Hugo Lorenzotti, el barrendero de la cuadra
A Hugo lo conocen los vecinos por su pelo gris, su rostro de actor de cine y su vida increíble. Vivió muchos años en los Estados Unidos y le gusta que “vuelvan” algunas palabras en inglés entre sus frases.
¿Hace cuánto que trabajás de barrendero?
16 años.
¿Siempre acá en San Telmo?
No, en Retiro, Congreso, Palacio San Martin, La Boca,… ¡Todo Buenos Aires! Acá en San Telmo hace como 6 o 7 años.
¿Y tenés un perímetro delimitado?
¡All right! Empiezo en San Juan y Defensa, hacia Brasil, con los peines para Balcarce y para Bolívar. ¿All right? Vereda, cordón y ..¡ You know! … ¡Tachos!
¿Cómo funciona, hay turnos?
Son tres turnos. Somos tres turnos de barrenderos. Tenemos un “levantador” en el turno nuestro que empieza alrededor de las once u once y media de la noche. Otro que levanta los tachos; los contenedores a las diez y media, once, once menos cuarto, once y cuarto, once y veinte ¿Me entendés? ¡Y bueno! Levantan y vacían los tachos y nosotros después empezamos a trabajar. También controlamos que los tachos estén en su lugar, en el lugar que corresponde a cada uno. El tema es que los roban, los prenden fuego, tiran la basura dentro y fuera del tacho ¿Me entendés? Así que el trabajo nuestro es mantener todo como corresponde, todos los días.
A veces los barrenderos vienen a las casas a pedir plata. ¿Eso es normal?
¡No, no! Dentro de CLIBA no es ninguna normalidad, porque nosotros tenemos nuestro sueldo. Posiblemente estén los que venden las bolsas, pero sin nada …no, eso nada que ver. Y bueno, en este momento estamos mejor que como estábamos antes que ganábamos $ 245 la quincena y ahora ganamos $ 3.000 la quincena. Nos pagan bien.
¿Hay algo que los vecinos podamos hacer para ayudarlos, para facilitar su trabajo?
No. A nosotros ni nos ayudan ni nos perjudican los cartoneros, ni nadie. Los únicos que no ayudan a nadie son los que en vez de tirar la basura dentro del tacho, la tiran donde se le “cantan las ganas”. Ven el tacho ahí y tiran la basura al lado. No hay nada más que sirva (separar plástico, cartón…). Que abran todo los cartoneros (para eso están los contenedores), pero la basura tiene que estar dentro de los tachos. Que queden los contenedores, que no los rompan y nosotros nos encargamos del resto. Que la gente respete y tire la basura dentro de los contenedores, después lo demás es trabajo nuestro. Entramos a las once y media de la noche y terminamos a las cuatro de la mañana. Me tengo que quedar, me quedo, pero ayuda no se necesita de nadie. Lo único que se necesita es que la gente tenga un poco más de cabeza, que la tenga para pensar, no para separar los hombros.
¿Te parece que falta algo en la cuadra?
Falta la continuidad de que se mantengan los tachos. Pero eso pasa en todos lados. Pasé por muchos gobiernos, pero en este momento destruyen y roban los tachos. No se respeta nada. Acá es igual que cuando estaba en Retiro, se llevan los tachos para hacer baños. Después, lo demás, todo en orden.
¿Cuántas personas trabajan de barrenderos en tu perímetro?
Un turno a la mañana, una persona. Un turno a la tarde, dos personas. Y un turno a la noche, tres personas. ¡That’s it!.
¿Y los cartoneros?
Siempre hubo cartoneros. El cartonero te ayuda. Se lleva lo que necesita. Está el cartonero prolijo y el cartonero no prolijo…
¿Alguna vez encontraste algo muy raro, muy especial, muy extraño en un tacho?
¿Especial en qué sentido? Una lechuza, un chanchito de la India, un par de ratas… Pero nunca me lleve nada (se ríe). No estoy para buscar antigüedades, para perder tiempo en eso. Estoy para limpiar y trabajar. Estuve en todo Buenos Aires. En las Avenidas Santa Fe, Córdoba, Corrientes, Avenidas largas y lo máximo que encontré fueron documentos y los entregaba. Yo no estoy para levantar ninguna cosa linda en el tacho, ni me interesa. Trabajo y nos pagan buen dinero por eso.