el local para cumpleaños y casamientos y otros eventos. De hecho, yo me dedico al diseño de interiores, videos, ambientaciones, iluminación y fotografía. Arranco el día a las 6 de la mañana, trabajo en otros lugares y los fines de semana estoy a full acá.
¿Qué actividades ofrece el CDCA?
M.A.: Los martes hay poesía y tango, una “milonga moderna”. Los miércoles está dedicado a un club de cine. Los jueves a charlas, conferencias y performances. Los viernes hay jams de música en vivo y los sábados eventos culturales interdisciplinarios. También hay cápsulas de estimulación sensorial, con sistemas lumínicos innovadores que incluye sonido, aromas, y la interacción de elementos como el agua y el fuego.
Es un lugar donde la gente puede expresarse libremente sin muchos trámites. Todo dirigido a la expresión artística vanguardista, en el sentido de que no hay límite en las posibilidades de expresión. Por eso es un espacio multidisciplinario.
“La musicalización del espacio está a cargo de Wany (nombre artístico del DJ) de Buenos Sonidos, que cuenta con una colección de 2.000 vinilos de diferentes estilos”, señala el ex de la actriz Leticia Brédice. Y agrega: “A la edad de Chloe yo abría mi primer espacio en NY y ahora, que ella tiene 25, estamos juntos en esto: es como cerrar un ciclo”.
Diana Rodríguez