Federación de Asociaciones Gallegas de la República Argentina
No sólo inmigraron, también son hitos culturales en nuestro barrio
Por Isabel Bláser
Evidentemente San Telmo se distingue del resto de los barrios porteños porque su comunidad se alimenta de diferentes culturas, dándole así esa vida social tan característica.
La inmigración española ha desarrollado en nuestro barrio una base cultural que hoy nos convoca a su reconocimiento y a indagar, un poco más, en la red social que logra. Con ese objetivo, me acerco a la Federación de Asociaciones Gallegas de la República Argentina, dentro de la cual se encuentra el Museo de la Emigración Gallega en la Argentina -MEGA-, que tiene su sede en Chacabuco 955. Me recibe su Presidente y Director del Museo, Don Francisco Lores Mascato y el Subdirector, Sr. Miguel Chiloteguy.
Al consultarlos sobre el origen de la Federación en nuestro país, Don Paco (como familiarmente -pero con respeto- se lo nombra) nos relata que «se formó por las luchas agrarias que había en España [Recordemos que la propiedad territorial era feudal -manejada por los hidalgos y el clero- y estaba organizada a través de sistemas de foros o sea que los amos “acordaban” con los caseiros, en muchas ocasiones sin documentación, los pagos -o foros- por trabajar las tierras y al mismo tiempo les cobraban cuantiosas cargas, lo que hacía que nunca pudieran tener renta para vivir dignamente] donde los campesinos quemaban el trigo y todo lo que tuviera que ver con la riqueza que producían, para defender su trabajo en contra de la explotación. Las familias españolas mandaban a uno o dos de sus integrantes a América (mayormente a Cuba y Argentina) y con su trabajo juntaban una parte de dinero para vivir y el resto la mandaban para solventar la lucha. Muchos integrantes no tenían educación formal por la situación social de atraso y pobreza que se vivía, pero eran trabajadores, honrados y solidarios. Además, la Federación estaba en solidaridad con la lucha antifranquista, era peligroso -también acá- por la persecución que se ejercía”.
Cuando le pregunto por qué los fundadores eligieron San Telmo para la sede, dice porque fue “donde se afincó naturalmente la comunidad inmigrante”, aunque “la Federación pasó por diversos lugares, la mayoría de ellos en este barrio hasta que, en 1942, compra la casona actual a un biznieto de Mariquita Sanchez de Thompson”.
A esta altura, la conversación se ha transformado en una charla muy amena, donde Don Paco -con sus 77 años recién cumplidos y con ese inconfundible acento gallego que no ha perdido en todos los años que reside en nuestro país- me cuenta cómo llegó a contactarse con la Federación: «yo era de O Grove -tierra del marisco- (como verán no dice “soy” sino “era”, por lo que intuyo que Argentina supo seducir a este luchador para que la sienta como propia, pero sin olvidar su origen). Vine en el año 1952, porque estaba enamorado del tango. Mis hermanas lo escuchaban en España y además vi una película de Hugo del Carril que me entusiasmó aún más. Además, tenía un amigo -Martin- que había viajado para acá y quería verlo. Cuando llegué me acerqué a la Federación y me integré a la militancia antifranquista. Allá (en España) también lo hacía pero mucho no se podía, porque sufríamos el españolismo que nos metían en el colegio. Acá sí y me fui animando». Con respecto a su amigo Martín, dice -con nostalgia- que «en una comida que se organizó lo vi, conversamos pero me habló en «porteño» y me desilusionó. Nunca más nos encontramos. El estaba en otro ambiente».
Cuenta que pasó por distintos cargos antes de llegar a la Presidencia y recordando los movimientos políticos en nuestro país, dice que «a la Federación la intervinieron cuando vino Aramburu en el 55, entraron y nos sacaron por la fuerza. Nos hicieron retirar el escudo de la Federación porque tiene la imagen de la hoz, un ancla y un libro como símbolos».
Uno no se cansa de escuchar a Don Paco, porque es un “libro abierto” que relata la historia contemporánea, vivida y sufrida en carne propia. Esa que a veces nos parece sorprendente y lejana, pero en realidad siempre se recicla.
Volviendo a las actividades de la Federación, el Sr. Lores nos comenta que “la sede está abierta a todos, pero -obviamente- que no contradigan los principios de la Federación. Por ejemplo se presta el Salón Arturo Cuadrado -todos los martes- a La Cámpora para que dicten clases de apoyo para los chicos de la calle, ayudándolos realizando actividades extracurriculares. Además, una vez al año se le da oportunidad a músicos, artistas plásticos -que no siempre tienen que ver con la cultura gallega-, a fin de que difundan sus obras”.
Por otro lado, agrega el Sr. Lores, “seguimos publicando el diario Galicia, medio por el cual -en la época de Franco- los inmigrantes se enteraban de la verdad de lo que pasaba en nuestra tierra”.
En cuanto al Museo, interviene el Sr. Chiloteguy, la idea es recuperar la memoria colectiva de los inmigrantes españoles a través de sus cantos, sus bailes y –especialmente– su idioma, que es fundamental para la transmisión generacional de los valores. En la actualidad existe un plan de recuperación documental con el objetivo de restaurar la memoria histórica, para lo cual se está desarrollando un centro digital en el que se guardan y restauran archivos por medio de estudiantes de la carrera de Curaduría e Historia de las Artes de la Universidad del Museo Social Argentino, con la que tenemos un convenio de otorgamiento de dos becas anuales, que les sirve a ellos para lograr experiencia en ese tipo de tareas y a nosotros, para llevar a cabo el proyecto”.
El hecho de contar con un Museo armado por los propios inmigrantes españoles de nuestro país, que se acercan a donar las huellas de su paso por este mundo, desprendiéndose de sus pertenencias para que las nuevas generaciones puedan valorar el desarrollo humano a través de ellas, da cuenta de la generosidad y el reconocimiento de esta colectividad hacia una sociedad que los ha recibido con los brazos abiertos.
Por eso, vuelca también en nuestro barrio -teniendo así una interrelación activa con él- a través de sus cursos de teatro; danza y baile; coro; gaita; idioma gallego -entre otros-, la cultura de su pueblo originario para que los descendientes no renieguen de su origen, sino que hagan un culto del mismo, porque como bien dice en su Declaración de Principios la Federación: “Que siendo la humanidad permanente y las generaciones transitorias, es deber del hombre propender en todo tiempo y lugar al mejoramiento de su especie, tanto en el orden moral como en el material, hasta conseguir, por medios de la elevación cultural, la dignificación de la personalidad humana. La preocupación esencial de la Federación será la acción cultural, considerando que sólo por la cultura los pueblos se enaltecen y los hombres dignifican” .
Termina la entrevista y les agradezco no sólo el haberme recibido sino, especialmente, por seguir sembrando en nuestra comunidad la idea de solidaridad social.