La crisis en San Telmo (y cómo sobrevivirla)
Un relevamiento del barrio y los impactos de la(s) crisis económica(s)
Es la palabra que más se escucha últimamente. Caminando por las calles del barrio se nota en restaurantes más vacíos, carteles inmobiliarios que no se cambian, vidrieras con liquidaciones y promociones casi demasiado generosas. Hay una atmósfera de preocupación generalizada, y la gente anda apretando el bolsillo. ¿Qué es “la crisis” y cómo se está viviendo y sintiendo en nuestro barrio? Y lo que tal vez es más importante, ¿cuáles son algunas estrategias para traspasarla?
Vale aclarar que son dos crisis impactando en San Telmo: la crisis política-económica nacional, que empezó con el paro del campo el año pasado, se siente en la inflación de productos masivos, y ahora está acentuado por las elecciones inminentes. Según Gustavo Lofiego, especialista en economías financieras, ex presidente del Banco de Tierra del Fuego y vecino, “los indicadores muestran que recién ahora estamos entrando en la crisis”. Cita como muestras que “la construcción está parada, los valores de las propiedades en Puerto Madero cayeron un 20% este año, el gasto público está en alza pero se está utilizando dinero destinado a servicios sociales para manejar las elecciones”.
También tenemos la crisis financiera internacional, que se entrelaza con la nacional en algunos rubros como construcción e inversiones de capital extranjero, pero afecta San Telmo en particular por su impacto en el turismo. Según el diario La Nación, la Secretaría de Turismo indicó que la llegada de visitantes del extranjero cayó 22% con respecto al mismo mes (febrero—que se considera temporada alta) del año anterior, y que el gasto de los visitantes se redujo el 35%.
Rubén Saboulard, presidente de la Asamblea Popular de San Telmo, opina que “San Telmo va ser el barrio más golpeado por la crisis, porque se mezclan dos fenómenos —la revalorización inmobiliaria y el factor potencial del turismo. Ahora que se cayó el turismo, el comercio va pagar el precio de haberse dirigido unilateralmente al turista y haber abandonado el barrio”.
Saboulard también comenta que “El fenómeno inmobiliario cambió la dinámica del trabajo, acá Cablevisión antes tenía su oficina en esta cuadra con 150 personas que desayunaban y almorzaban en el barrio. El año pasado les subieron a 8.000 dólares el alquiler y se tuvieron que ir y esa gente ya no esta más. De los 150 personas que vienen a comer al comedor de la Asamblea porque trabajan en la zona, 80% no vive en Capital”.
Patricia Merkin, directora de Hecho en Buenos Aires, una ONG situada en la zona que trabaja con gente en situación de calle —dándole una forma de ingreso a través de la venta de la revista del mismo nombre— también nota los efectos de la crisis en esta población más vulnerable.
“40% de nuestros vendedores viven en Provincia pero venden en Capital”, dice. “Ahora están volviendo muchos ex vendedores que pensábamos no iban a volver, que creíamos que estaban en otras condiciones. Esta crisis es parte de un proceso global en que el conflicto por el acceso a la vida en la ciudad es cada vez más arduo. Hay un aumento de 300% en los desalojos desde hace un año y medio. En el Paseo Colón están los pibes consumiendo paco, pero cuando la policía los corre a otros lugares eso no quiere decir que está mejorando la situación sino que los están simplemente cambiando del lugar”.
Por ahora quedan muchos factores que generan incertidumbre sobre el futuro del barrio. Sin embargo, hay algunas señales útiles para tener en cuenta, tanto para comerciantes como cualquiera que tenga un interés en la estabilidad económica y social de San Telmo.
Hicimos un relevamiento de distintos rubros de la zona, incluyendo gastronomía, indumentaria, turismo, inmobiliaria (ver recuadro) y negocios tradicionales y estas son las tendencias y patrones que descubrimos:
La caída del turismo
El turismo está bajando en Buenos Aires y por ende en una de sus zonas más populares para los extranjeros —el Casco Histórico. En todos los rubros se menciona la baja de los negocios con este público, y los que más lo sienten son los que más dependían del turista para sostenerse.
