La casualidad que derivó en identidad

La historia de los colores de la camiseta del Club Atlético San Telmo es original y hasta graciosa.

Enrique A. Castagniaro en su libro “San Telmo, memorias de una pasión” -Tomo 1, pág.7-, nos cuenta cómo fue: “Las encargadas de confeccionar, como de lavar las camisetas eran Doña Pepa, esposa de Don Francisco Pantarotto y sus hijas María, América y Leonor. Dicha tarea se realizaba en los piletones del fondo de la vieja casa de su primer presidente, en Paseo Colón 1416.

El primer juego de camisetas fue azul y blanco a bastones verticales y tras el primer encuentro jugado en cancha barrosa y su posterior lavado, ellas fueron las sorprendidas cuando vieron que el azul se había desteñido, coloreando el blanco de celeste; colores que a partir de ese entonces quedaron para siempre. Siendo el mítico azul y celeste de su camiseta, el que de ahí en más se vería en cada una de sus presentaciones”.

El Club fue fundado el 5 de marzo de 1904 por jóvenes con inquietudes que aceptaron el desafío vecinal de disputar un partido de fútbol. Juan Francisco Pantarotto encabezó la propuesta y fundaron el “San Telmo Football Club”; la primera sede fue su casa y él su presidente (de acuerdo a los datos surgidos del Tomo I de los libros de Horacio Simone, reconocido como el Historiador Candombero y citado por Castagniaro).

Por sus filas pasaron figuras futbolísticas importantes como Carlos Peucelle, Orestes Corbatta, José Yudica -entre muchos otros- y Norberto Monteleone, su goleador histórico (90 goles entre 1964 y 1973).

El Candombero -así llamado por su hinchada- enfrentó momentos difíciles, pero fue refundado en 1942. Hoy disfruta de un buen presente ya que en febrero de este año ascendió a Primera Nacional, ganándole 3-1 en la definición por penales a Deportivo Madryn.

El Club San Telmo (cuya sede está en Perú 1362 – CABA y su actual presidente es Fernando Leiro), no solo es fútbol sino también abarca otros deportes como: Box, handball, hockey, Futsal femenino, Karate Do, Taekwondo; tuvo sus altibajos pero nunca dejó de ser el más identificado con el barrio que le dio su nombre, porque siempre formó parte de su paisaje y tejido social.

Paredón del Club pintado, en la calle Perú 1200.

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