Otra manera de vender

“No, pero se lo puedo conseguir. Deme unos días”.

San Telmo tiene magia. Basta pasar por Piedras al 1100 para ver la vidriera del autoservicio de Carlitos, llena de fotos del barrio tomadas por él mismo: la feria de Defensa, el paseo de las caricaturas, Mafalda, el Británico, Hipopótamo, etc.

“Hace 40 años que vivo acá, me gusta mucho el barrio y por eso quiero que lo conozcan más personas. Las fotos llaman la atención de la gente, tanto de los vecinos como de los que no saben mucho de San Telmo”, explica Carlitos, autor de las 50 que ilustran la vidriera desde hace casi dos años. Habitualmente sale los domingos a tomar fotografías del barrio. “Lo hago como hobby, no profesionalmente. Simplemente quise compartir esas fotos”, agrega el comerciante. Como están del lado de afuera del vidrio, tuvo que recurrir a una imprenta para que -a través del sistema de “plotters” (Plotter: máquina que se utiliza junto con la computadora y dibuja o representa diagramas y gráficos)-, las fotos no resulten dañadas por el sol.

“No soy fotógrafo profesional, lo mío es atender detrás del mostrador”, afirma Carlos, cuyo lugar preferido es el parque Lezama. “Me encanta ir allí los domingos a leer el diario”, dice el comerciante. Sobre las obras que están haciendo en el parque, asegura que “No estoy de acuerdo con que lo enrejen, pero tampoco con que lo destruyan”.

Carlitos, como lo llaman los clientes, tiene en su negocio literalmente de todo: artículos de limpieza, almacén, fiambrería, bazar, kiosco, DVDs, carga de SUBE y de celulares; entre otras cosas. Nos consta porque entra una chica y pregunta: “¿Tiene pilas para reloj?” y él contesta: “Sí, por supuesto”. Al siguiente minuto, llega una señora mayor que quiere saber si tiene algún CD de Leonardo Favio y Carlitos responde: “No, pero se lo puedo conseguir. Deme unos días”. Así es este hombre que, a pesar de sus 63 años, conserva el apodo en diminutivo.

Cuenta con la ayuda invalorable de su madre, Úrsula (86) -alias “Chola”-, que llega todos los días a las 8 de la mañana “llueva, truene, haga mucho frío o calor”, como afirma el dueño de este negocio que está en el barrio desde hace 40 años.

Nacido en Puerto Deseado (Santa Cruz), Carlitos llegó a San Telmo a los 15 años y supo que este sería su lugar en el mundo. Actualmente vive en Cochabamba y Defensa, luego de haber sufrido la expropiación de dos propiedades. La primera fue con el local que tenía en Piedras 1229, por el avance de la autopista de San Juan y luego la vivienda de Cochabamba 669, afectada por el ensanchamiento de Juan de Garay.

Hace un año y medio falleció su mujer y asegura que “gracias al negocio, salí adelante”. Tiene un hijo, Gastón (36), que aún no le dio nietos.

El comercio atrae tanto a los vecinos como a los turistas. También, ha sido -en su momento- “copada” por estudiantes de cine que lo utilizaron para filmaciones.

Carlitos, que empezó con un local que vendía solo productos de limpieza, fue agregando mercaderías hasta llegar a este presente y siempre ofrece, además de lo que uno fue a buscar, un saludo cálido y una sonrisa.

Diana Rodríguez

 

 

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