Juan Carlos Maugeri, presidente de la Asociación de Anticuarios y Amigos de San Telmo —una de las asociaciones comerciales más establecida de la zona— comenta que “el crack en los Estados Unidos justo nos tocó en la temporada alta, y bajó tremendamente la cantidad de visitantes. En algunas tanguerías bajó el 40% de visitantes. Los anticuarios dependemos más del extranjero que del local y en nuestro rubro muchos tuvieron que reubicarse dentro del barrio (fuera de la calle Defensa), en parte porque los valores de los locales están sobrevaluados”.
Sima, una tienda de cueros “boutique” que abrió en marzo de 2007 sobre Estados Unidos casi Defensa, informó que en mayo las ventas eran sólo la cuarta parte del mismo mes del año pasado. Alicia Castellano, encargada del local, explica: “Se siente mucho la crisis por la falta del turismo. Por eso muchos locales están cerrando sobre la calle Defensa”. Las dueñas del negocio, diseñadoras de artículos de lujo, abrieron el local pensando en ese target, que según Castellano forma 80% de su público.
Otra tienda de la calle Defensa, una de las más emblemáticas y pioneras de diseño de autor, Un Lugar en el Mundo, cerró recién porque no daban los números. Su vidriera era una referente del circuito de diseño en la zona durante 15 años, y su cierre es una fuerte señal de las dificultades que encuentran comerciantes que dependen de la circulación de turistas los fines de semana.
Otros comerciantes que trabajan con un público mixto informan que se siente la baja del turismo y por ende tienen que reformular su estrategia de venta para acomodarse a la nueva realidad. Pablo Ortiz, dueño del bar Todo Mundo, dice que “volvió al turismo gasolero. Ahora el turista busca el bodegón y el menú barato”.
En los últimos años San Telmo se llenó de propuestas comerciales apuntadas al turismo, pero ahora serán los que tienen antigüedad y reputación, además de una buena relación entre producto y precio, los que seguirán trabajando.
Según María Hirschfeld, una de las encargadas del hostal Carlos Gardel, “en cuanto a ocupación muchos de los otros hostels están bastante mal ahora, pero este mayo y junio estamos mucho mejor que el año pasado, aunque no lo puedo creer”. Dice que mucha gente viene por recomendaciones, ya que el hostal es uno de los más establecidos de la zona. También informa que mucha gente vuelve, dado que los precios son bastante económicos —un dormitorio, la unidad más popular ahora, sale $ 30- $ 36 la noche con desayuno.
“Donde sí se nota es en el consumo de servicios extra”, comenta. “Por ahí antes la gente te pedía excursiones, iban a la cancha, etcétera. Pero ahora nadie está gastando plata extra”.
La vuelta del vecino
Sin lugar a duda, el público más importante hoy por hoy es el local. Por más que el turismo no va a desaparecer por completo, es el residente que tiene que gastar día tras día quien determinará el rumbo de la vida comercial del barrio mientras la crisis perdura.
Lofiego cree que “los negocios que apostaron en gran parte al turismo van a sufrir más ahora porque se quedaron sin una base local. El que se mantenga lo hace porque se reubicó sus precios. Creo que van a tener que trabajar mucho con el mercado local, y ganarlo dando calidad de servicio a un costo adecuado. La gente tendría que aprovechar la nueva tendencia de microfinanzas de pequeños comercios y pequeños barrios”.
Lofiego señala Origen Bar (donde es habitué) como un buen ejemplo de un negocio con un público mixto (70-80% local), que prioriza al vecino y la calidad de atención.
Alicia Lenta, dueña junto con su hijo Martín Olivera del bar que tiene 9 años en el barrio, comenta que “los precios son los más difíciles de fijar en momentos de crisis, y se requiere un sacrificio de parte del comerciante. Pero este es el momento para dar y cuidar al cliente de siempre. El turista es bienvenido siempre, pero al local lo mimo porque es nuestra base. Mis clientes me conocen, y saben que nuestra filosofía es cuidar a la persona. Entra alguien y ya sé qué quiere tomar. Nuestro éxito está en formar parte de la comunidad. Día tras día está la panadería, está el Gallego en frente y estamos nosotros.”
