Celebrar la vida
En el ángulo noreste de la transitada esquina de Perú y Chile, la plazoleta Rodolfo Walsch es globalizada por fotos de turistas.
El recordatorio de la masacre de Trelew de l972 de jóvenes fusilados a mansalva, que se quiso ubicar en esta plaza apenas es sospechado por los transeúntes.
En esta esquina precisamente campea el kiosco de diarios y revistas de Polo, secundado a media mañana por asiduos invitados que saborean la charla y la cebadura de sus mates.
Estos mismos mateadores tienen la amabilidad de informar, interrumpidas sus chanzas habituales, la ubicación de las paradas de colectivos, el sitio de la “escultura” de Mafalda o la distancia de la plaza Dorrego, o de cualquier otro requerimiento de los paseantes.
Se engalanan las informaciones solicitadas por niñas de todas las edades con piropos de otro tiempo.
Otro ritual típico son los caramelos que Polo siempre tiene en sus provisiones para ofrecer a los niños que pasan y para los hermanitos que se llevan golosamente a
su casa.
Este puesto de diarios y revistas, Perú 692 esquina Chile, tiene amigos más que clientes.
Todos salen reconfortados con sesudas cartas astrales que obedecen al antiguo calendario caldeo ya que no el gregoriano y ven atendidas sus “nanas” con brebajes, pomadas o ungüentos que aconseja el mago Polo. A veces sus imanes pueden calmar dolores reumáticos, o se cuentan cuentos que agasajan la vida o la celebran.
Hay historias siempre por contar, que si no son ciertas merecen serlo, y que narradas por Polo, aunque algunas veces invariablemente repetidas, tienen el mérito de convencernos pese a que se buscarán infructuosamente en diarios y revistas su elocuente veracidad.
El rincón de Polo de Perú y Chile es el lugar apropiado para ver desfilar, paulatinamente en las mañanas, una galería de personajes que hubieran podido imaginar el mísmisimo Landriscina o RobertoArlt en sus ficciones.
El trapito recaudador, el íntimo del nuevo pontífice Francisco, el astrólogo de Villa Ballester, el conserje arrepentido…
La vida secreta de este micromundo apuesta a las quinielas, forma selecciones de futbol, y durante las mateadas todos terminan siendo aconsejados por el pícaro de Polo, experto en entreveros y romances.
R.Q. – 20 de Septiembre de 2013