Glodier Biedma, mozo-artista del Bar Británico

GlodierPor Diana Rodríguez

La primera pregunta tiene que ver con el nombre. ¿De dónde viene Glodier? Él mismo quiso saber su origen y, buscando en la web, se enteró que es uno de los cinco Glodier que hay en el mundo. Pero en realidad el apellido Glodier se remonta a un médico español del siglo XIII. Por otro lado su padre, José Francisco, fue uno de los fundadores de la ciudad de Viedma. La particularidad de su nombre siempre le sirvió como una manera de comenzar un diálogo.

Nacido en Bahía Blanca, de los 10 a los 16 años fue cantante de tango. “Canté con Goyeneche, Jorge Valdés, María Graña y Enrique Dumas”, nos cuenta con orgullo. A los 18 vino a probar suerte a Buenos Aires por primera vez. Trabajó como asistente de Nelly Raymond y formó parte de la movida tropical hasta los 20. Cuando regresó a Bahía Blanca recibió La Lira de Plata, premio que se otorga al artista sobresaliente de Bahía Blanca en “La Noche de las Liras”, como reconocimiento a su labor artística.

Dos años después se fue a Mar del Plata, donde trabajó como transformista. Allí se relacionó con el diseñador de ropa y vanguardista Pablo Forte con quien volvió a Buenos Aires. Aquí debutó en televisión (en el canal Much Music) e hizo el programa de radio “Opus Gay”, en FM Palermo. Trabajó como RRPP de boliches, organizador de eventos, asistente de prensa; entre otras actividades.

En 2005 invirtió todo su dinero en una productora y lo estafaron, fue entonces cuando conoció a Agustín Souza, actual dueño del Bar Británico (Brasil y Defensa), a quien le propuso aprovechar el espacio para organizar ciclos de arte. Comenzó exponiendo sus propias obras, en diciembre del 2012. Con una amplia sonrisa, asegura que está comenzando una nueva vida: “Dejé de fumar y vuelvo a cantar tango”, dice, al tiempo que sueña con convertir el tradicional bar de San Telmo “En un café concert para gente del barrio, sin cobrar entrada”

En abril inició los Ciclos de Arte 2013 y “Para junio y julio, estoy armando espectáculos de jazz, blues y folclore”, se entusiasma Glodier. “Espero ir mejorando la calidad de la gastronomía y -al mismo tiempo- crear un espacio para disfrutar buenos shows, exposiciones artísticas e intercambio cultural”. Director artístico y mozo, al mismo tiempo, consulta con la gente su visión como espectador. “Programo lo que me gustaría ver y atiendo como a mí me gusta que me atiendan”, explica y termina diciendo: “San Telmo tiene esa impronta tan especial, todo está cerca, es mágico”.

 

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