Características del barrio
Teniendo en cuenta que en 1776 la ciudad ya era la capital del Virreinato, las personas relacionadas con los trabajos portuarios y/o los mataderos fueron los que comenzaron a habitar las cercanías por sus actividades, creando así los barrios de San Telmo, Monserrat y el de la Concepción.
Sin embargo y en contraposición a lo que actualmente sucede, en la época virreinal había una zona de paseo sobre la ribera del Río, llamada el Paseo de la Alameda o sea que la ciudad, en su origen, tenía un gran contacto con el río. Tanto era así que sus habitantes lo usaban para el lavado de ropas en las toscas de la costa y para el aprovisionarse de agua para el consumo, donde los carros de los aguateros tenían lugares preestablecidos para la extracción.
Pero esto se fue modificando cuando la costa se rellenó, debido a las obras que se realizaron en el puerto y la vieja alameda fue “empujada” hacia el Paseo de Julio alejando a los porteños del rio. Este desapego continúa en la actualidad, aunque de a poco logramos valorar el horizonte abierto hacia el río color de león.
A partir de 1820 la abrupta transformación de la “gran aldea” se concretó en una década, dando lugar al proceso de formación de la moderna ciudad.
En ella San Telmo tiene un protagonismo indudable ya que su columna vertebral -la calle Defensa- y también las cuadras paralelas, fueron escenario histórico de los cambios sociales, culturales y edilicios de la sociedad toda.
Su “obelisco” o eje central es la Plaza Dorrego, lugar de máxima atracción tanto para turistas externos como internos. En esa zona, en las diferentes épocas, se concentraron bares, restaurantes, espectáculos callejeros, anticuarios, negocios de todo tipo que “alimentan” la vida de sus habitantes y/o paseantes.
Se destaca, sin dudarlo, la Feria de Antigüedades de la Plaza Dorrego que se desarrolla los días domingo, con puestos de obras de arte, objetos antiguos, ropajes de época, libros, discos, joyas y todo lo que un pueblo ha vivido a través de la cultura de sus ancestros.
Entre sus arterias principales se encuentra el Pasaje Giuffra donde la Universidad del Cine copó casi toda su longitud y donde la vida estudiantil le da un diferente tinte creativo.
Desplazándonos hacia el sur, por Defensa, llegamos al Parque Lezama. Allí, los valores patrimoniales florecen a cada paso que vamos dando para llegar. En general la edificación son construcciones de hasta cinco plantas, de propiedad horizontal, de principio del siglo XX y racionalistas de los años cuarenta.
Pero todo no es luz, también hay sombras en nuestro barrio. Las ampliaciones que se realizaron de las avenidas Independencia, San Juan y Garay, dejaron marcas estructurales en los lotes atravesados por ellas, donde las medianeras expuestas degradan la arquitectura del lugar. El área es residencial, pero esta circunstancia ha hecho que sus edificaciones se desmerezcan.
Hacia el este de la Avenida Paseo Colón, las angostas manzanas edificadas son disímiles al resto del área. Esto se debe a que allí -en su momento- se instalaron industrias y talleres relacionados a las actividades del puerto y actualmente -en su mayoría- son edificios de departamentos lujosos con vista al rio. Debe hacerse notar que, hacia el norte, se han instalado edificios que albergan oficinas administrativas de empresas y hacia el sur tienen su sede entidades bancarias, periódicos y universidades. La Avenida Paseo Colón posee un sector de sucesivas recovas que enmarcan las arterias, donde se asientan Ministerios Públicos o entes estatales.
El Casco Histórico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires -donde tiene un papel preponderante San Telmo- es más que extenso, lo que le da una característica especial e inusual con relación a otros centros históricos.
Pero a todo lo que ofrece nuestra pequeña aldea, se le suma la invalorable riqueza de residentes barriales que le otorgan un aire vecinal, plagado de diversidad cultural que hacen de la convivencia un valor poco común en el resto de la ciudad.
Nuestro San Telmo es un museo al aire libre, un lugar rico en lenguas y en modos de vida de las diversas nacionalidades que lo conforman, haciéndolo igual o más interesante que los nuevos o tradicionales vecindarios donde prevalece la uniformidad.
Isabel Bláser