Una gema inconmensurable
La histórica Manzana de las Luces, de la calle Perú al 200, esconde en lo más recóndito de sí, una gema que vale la pena atesorar y apreciar. Solo es necesario atravesar los largos pasillos del Mercado de Artesanos, y surcar por los diferentes puestos de artífices para dar con ella. Elmasa Alcalde, con sus ochenta y nueve años, despliega su arte y su obra en un rincón de este anualmente visitado edificio.
De mirada profunda, cabellos color plata, sonrisa pura, y espíritu perspicaz, Elmasa se gratifica con el pasar de los turistas que admiran su trabajo, el cual desempeña ya hace más de treinta años.
Basta con observar el firme pulso de sus cálidas manos al bosquejar un paisaje y su amor por cada detalle, que uno ya puede sentir una caricia en el alma.
Hija de padre libanés, esta artista plástica es la mayor de nueve hermanos. Se emociona profundamente al recordar a su progenitor, quién perteneciendo a la cultura musulmana, esperaba que su primogénito fuera varón. Sin embargo, su primera descendiente fue una niña, una niña a la que llamo Elmasa. A pesar de sentir su nombre un aumentativo de Elma, con el tiempo descubrió que significaba “diamante”, y con ello solo ratifico el amor que su padre le tenía, y esto le llena los ojos de lágrimas al rememorarlo.
Y es que Elmasa es una gema, un diamante que no solo dibuja y fabrica su propio papel, que le fuera de lienzo, sino que también recita poesía de Borges, quién fuera su mayor exponente de la Literatura. Es sencillamente un deleite escucharla relatar fragmentos del Quijote, de autores como Cortázar, y Lord Byron. Cada pequeña ilustración la acompaña con una frase de dichos escritores. Y es que Elmasa se describe como una apasionada de las Letras.
Esta pasión, por supuesto, está ligada a sus varios años como docente en la Ciudad de Mar del Plata, donde residió la primera parte de su vida. Docencia que ejerció hasta que los militares la jubilaran en el año setenta y seis.
Cuando se le pregunta en que la inspira el barrio de San Telmo ella afirma que el barrio es el exterior. “El artista es él con referencia al exterior, porque si no se nutre no existe. ¿Acaso puede estar ausente de mis obras mi ciudad, mis años como docente, los alumnos que he visto pasar?”- afirma Elmasa. Ella sostiene que los dibujos salen del artista y que el barrio es el contexto, pero que siempre está en relación a lo que uno siente, siempre.
Allí por detrás se ven sus obras, otras tantas desparramadas sobre su mesa de trabajo. Mujeres de ojos desventurados, oníricas recreaciones en paisajes boscosos, y «desaparecidos” que forman parte del empedrado que rodea la Plaza de Mayo, son parte de sus temáticas. Inclusive retrato su propia mirada y sentir sobre la Manzana de las Luces con oficinistas y gente que va y viene frente a la fachada. “¿Cuál es la particularidad de esta pintura? Que yo estoy ahí. Esa es mi forma de ver la Manzana”, revela Elmasa sobre la misma.
Elmasa tiene cuatro hijos, tres mujeres y un varón, y es admirable ver como habiendo recorrido tanto sigue emprendiendo firmemente lo que ama. Vocación que en un primer momento decidió comenzar en las calles con una amiga con la que cursaba dibujo en Estímulo Buenos Aires de la calles Córdoba y Maipú. Hasta tiempo después que deseo en voz alta y dijo, “yo quiero estar ahí”, señalando el que hoy es su refugio para su tarea.
“Yo estoy contenta porque dentro de lo que puedo hacer, hago cosas que son mías y mientras lo hago voy haciendo cosas nuevas. Voy poniendo lo que es mío y lo que me gusta crear, amando todo a mi alrededor”, subraya Elmasa.
Al preguntarle qué mas espera de la vida, ella con su mirada limpia confiesa que le gustaría dejar testimonio de sí. “Una vida que se ha vivido mucho, tiene mucho para contar”, sostiene tras su cálida sonrisa. Y es que tiene pensado escribir, y confiesa que está intentando empezar a hacerlo.
Mientras tanto, Elmasa dibuja, la tinta y sus trazos sirven de relato. La vida de esta mujer es imposible de resumir en unos pocos caracteres. Sus manos firmes la cuentan y muestran sobre el papel.
Esta gema, bien concebida así por su padre, es digna de contemplar. Pocos se arriesgan a adentrarse hasta el final de la Manzana de las Luces y desentrañar este tesoro inconmensurable. Para quienes tengan la oportunidad, Elmasa Alcalde, es un canto a la vida y un ejemplo de que todo con pasión es posible.
Maria Florencia Sadorini