Carmen López, sinónimo de San Telmo
Nuestro homenaje a un símbolo del barrio
Mi nombre es Cecilia Calderón, tengo 36 años y soy vecina de San Telmo desde hace algunos años. El motivo de estas líneas es porque algo muy triste sucedió el martes 19 de noviembre. Falleció una persona muy valorada, importante y querida por todos los que vivimos, caminamos y amamos nuestro barrio. Murió Carmen, la que fue -por más de 50 años- dueña del bar La Coruña que, lamentablemente, tuvo que cerrar sus puertas en el mes de enero pasado.
No creo que sea necesario que les relate mucho acerca del bar pues, seguramente, ustedes lo conocen quizás mejor que yo por lo emblemático y el valor cultural y social que el mismo encerraba y porque ha salido en los diarios incontables veces.
Carmen decidió cerrar el bar cuando la dueña del lugar le impuso un aumento desmedido del alquiler que era imposible de pagar, generando así el inicio de la desaparición de uno de los lugares que más historia albergaba del barrio.
Pero bueno, sobre este tema podemos conversar largo y tendido, lo cierto es que además de ser un refugio para muchos artistas, locos, bohemios y visitantes, para ella -su dueña-, fue literalmente su vida.
Por este motivo y ya sin rencores y sin especular con lo que hubiera sucedido si hubiese recibido el apoyo necesario para poder conservarlo y en consecuencia que no perdamos este valor cultural barrial, mi idea es hacerle un pequeño homenaje a ella y al Bar La Coruña.
Soy licenciada en comercio exterior pero, además, soy actriz y bailarina de folklore y con mis compañeros hemos vivido hermosos momentos de reunión allí, improvisando música, poemas o bailes. También conozco mucho a gente que quería a Carmen, que frecuentaba el lugar a diario y que sabe su historia desde los inicios, allá por los años ´50 o ´60 cuando sus padres, recién llegados de España, se instalaron en el altillo para empezar a escribir esta historia.
Creo importantísimo y necesario no olvidar, valorar y cuidar nuestra identidad y una manera de hacerlo es homenajear a las personas que fueron, son y serán quienes con su espíritu inquebrantable trabajan en silencio para darnos esta esencia, que nos enorgullece.
Cecilia Calderón
