El Buenos Aires Museo (BAM) tiene nuevos Amigos
El Museo de la Ciudad -hace poco tiempo designado con el nombre Buenos Aires Museo -Defensa 187, CABA-, porque las autoridades de ese momento consideraron que su denominación original no indicaba el lugar de pertenencia- fue ideado, creado y dirigido desde 1968 hasta 2006 por el Arq. José María Peña (1931-2012) con el objetivo de conservar la memoria colectiva de los habitantes de nuestra Ciudad porque hace a la historia cultural de la sociedad.
En el transcurso de todos estos años y sobre todo luego del fallecimiento de Peña, quien siempre se mantuvo relacionado a él, el Museo tuvo altibajos tanto en su desarrollo como en su organización. Desde 2019 hasta la actualidad, la dirección del BAM está a cargo de la Lic. Dolores Jaureguialzo.
Al comenzar el año, José Sellés-Martínez (71) -nuestros lectores lo conocen a través de sus colaboraciones desinteresadas como Presidente del Instituto de Investigaciones Históricas de la Manzana de las Luces o por sus observaciones de lugares o elementos que “descubre” y sabe que son interesantes para difundir-, me transmitió su alegría por haber sido nombrado Presidente de la Asociación de Amigos del BAM lo que provocó mi inmediato interés en hacer conocer esta buena nueva.
Antes de entrar de lleno en la responsabilidad que le compete en esta nueva función y saber cuáles son los objetivos y proyectos de la Asociación, indagamos sobre su persona porque creemos que eso también ayudará a entender por qué pusieron el foco en él para esa tarea.
El Sol: ¿Cuál es tu formación?
J.S-M.: Soy geólogo. Hace 52 años que estoy en la ciudad universitaria -primero como estudiante y luego como profesor e investigador- y ya voy a cumplir 45 como docente universitario y en los últimos años dedicado a la divulgación científica de conocimientos de geología y también de sus relaciones con el arte y el patrimonio.
¿Tenías clara vocación docente?
® En realidad la vocación aparece cuando uno menos lo piensa. En mi época de estudiante unas compañeras se anotaron como ayudantes ad honorem en una asignatura, cuando lo supe también me inscribí. Así comencé el camino de la docencia ya que era jefe de trabajos prácticos siendo todavía alumno, porque había mucha oferta de empleo en las empresas mineras o en YPF y eso provocaba que a la mayoría de los estudiantes les interesara trabajar en ellas y no en la facultad.
Te cabe el dicho “la oportunidad hace …” en este caso al docente
® Sí, porque me di cuenta de que me gustaba y seguí hasta hoy que estoy por jubilarme. Actualmente soy profesor de la materia Levantamiento Geológico que tiene que ver con todo lo relacionado a la cartografía geológica que se trata de reconocer y recopilar el material estudiado en el campo, cómo procesarlo, cómo representarlo, cuáles fueron sus procesos, etc. Y en otra, referida más con mi especialidad de investigación, que se denomina Reología de los Materiales Geológicos enfocada en el comportamiento del material frente a los esfuerzos, investigar por qué se pliegan las rocas, cómo se fracturan… Es fascinante.
En este mundo donde muchos dejan de lado su vocación y eligen una carrera por las posibilidades concretas de empleo que pueda haber ¿Hay estudiantes interesados en la Geología? ¿Tienen idea de qué se trata?
® A veces cuando digo que soy Geólogo muchos me dicen ¡Ah qué interesante lo de las momias…! No no no, eso es ser Arqueólogo… Otros entienden mal y te califican de Teólogo… (risas). Con respecto a tu pregunta, nunca faltaron estudiantes. No es una profesión masiva, aunque tuvimos picos de 40/50 alumnos que no son muchos comparado con otras carreras, pero -por otro lado- al tener poco alumnado y buenos profesores la dedicación del docente hacia ellos es mucha, sobre todo los jefes de trabajos prácticos ya que la transmisión de los conocimientos es casi personalizada. Las clases virtuales son muy interesantes para determinados temas, pero no se puede estudiar medicina con un cadáver que se ve en una pantalla y en Geología nuestros “cadáveres” son las piedras. De hecho, hay un chiste que dice: ¿En qué se parecen los médicos y los geólogos? En que los errores de ambos quedan bajo tierra… (risas).
La amena conversación con Sellés-Martínez nos lleva a conocer que vino con sus padres y un hermano gemelo “desde España cuando tenía un año y medio, más precisamente de Altea una localidad en la provincia de Alicante. Fuimos a vivir a Villa Ballester en un chalecito con frutales, huerta, gallinero, calles sin asfalto, acequias, donde jugábamos en la calle y de tanto en tanto entrábamos para llenarnos los bolsillos de mandarinas y volvíamos a salir. Esas experiencias, que la vida urbana de los chicos criados a balcón no tiene, cuando sos grande las recordás con mucho cariño porque te formaron. Luego nos mudamos a un departamento en Santa Fe y Talcahuano que después se vendió y ahora vivo en Monserrat, en un edificio muy lindo -porque son tres con una fachada común- que fue hecho por Celedonio Pereda, para rentar”.
