A pesar del abandono, una semilla de esperanza

La asociación civil Mirador del Lezama lucha para preservar nuestro espacio verde más importante

Por Daiana Ducca

El Parque Lezama, emplazado alrededor de las calles Brasil, Defensa, Martín García y Paseo Colón, y ubicado en una barranca que constituye una verdadera excepción en una ciudad caracterizada por la horizontalidad de sus tierras, es dueño de una topografía fuera de lo común en Buenos Aires, con árboles centenarios y gran variedad de especies, aunque hace varios años, inexplicablemente, fue dejado en un triste abandono.

Graciela Fernández junto a otros vecinos, unidos por su gran cariño al parque que representa una parte importante de sus propias historias de vida y del barrio en general, y por su calidad de testigos del abandono al que es sometido, decidieron formar una asociación civil llamada Mirador del Lezama.

Una imagen del Parque Lezama en su antiguo esplendor. Foto: gentileza de Graciela Fernández.

“Hace siete años empezamos a fuerza de encontrarnos en los mismos lugares. Cuando vimos que íbamos a tener un poco más de efecto juntos nos comenzamos a agrupar”, cuenta Fernández, quien vive a dos cuadras del parque.

La principal preocupación de la asociación es el patrimonio arbóreo. Según el último relevamiento, realizado en el año 1986, ya se había perdido un tercio de los árboles, y actualmente la cifra sigue disminuyendo: “muchos árboles están descalzados y esto significa una gran pérdida por la cantidad de especies exóticas que tiene, arbustos de las familias de las magnolias, acacias y un gomero histórico muy dañado, que se encuentra junto al Museo Histórico Nacional”, explica Fernández con gran preocupación.

Otro de los puntos que resulta de gran importancia es el estado actual de los monumentos. Hace algunos años fueron robadas dos imágenes de bronce ahuecado de Rómulo y Remo que eran parte del Monumento a la Loba Capitolina. Este monumento había sido un regalo de la ciudad de Roma a Buenos Aires para el Centenario de la Revolución de Mayo. El Monumento a la Cordialidad Argentino-Uruguaya, un obsequio del Uruguay a la Ciudad en 1936, por los 400 años de su primera fundación por Pedro de Mendoza, también fue víctima de la desidia.

En 2004, los vecinos presentaron un recurso de amparo exigiendo que se proteja al parque y en aquel momento el juez Hugo Ricardo Zuleta falló a su favor. El magistrado escuchó el reclamo de los vecinos, obligando al Gobierno de la Ciudad a cumplir una serie de disposiciones con el fin de mejorar el parque. El Gobierno apeló, pero la Cámara ratificó en mayo de 2006 lo actuado por el juez.

Finalmente, la sentencia de Cámara obligó al Gobierno de la Ciudad a ocuparse del mantenimiento del lugar. Ante la demora por cumplir con lo dispuesto, el 28 de octubre de 2008 el juez resolvió enviar una orden de embargo al director de Recursos Humanos del Gobierno porteño, sobre el salario del Jefe de Gobierno, Mauricio Macri, aplicando una multa diaria de $100, impuesta desde febrero de 2007, que seguirá aumentando hasta el cumplimiento de la sentencia, según establece el dictamen. Los vecinos, en aquel momento como litigantes, cobraron parte de esa sanción y decidieron donarla para la compra de insumos de la salita del barrio (el Cesac Nº 15).

A fines de 2008 la gestión de Macri presentó un proyecto ambicioso para recuperar el parque y su reinauguración estaba programada para los festejos del Bicentenario, en mayo del año pasado. “El plan constaba de tres etapas. La primera tenía que ver con la recuperación del anfiteatro, su fuente, y la instalación de una reja. El segundo paso incluiría los caminos internos. Y finalmente, se construiría la rosaleda, la pérgola, los juegos para niños, un solárium y una bici senda exterior”, explica la directora de Mirador Del Lezama. Pero finalmente esta iniciativa “jamás se concretó”.

El mirador del Museo Histórico Nacional, en el Parque Lezama. Foto: Edgardo "Super 8" Gherbesi.

Otras de las cuestiones que preocupa a los vecinos de la asociación es la feria que se realiza los fines de semana en la zona baja del parque. El fallo del juez Hugo Ricardo Zuleta además de exigir la recuperación del parque, le demandaba a la Ciudad una solución en torno a la feria, que según la asociación contribuye al deterioro y la suciedad del espacio.

«El juez pidió que, si no se ponían 20 baños químicos, la feria se levantara. Pusieron tres y siguió. (Los artesanos) tienen derecho a tener la feria pero no en este parque, no es el lugar adecuado. Se siguen firmando permisos pero el parque no puede soportar ese uso», afirma Fernández.

Los vecinos hace años denuncian el estado de abandono de este espacio verde que antiguamente constituyó el jardín de la quinta colonial de Gregorio José Lezama y que representa hoy un Área de Protección Histórica y Monumento Histórico Nacional. Espacio que en la actualidad dista de ser aquel lugar de ensueño que inspiraba a grandes escritores como Ernesto Sábato, convirtiéndose en víctima de una desidia que jamás pudieran haber imaginado los porteños que paseaban por ahí hace unas décadas. Pese a este panorama poco alentador, el valor patrimonial que tiene este espacio sigue reflejado en los sentimientos de vecinos comprometidos como Fernández, quien asegura: “Seguiremos insistiendo”.