¿Para qué es necesaria la huerta?
Para los docentes hay varios motivos que responden a la necesidad de que los alumnos experimenten poder cosechar sus propios alimentos. Por un lado los didácticos y curriculares propiamente dichos y, por otro, la posibilidad de estar en contacto con la tierra y el cultivo de los vegetales.
Todos los maestros coinciden en la importancia de concientizar sobre el beneficio de las verduras, en la alimentación sana.
En medio de una ciudad donde el acceso a la tierra y al espacio es muy reducido, aprender que podemos cultivar y consumir nuestros propios alimentos, no es un tema menor.
Además, la ciudad en sí misma no produce alimentos. Toda la comida natural viene de otras zonas del país, lo que trae como consecuencia que los niños no tengan noción de la forma ni el crecimiento natural de los productos que consumen. A esto le sumamos, culturalmente, la pérdida de la costumbre de cocinar en casa. Enlatados, envasados, congelados, precocidos y preparados de delivery cambiaron el contacto de los adultos con los vegetales y, por decantación, el conocimiento de diferentes verduras por parte de los niños.
Desde el punto de vista académico, los temas que dispara la huerta atraviesan los contenidos de ciencias naturales, prácticas del lenguaje, ciencias sociales y matemática.
En sexto grado se apunta a la formación ciudadana y el consumo responsable, haciendo foco en toda la cadena de producción de alimentos. En grados inferiores, los docentes resaltan la construcción y el manejo de herramientas que les permitan a los chicos el autoabastecimiento.
Humanamente los docentes recalcan que, en cuanto a lo grupal, fomenta la cooperación y la solidaridad entre pares que luego se extiende a todas las áreas.
Finalmente, para los más grandes de la escuela, la huerta significa el primer intercambio con el nivel medio (interactuando con la secundaria industrial en la confección de herramientas) y con el exterior, ante la posibilidad de comercializar la cosecha.
En San Telmo, hasta no hace tanto tiempo, las casas tenían tierra y gallinas y las huertas se ubicaban en el fondo del terreno. Sin embargo, actualmente, en medio del cemento y para todos los niveles sociales, el acceso a la tierra es una nueva forma de vivenciar la relación del hombre con la naturaleza, no solo como consumidor o productor sino como parte de ella.
Isabel Bláser