La hija de “la inglesa” de San Telmo
Por Isabel Bláser
Conocí a Linda Molinari hace alrededor de 20 años cuando las dos, siendo secretarias de dirección, hablábamos por cuestiones de trabajo pero siempre le agregábamos a nuestras conversaciones algún comentario personal que, sin darnos cuenta, nos iba uniendo desde un lugar más humano. En unas de esas charlas breves pero amenas, Linda me comentó que vivía en San Telmo y en ese momento entendí por qué teníamos esa especial conexión que nos había llevado a “conocernos” sin conocernos personalmente. Esto se reafirmó cuando, al fin, nos encontramos en una reunión de amigos en común.
Por eso buscando familias con historia en el barrio, me acerqué a ella, que lo habita desde su nacimiento -en 1958-, con el objeto de saber más sobre la decisión familiar de vivir en San Telmo.
Linda -entre mate y mate amargo compartido- me cuenta que su abuela Rubí Helen Andrews de Walker, maestra, de origen australiano como su abuelo Edward Harild Walker -ingeniero que trabajaba para el gobierno australiano y uno de los que construyó el Canal de Panamá-, salieron de su país para radicarse en Perú donde nacieron dos de sus tres hijas: su tía Guerita, luego Dorothey Elena -nacida en Santa Elena, Ecuador-, y su madre Lima (nombre elegido en honor a la ciudad homónima de Perú), en 1921.
En 1932 fallece su abuelo por lo que la abuela Rubí decide -contrariamente a la lógica de volverse a su país natal, para encontrarse con su familia de origen- viajar a la Argentina para radicarse. Una vez aquí, se instalan en un pensionado de Suipacha y Juncal y su madre Lima asiste al colegio Northlands y luego al colegio bilingüe San Andrés de la ciudad de Buenos Aires, con el objeto de conservar -a través de la educación- sus orígenes. Al poco tiempo de recibirse, entró a trabajar en la Oficina de Reclamos de la empresa Pan American donde se desempeñó hasta su casamiento.
Por otro lado, en 1943 -hace setenta años-, la familia se muda al departamento sito en la calle Bolívar 1011 piso 1 “D”, arriba de la farmacia que está en la esquina y que, en ese entonces, pertenecía a la familia Soba. Estando de vacaciones en Mar del Plata, Lima -a quien en el barrio le decían “la inglesa”- conoce a Jorge Molinari, siete años menor que ella, con quien se casa en 1956 y van a vivir en la casa materna, ya que su hermana mayor se radica en San Pablo, Brasil y la del medio, ya casada, vivía en Lomas de Zamora. Del matrimonio de Lima y Jorge, nacen Jorge, Linda y Cynthia.
Linda recuerda que “al lado de mi casa había un almacén con vivienda, cuyo patio nosotros veíamos desde una de las ventanas de la habitación de nuestro departamento y, también, había una mercería y peluquería frente a lo que era el cine Carlos Gardel donde ahora hay un supermercado chino (Bolívar al 1000)”. Y agrega “en la esquina de Carlos Calvo y Bolívar, hoy una casa de té, estaba el kiosco de Doña Luz con vivienda atrás y, por la entrada del Mercado de San Telmo de esa esquina, el primer negocio era una fiambrería donde mi mamá nos mandaba a comprar huevos”. Me cuenta que hizo la escuela primaria “en la Escuela Británica – Distrito Sur que estaba en Perú y Garay, que funcionó desde 1947 a 1977, porque allí no había secundaria. Era laica y tengo los mejores recuerdos de mi paso por ella. Luego fui al colegio Jesús María -Carlos Calvo 922- donde terminé la secundaria en 1976. El cambio fue fuerte: pasar a una escuela religiosa, solo de mujeres, fue duro”.
En ese entonces, cuando tenía 12/13 años “había amigos ´de la esquina´ y los míos paraban en Defensa y Carlos Calvo. También nos juntábamos para hablar de todo en la de Carlos Calvo y Perú. Las chicas hacíamos collares con mostacillas y los vendíamos en la Plaza Dorrego, alquilábamos las bicicletas en Mila -Defensa 402- e íbamos mucho al Parque Lezama” y agrega “en mi etapa mística formé parte del grupo Prioridad Juventud, de la Iglesia de San Telmo que, entre otras actividades, daba misa en el Hospital Borda”.
Varios años después de la muerte de su abuela, se mudaron a la calle Garay y Defensa. Posteriormente conoce al padre de sus hijos Tomás y Pablo, con quien vive un año en el barrio de Belgrano, pero deciden regresar a San Telmo para estar más cerca de sus padres. Desde entonces habita la casa de departamentos de la calle Carlos Calvo al 400 donde en otra unidad vive su madre, “la inglesa”, quien -con 92 años- logró dejar su huella familiar en las baldosas queridas de nuestro barrio.