Restaurant Manolo es una institución barrial (20 años en la zona), y también cuenta con un público mixto pero se prioriza al vecino. Sebastián Fernández, uno de los cuatro hermanos que son dueños del restaurant, comenta que, “la cantidad de turistas no es la misma que el año pasado, pero seguimos trabajando porque nuestro público es gente de acá. Estar nosotros es clave porque la presencia del dueño es le importa al cliente. No tenemos encargados. Cuando la gente quiere quejarse o sugerir platos nuevos lo hace directamente con nosotros, y saben que los escuchamos”.
Lenta coincide con esta idea. “Siempre decía que los negocios a los que les va bien son los que tienen los dueños al frente. Por eso no me mareo con abrir nuevas sucursales, porque no podríamos estar. Para mí la parte humana tiene que estar porque un negocio te da más que sólo dinero. Este es uno de los locales con menos rotación de empleados que hay, porque mantenemos una conducta”.
Los factores nacionales
En los locales que cuentan con un público mayormente local, mucha gente señala factores nacionales —como el conflicto con el campo y las elecciones— como los más determinantes en sus negocios.
Josefina Riveiro, dueña de la Librería Santa Cruz, dice: “La gente comenzó a tener miedo, empezando con el tema del campo el año pasado. El que tiene algo de plata la guarda. Nosotros lo notamos más que nada en la venta de cantidad por ejemplo de los repuestos de hojas Rivadavia”. Aunque tuvieron que hacer algunos ajustes, como dejar de vender juguetes, la librería tiene 30 años en el barrio y no se va a ningún lado por ahora.
Adriana Hykovech y Ricardo Martínez, dueños de la Granja Mharley, también cuentan que “bajaron las ventas un 10-20% en el último año, sobre todo después de lo que pasó con el campo. La gente está comprando menos cantidad, pero sigue viniendo. Si antes un cliente te decía ‘dame 10 milanesas’ ahora te pide 6. Pero es la misma clientela de siempre, la gente del barrio, y tenemos algunos que vienen hace 20 años”.
Para todos, un análisis de las relaciones de costo-beneficio con respecto a sus servicios es importante ahora. En el Bar El Federal notaron una baja en el negocio de almuerzo en parte porque las obras públicas entre el microcentro y San Telmo hicieron trasladar a gente que tradicionalmente venía desde ahí.
Nancy Martínez, uno de los coordinadores del EME Centro de Estética, Bronceado y Pilates, que abrió hace menos de un año para ofrecer servicios estéticos “con un toque de calidad”, dice que trabaja con más gente de oficinas que vecinos, y notaron una baja en ventas en los últimos meses. “Como no son servicios de la primera línea de necesidad, la gente retiene el dinero o viene menos seguido que antes”, comenta.
Dice Martín González, uno de los dueños de la gráfica Mafer: “Para nosotros ha sido favorable la crisis. Como hacemos menor cantidad estamos agarrando clientes de las grandes imprentas que piden una cantidad mínima para hacer un trabajo. Ahora tenemos mucho más clientes locales que turistas, en comparación con un año y medio”.
Mientras no haya un costo debilitante, como podría ser un alquiler insostenible, muchos de los locales que se mantuvieron hasta ahora con un público local tendrán buena chance de sostenerse con una sólida lógica de venta y cuidando sus clientes estables.
Manuel “Quique” Fernández, presidente de la República de San Telmo y dueño de dos locales en el Mercado de San Telmo comenta que “los nuevos comercios que vienen tienen otra manera, son más indiferentes y por ahí no se dan cuenta que el mejor cliente es el de acá porque es permanente. La gente más grande y tradicional sigue viviendo y sigue consumiendo en su barrio”.
Pero como todo veterano de las crisis y una suerte de padrino del barrio, agrega: “La gente no tiene que deprimirse. Sí tiene que ponerle buena onda, siempre inventar algo nuevo, buscar soluciones. Hay que crear y no solamente mirar para atrás”.
