La riqueza es también inmaterial
Como dice Mariana Kruk en una poesía incluida en su libro “San Telmo alrededor”:
“es una búsqueda
del tesoro infinita
en San Telmo
los hallazgos
no se terminan nunca”
La riqueza tangible e intangible del lugar ya no nos sorprende, pero sí nos enorgullece. San Telmo tiene la particularidad de la diversidad, no solo en los grupos humanos que lo habitan sino en los diferentes edificios que responden a las necesidades socioculturales de cada época.
Nuestra pequeña aldea se nutre de esa diversidad y la alienta, tratando de que no gane la chatura de lo idéntico, lo estructurado, lo previsible.
Pero esta forma de vida no es para cualquiera, seamos conscientes de ello porque de lo contrario el rezongo cotidiano no dará paso al disfrute de la sorpresa, sino que se transformará en un lamento sin fin.
Esto no quiere decir que San Telmo deba perder su identidad, al contrario, es esa identidad diversa, enriquecedora, que siempre ha caracterizado al viejo barrio enalteciéndolo por su generosidad en la inclusión.
El Arq. Fernando Giesso -miembro de una de las familias que, con su impronta, enriqueció la cultura del barrio-, encontró en su “arcón de los recuerdos” partes de una vieja guía de San Telmo/Monserrat -aproximadamente de los años setenta- donde se detallan los lugares emblemáticos, muchos de los cuales -por suerte- todavía existen. Son testimonios históricos de ese lugar que algunos añoramos por su buena vecindad, donde no se conocía la palabra indiferencia ante las necesidades de sus habitantes, ya que la ayuda era moneda corriente y el interés hacia el otro hacía que todo se transformara en una gran familia.
Asimismo, se destaca un interesante artículo de la Revista Confirmado del año 1967, donde “mucho de lo que se anticipa, se fue cumpliendo”, refiere Giesso. Y agrega: “En él se ve la calle Cochabamba al 200, la barranca entre Balcarce y Paseo Colón. Las casas de la izquierda fueron demolidas para construir la autopista y la casa de la segunda hoja, es la que estaba en Cochabamba y Balcarce, también demolida por el paso de la autopista”.
De cualquier manera, muchos de nosotros volvemos a elegirlo, porque sabemos que la semilla de esa comunidad solidaria y comprensiva está y seguirá estando, en la medida que nos reconozcamos como parte de un lugar en el mundo enriquecido por su historia y su idiosincrasia.
Isabel Bláser