Evolución de la vida urbana en Buenos Aires
En la época de Garay la ciudad abarcaba quince cuadras de frente por diez de fondo. El centro cívico era la plaza, como se acostumbraba en esas épocas y en ella se encontraba la Catedral, el Cabildo y la casa del Adelantado.
En 1769 se realiza la primera división de la ciudad en seis parroquias: San Nicolás, Socorro, Concepción. Montserrat, La Piedad y La Catedral. La zona céntrica contaba con unas veinte manzanas con edificaciones compactas mientras que los alrededores contaban con algunas cada tanto.
En 1810 ya había seis conventos, dos monasterios, un colegio, un orfanato y un hospital. Todas las construcciones usaban las técnicas traídas de Europa y aplicadas en los hornos de cal, de ladrillos y de tejas que se producían para la construcción.
El centro cívico se concentraba alrededor de la Plaza Mayor donde se destacaban el Cabildo y el Fuerte, también se destacaba un anillo de templos religiosos y hacia el sur se extendía un barrio con las residencias de las clases más acomodadas de la época.
En los alrededores del centro cívico, pero un poco alejados, se encontraba el área rururbana donde se instalaban las estaciones del arribo de las carretas, con menos población y donde se mezclaban las construcciones con funciones “industriales” como los hornos de materiales de construcción con las viviendas de la población más proletaria.
Las calles principales tenían veredas de ladrillos o piedras. Todo Buenos Aires estaba edificado de ladrillos, adobes o argamasa y tierra pisadas. No se distinguían la opulencia de la precariedad, eran viviendas amplias y solidas blanqueadas con cal. Las puertas y ventanas de madera maciza orientadas al norte para darle la espalda a los vientos fríos y húmedos del invierno. Los ventanales se protegían con rejas. La mayoría de las casas ocupaban media cuadra. Había cafés, confiterías y posadas públicas.
La mayoría eran edificaciones de una planta y de tanto en tanto alguna de dos pisos ya que los edificios más altos eran las iglesias. Las casas tenían azoteas que rodeaban los techos planos. Las habitaciones se disponían alrededor de grandes patios con aljibe, adornados con plantas y flores y otra característica eran los amplios parrales que cubrían sectores de los patios para menguar la acción del sol en verano. En esos patios se reunía la familia. Era costumbre que diferentes generaciones de familias vivieran en la misma casa.
La vida social eran las tertulias donde asistía la clase alta. Allí la diversión era conversar, danzar, interpretar música con piano y guitarra y cantar. En 1810 tuvo lugar la primera temporada de ópera en el antiguo Teatro Coliseo con la presentación del tenor italiano Pietro Angelelli y la soprano Carolina Grifoni.
Otra actividad social eran las corridas de toros que fueron practicadas hasta 1819.
El abastecimiento de víveres frescos llegaba en carretas procedentes de los alrededores. Era muy abundante en Buenos Aires la oferta de verduras, frutas, carnes rojas, aves de corral, leche y pan provenientes de las quintas y chacras próximas. El pescado se obtenía de la pesca costera que se realizaba con red y a caballo y se conseguían a buen precio el patí, surubí y sábalo y eran muy preciados el pejerrey y la lisa. Por su parte el dorado y el pacú costaban más caros porque su oferta era escasa.
Desde el interior del territorio llegaban tejidos de lana y algodón, y bebidas alcohólicas, azúcar, tabaco, yerba mate y arroz y por el puerto -desde el exterior. Ingresaban la vajilla los enseres mobiliarios y otros productos más complejos.
El 7 de septiembre de 1810 la Primera Junta crea la Biblioteca Pública de Buenos Aires donde Mariano Moreno fue designado su “protector”. Funcionó desde el 16 de marzo de 1812 en un sector de la que conocemos como la Manzana de las Luces y los primeros bibliotecarios fueron Saturnino Segurola y Cayetano Rodríguez.
En 1811, en la celebración del primer aniversario de la Revolución de Mayo, el alarife Francisco Cañete realizó la obra original de la primera Pirámide de Mayo que era hueca y media 15 metros. Fue ubicada en la Plaza de la Victoria, frente a la Catedral, con el nombre de “Columna del 25 de Mayo”. En 1856 Prilidiano Pueyrredón la reconstruyó conservando en su interior la primitiva construcción y elevando su altura a 18.7 metros.
En su cúspide posee una figura que representa la Libertad, realizada por el escultor francés Joseph Duboudieu que protege a cuatro representaciones: las ciencias, las artes, el comercio y la agricultura, ubicadas al pie de la Pirámide.
En 1912 fue trasladada a la parte central de la Plaza de Mayo, más próxima a la Casa Rosada. El 21 de mayo de 1942 fue declarada Monumento Histórico Nacional.
Datos extraídos del libro “En torno a 1810” – Academias Nacionales – Editorial Abeledo Perrot – edición diciembre/2010