—Catherine Mariko Black
Los inmuebles
Uno de los sectores más afectados por la(s) crisis es el inmobiliario. Después de haber gozado de unos años de crecimiento sorprendentes a partir de 2002, muchos ven que los precios de inmuebles en San Telmo y el Casco Histórico tienen que “bajar a la realidad”. Hablamos con algunas de las inmobiliarias más conocidas de la zona (Giesso, Hilda Lew, HIT Propiedades, Bianco Bienes Raíces, Arkis, Beatriz Biscay & Virginia Arizaga y Propia) y estas son algunas de las tendencias que marcaron:
Bajaron notablemente las operaciones con extranjeros. Si la inversión extranjera fue en parte lo que impulsó la burbuja inmobiliaria de los últimos años, su retiro está provocando que la misma se pinche. Todas las inmobiliarias reportaron una bajada en ventas, operaciones comerciales y alquileres temporarios con el público extranjero.
“Tenemos un mayor caudal de compradores nacionales actualmente, cuando hace un año el perfil era netamente de extranjeros”. —Hilda Lew
“Ahora el público es el local. Hasta el año pasado la mayoría de las operaciones era con clientes extranjeros, representaban entre un 80% y un 90 % de las operaciones”. —Silvia Tagliaferri Propia Inmobiliaria
“Hay un leve movimiento de extranjeros que compraron acá pero dadas las circunstancias en sus propios países están queriendo vender. Este es el momento para vender razonablemente. —Lida de Bellis, HIT Propiedades
Bajaron los alquileres y ventas comerciales, y ventas en general. Aunque estar dentro del Casco Histórico y ser un destino turístico ofrece diversas posibilidades de comercialización (desde gastronomía e indumentaria hasta rubros más tradicionales), todas las fuentes indicaron que las ventas y las operaciones comerciales bajaron notablemente.
“El último, año las modificaciones que hemos notado es que ha mermado la inversión comercial-empresarial a diferencia de los años anteriores cuando se instaló un boom en la radicación de restaurantes, casas de diseño y marcas de primera línea”. —Jorge Bianco, Bianco Bienes Raíces
“Ventas en general están a 30% de lo que era el año pasado, y los extranjeros que compran son muy pocos. Las operaciones comerciales están casi paradas —nadie quiere arriesgar en un negocio. Los alquileres comunes de 2 años son más o menos igual que el año pasado. Alquileres temporarios bajaron un montón”. —Fernando Giesso, Giesso Propiedades
“La gente que está vendiendo ahora se resiste a acomodar los precios. Pero hoy en día es el comprador el que domina el mercado. Lo ideal sería que los propietarios se bajen las pretensiones y dejen que la rueda se mueva, porque sino la gente que iba a invertir en un inmueble va a invertir en otra cosa”. —Virginia Arizaga, Beatriz Biscay & Virginia Arizaga S.R.L.
Alquileres temporarios bajaron dramáticamente. Comparado con la situación de hace uno o dos años, cuando había una sobreoferta de alquileres temporarios (tanto para extranjeros como para estudiantes), este sector se achicó para la mayoría de las inmobiliarias, sobre todo si no se especializaban en el rubro.
—Informe: Anita Massacane, Edio Bassi y C.M.B.
El remedio a la crisis es mejorar el servicio o producto y ampliar la variedaad de la oferta, cuidando al mismo tiempo no invertir más y bajar los costos.
Hola Cata: Me gustó mucho la idea de mandar una pagina via correo. Sobre todo con informacion util.
Excelente nota. Ahora el desafío es recuperar el barrio, y que no pase como otras zonas que se pusieron de moda y cuando se desinflaron quedaron casi abandonadas.
Bravo Ana!!! Felicitaciones y fuerza que quiero seguir leyendo tus notas!
quisiera conectarme con el Sr. GUSTAVO LOFIEGO, al que nombren en esta crónica, y que conocí radicados ambos en Ushuaia. Les ruego le transmitan mi dirección de correo electrónico. Gracias
Hola, quisiera comunicarme con el Sr. Lofiego, por favor retransmítanle mi correo [email protected]; fue un gran compañero de trabajo y hace tiempo que intento hablar con el. Muchas gracias