¿Te atrae la historia de la ciudad toda?
® Siempre digo que la vida te va dando oportunidades y uno puede tomarlas o no. En determinado momento, alrededor del año 1973, se dio la posibilidad de conocer al arquitecto José María Peña y a partir de ahí comencé a vincularme con el Museo de la Ciudad, ya que muchas veces salía con él para sacar fotos a fin de registrar lugares o detalles.
Por otro lado, cuando paseaba con mis hijos les iba mostrando detalles de los edificios; les explicaba -aunque no pretendía que se entusiasmaran, pero sí que entendieran- que había muchas cosas para mirar en la calle. Sabía que no era algo que les iba a interesar a los chicos, pero con el tiempo y por esas sorpresas que te da la vida, uno de mis hijos me agradeció que le haya enseñado a mirar para arriba.
Ayer estaba leyendo un reportaje a Martín Hernández, un muchacho que creó una cuenta en Instagram, que contaba más o menos lo mismo. Que son tus ojos los que te llevan a recorrer, mirar y eso te da cierta gratificación porque si no, no lo repetirías. Uno recorre y conoce lugares y quiere saber cada vez más.
Eso tiene mucho que ver con tu profesión…
® Sí, porque la Geología es el estudio de la tierra, una ciencia histórica. Relacionando, en lugar de estudiar el desarrollo de la tierra analizo el lugar donde vivo y trato de conocerlo en profundidad, porque esta ciudad es enorme y con una historia riquísima.
¿Tu trabajo en el Instituto de Investigaciones Históricas de la Manzana de las Luces ayudó a eso?
® Los conocimientos que fui explorando a partir de estar en el Instituto como también la formación en la facultad, ejercita el cerebro para hacer investigación de una manera seria, ya que uno se plantea un proyecto (como por ejemplo el análisis de la imagen invertida de la costa, que se ve en el dibujo de Fernando Brambila publicado en la edición de noviembre/2023 de El Sol) para analizar cómo, cuándo, qué pasó.
Esas herramientas las proporciona la facultad a través de los trabajos prácticos donde uno debe usar diversas herramientas para buscar la información, desmenuzarla y sacar conclusiones. Esa habilidad luego la aplica en lo que haga falta, porque siempre estás mirando lo que pasa o deduciendo lo que podría pasar.
Hace poco fuiste nombrado Presidente de la Asociación Amigos del Buenos Aires Museo ¿Cómo fue ese proceso?
® Sí y estoy muy contento por eso, porque son muy interesantes las posibilidades que se abren. El año pasado hubo una convocatoria de personas con las que tengo conocimientos comunes y otras que venían a través de FADAM -Federación Argentina de Amigos de Museos, Bolívar 1131, San Telmo, CABA-.
Debido a que integro la Asociación Amigos Jardín Botánico Carlos Thays de Bs.As. -porque un día Mary Santarelli, una persona extraordinaria que tiene un jardín con rosas que recibió premios internacionales, ya que es experta y profesora en el cultivo de esas flores, me comentó que estaba tratando de armar la Asociación y me uní; sumado al hecho que en su momento participé en actividades del Museo de la Ciudad, dio como resultado que me pidieran hacerme cargo de esta tarea. Acepté porque creo que son las instituciones las que hacen a una sociedad organizada.
¿Quién realizó la convocatoria?
® La Directora del BAM, Dolores Jaureguialzo, nos convocó a constituir una Asociación de Amigos porque de esa manera se puede ayudar mucho a los Museos ante una realidad difícil, sobre todo haciendo actividades que generen fondos para el mantenimiento y desarrollo de la institución.
Siendo el BAM una institución originada para conservar los valores tangibles de la Ciudad que forman su patrimonio ¿Tuvieron contacto con las autoridades que se enfocan en esos temas?
® De hecho tuvimos una reunión con Pedro Aparicio, actual Director General de Patrimonio, Museos y Casco Histórico, donde se habló de gestionar una serie de proyectos -por ejemplo Mecenazgo, que debe tramitarlo una organización civil ya que el Museo no puede hacerlo por sí mismo-.
¿La Asociación de Amigos está constituida legalmente?
® Hicimos la inscripción en la IGJ y en la AFIP, lo que generó el trámite interno correspondiente en el GCBA para que se nos reconozca y podamos suscribir el convenio que ya está a la firma. Si bien podemos actuar en ciertas actividades, no podemos hacerlo en nombre del Museo hasta que no se termine ese trámite.
¿Tendrán proyectos propios o serán los derivados del BAM?
