El mago
En Defensa y Cochabamba,
debajo de un adoquín,
duerme un mago transparente
de galera y peluquín.
Solo vive y nada espera
viendo pasar con paciencia
nubes por las azoteas.
En noches de cierta luna
y en un balcón quebradizo
intenta diversos trucos
de sangre en el Paraíso.
Todo lo mira al trasluz
de una gota de desdén;
terciopelo y seda pura
paso de vals y satén.
En esa esquina de hambre
dice el mago una canción:
versos de llanto y olvido
borrados de un paredón.
Sueña sueños incompletos
de madera y de desdichas
y espera cielos eternos
que lo lleven al descuido
como así, como si fuera.
Poesía/Ilustración: Armando Guerisoli