Patrimonio gastronómico 2: las pizzerías de San Telmo
II. Las pizzerías
¿Quién no tiene recuerdos profundamente situados en el paisaje porteño que sucedieron en una pizzería? Desde la barra sencilla hasta el emporio inmenso de la Avenida Corrientes, este legado gastronómico de los italianos y españoles hace que el hecho de comer una porción caliente de mozzarella con cerveza sea tan natural en Buenos Aires como morfar un choripán o empezar el día con café y medialunas.
San Telmo, por suerte, está dotado de una variedad y calidad de pizzerías para satisfacer todos los gustos. Por ser un barrio cercano al puerto y por recibir una buena cantidad de europeos durante las décadas de inmigración del siglo XX, todavía se encuentran pizzerías que mantienen las mismas estéticas y sabores que cuando nuestros abuelos salían a comer esa misma porción de mozzarella (probablemente con moscato) antes de ir a un baile de carnaval en uno de los clubes del barrio.
Para comer una pizza sin el ambiente ruidoso y festivo que se suele asociar con una pizzería, podemos refugiarnos en la tranquilidad familiar de La Moderna, sobre Humberto Primo y Chacabuco, fundada en 1940 por los mismos hermanos que fundaron las pizzerías La Continental.
También en Mi Tío se puede almorzar en paz al lado de una de las ventanas anchas y mirar los vaivenes del barrio fuera del carnaval de los días domingo. Por supuesto, estando en la concurrida esquina de Defensa y Estados Unidos, Mi Tío también es un lugar ideal para sentarse debajo del toldo y observar la muchedumbre un domingo soleado de verano, acompañado por una fugazzetta rellena y una cerveza fría.
Para los momentos cuando queremos una pizza que tenga un sabor distinto o que no caiga tan pesada, tenemos Sr. Telmo, en la esquina de Defensa y Pasaje San Lorenzo. Su ambiente es más de restaurante y su menú es más moderno, con ingredientes exóticos como queso de cabra y brócoli, además de cervezas artesanales.
Pero para las pizzerías que retienen sus estéticas originales de cantina arrabalera, hay que visitar Tío Felipe (Balcarce entre Chile y Pasaje San Lorenzo) y Pedro Telmo. Tío Felipe se encuentra en una cuadra tranquila y arbolada donde las paredes de su salón principal están cubiertas por viejas fotos autografiadas de cantantes de tango y su vereda se llena de mesas y sombrillas en verano. El trato es tan familiar como el emprendimiento y las pizzas -que pueden ser a la piedra o media masa- son francamente espectaculares.
Pedro Telmo ocupa un local de techos altísimos que antes era un depósito de bananas en el Mercado de San Telmo, al lado de la entrada sobre Bolívar. Además de la “barra de amigos” que no se modifica por la presencia constante de turistas, se destaca por sus pizzas a la piedra y su carismático mozo Horacio Gulizia.
También en la categoría de pizzería bien de bodegón tenemos El Parque, un espacio angosto sobre Defensa entre Juan de Garay y Brasil, querido por los vecinos de la zona en parte por no tener que cruzar la frontera invisible que separa Parque Lezama de San Telmo “central”.
Finalmente, no se puede hablar de pizza en San Telmo sin hablar de Pirilo, un parador de dimensiones minúsculos sobre Defensa al 800. Todavía lleva el nombre de su anterior dueño, un personaje local cuya pizza de cancha a la madrugada está grabada en la memoria de cualquiera que se crió en San Telmo. Hoy al mando de sus hijas, mantiene el mismo mostrador de chucherías del Club San Telmo y el mismo cartel original que prohíbe escupir en el suelo.