¡Animate a transformar!

Animate a transformarEl contenedor puede transformarse en un “nido de ideas”, si nosotros sabemos curiosear en él

Son pocas las cosas con las que convivimos en nuestra vida cotidiana que no despierten nuestra atención o nos sensibilicen, nos produzcan admiración o  signos vitales de la empatía humana

Hoy nos vamos a referir, ni más ni menos, a lo que encontramos en el sórdido, sucio y descuidado contenedor. Este recipiente, ubicado en nuestro barrio (como en otros), constituye un elemento nuevo que hay en las calles en los últimos tiempos y donde los vecinos del barrio depositamos todo aquello que ya no necesitamos y descartamos y también, naturalmente, la bolsa de basura que recibe “como al descuido” en un breve “vuelo bajo” que lanzamos al pasar.

¿Y por qué hoy es la fuente de inspiración para nuestra nota? En primer lugar, tal vez nuestra autoestima bastante colocada, nos permite avanzar en el tema con el mismo espíritu que lo hacemos con una planta, un personaje o una calle… o, en el perenne deseo de encontrar un “¿para qué?”, en todos los órdenes de nuestra vida, nos ha llevado a reflexionar sobre el lado, entre curioso e interesante del tema, que justamente se encuentra a la vuelta de nuestras casas.

Claro que aquí la “curiosidad creativa” hizo que un día nos detuviéramos a mirar esa patita de madera que asomaba entre los bultos… y ¡nos animamos! y tiramos de ella y ¡“apareció” una silla!. Bueno, tenía roto el respaldar pero … ¡¡En qué buen banquito se transformó!!

De pronto un frasco que, pintado, se convirtió en un precioso envase de objetos sueltos… o un perchero de pared, roto en su punta, que -serrucho mediante- terminó siendo un mini colgante de repasadores y delantales… o una caja… la forramos y… ¡al estante! Y, por qué no, a veces biblioratos o carpetas que descartan las oficinas y que nos recuerdan la importancia de ordenar nuestros papeles y logramos hacerlo.

 

Pero en medio de lo “utilitario” del tema, tengamos en cuenta que el “reciclado” juega un papel bien importante en el aporte al proyecto ecológico en la naturaleza. El perchero, el bibliorato, la silla, las cajas, cuando las re-utilizamos, ¿no estamos colaborando acaso con la disminución de la tala de árboles? A tenerlo en cuenta, vecinos.

 

Entonces, si queremos comenzar, solo es necesario: animarse; usar la imaginación; desinfectar los objetos (por razones obvias) y poner en marcha la idea.

 

En fin, si tenemos un poquito de ganas de crear, transformar o utilizar elementos que alguien descartó… pues ¡hagámoslo! Los “grises” y “tristes” contenedores se pueden convertir en “nidos de ideas” y pueden florecer a través de nuestro encantamiento, en objetos llenos de color, de bellas formas… y de luz… ¿no les parece?

 

Ahhh, un detalle… tengamos en cuenta que los recolectores tienen siempre prioridad en esta “búsqueda”, ya que forma parte de su trabajo. Si ellos están trabajando, tendremos que esperar que retiren lo que les sirve y cuando se van, husmeamos nosotros. Esa actitud es parte de la convivencia.

Lilita Vives

 

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