® La idea es que transitemos por los dos caminos, naturalmente. Puede ser, por ejemplo, que el Museo nos transmita el interés en digitalizar su patrimonio gráfico, ya que tiene una colección absolutamente valiosa y habría que prevenir su desgaste y/o destrucción. Para eso, habría que crear un archivo de datos con líneas claves como: qué representa la foto, de dónde y cuándo es, quién fue el fotógrafo, etc. para que -poniendo los metadatos- se pueda ubicar lo que se necesita. Sabemos que eso lleva tiempo, además de que lo tiene que hacer una persona con experiencia y con un equipo de trabajo; luego nosotros saldremos a buscar los sponsors a fin de obtener fondos para llevarlo a cabo. En este caso sería apoyar los proyectos del Museo.
El otro tiene que ver con idear nuevos proyectos para generar un fondo propio destinado a pagar los gastos que conlleven esas acciones. Y en esto se abre un abanico maravilloso donde entran cursos, ateneos, clínicas, paseos, visitas guiadas por ejemplo para observar la arquitectura u otra para ver la parte urbanística. En este sentido posiblemente una de las primeras, como carta de presentación, podría ser la expedición geológica a la calle Florida. Se trata de una recorrida a lo largo de esa arteria mirando las piedras ornamentales de los edificios y “leyendo” la historia que cuentan esas piedras de sí mismas ¿Por qué esos colores y/o esas manchas? Eso tiene una explicación desde lo geológico que la vamos mechando también con la historia de la calle, porque todo juega en conjunto.
Es muy interesante y amplio el abanico de posibilidades
® Otra idea es generar socios adherentes o sea gente que colabore materialmente con una pequeña suma por año para apoyar, concretamente, las actividades e iniciativas de la institución. Por ejemplo, un taller o un ateneo sobre Mujeres que escribieron en Buenos Aires o sobre Buenos Aires, como Eduarda Mansilla, primera novelista argentina (1834-1892) opacada por su hermano político y escritor Lucio V. Mansilla, pero aun así muy reconocida en su época por escritores y periodistas europeos.
El Sol de San Telmo hace unos diez años atrás invitó a los vecinos a mostrar las fotos familiares, escolares, lugares del barrio, fiestas, etc. en una actividad que se llamó San Telmo Recuerda y fue un éxito
® Claro, otra propuesta sería hacer una especie de clínica para que la gente traiga la caja con sus fotografías y postales de familia y enseñarle cómo archivar ese material, identificarlo y convertir una caja llena de fotos desparramadas que luego no van a saber quiénes son las personas o lugares que están en ellas, en un legado familiar. Es muy interesante porque esos archivos son la vida cotidiana. Uno puede decir ¿A quién le importa? Pero es una documentación invalorable, sobre todo para los que estudian la vida en una determinada época y sobre todo la vida cotidiana que no aparece en ningún lado. Uno de los problemas más grandes que tienen los historiadores es reconstruir la vida diaria porque la de los personajes importantes siempre está o ha estado documentada en diarios o fotografías de la época. Lo que cuesta encontrar es cómo vivía en su casa un obrero o trabajador en la edad media, eso es muy difícil de reconstruir y sobre todo de obtener objetos que reflejen esas vidas cotidianas. Todo ello hace a la evolución de las sociedades, ya que hay objetos que se usaban que no quedaron y cuando se encuentra una foto o un pedacito de ese objeto enterrado, es motivo de estudio.
¿Hay sponsors interesados en este momento tan difícil de la economía en el país?
® Soy optimista, claro que los mecenas quieren saber qué vas a hacer con el apoyo económico que aportan, pero si mostramos los resultados con nuestras experiencias anteriores y le agregamos las que iremos construyendo, seguramente podremos ir escalando ayuda para el BAM.
Por otro lado, como en todo grupo de personas cada uno con sus profesiones u ocupaciones, tienen cercanía comercial o están relacionados con empresas o con la parte legal o como Pablo Rey que es docente y artista y nos da una mano en la comunicación gráfica. En fin, todos los roles juntos se potencian y eso hace que los proyectos bien preparados se realicen eficientemente. Pero primero debemos tener algo concreto para mostrar que podemos hacer lo que proponemos y luego la prueba de haberlo hecho.
¿Tienen fecha para la firma del convenio?
® Aun no, pero cuando sea haremos un pequeño acto donde la Directora hará la presentación de la Asociación de Amigos del BAM y allí transmitiremos cuáles son nuestros proyectos. Luego de lo cual podremos comenzar a realizar alguna de las actividades de las que hablamos, gratuitas o pagas y le daremos difusión a través de medios de comunicación y redes invitando a los que quieran acercarse y apoyarlas. Mientras tanto, el que lo desee puede ponerse en contacto a través del mail: [email protected]
No hace falta decir que El Sol está a disposición para promover y divulgar todo lo que haga al patrimonio cultural de San Telmo y sus alrededores y así se lo hicimos saber a José Sellés-Martínez, agradeciéndole su tiempo y generosidad de siempre.
Conociéndolo, sabemos que se harán realidad los sueños compartidos.
Texto y fotos: Isabel Bláser