El handball santelmeño

Un equipo que apunta al logro colectivo

Una chica corre, sagazmente, con una pelota blanca en su mano izquierda. El balón -que está bien sujeto entre sus dedos- tiene un tamaño menor que el de fútbol y se vislumbra con cierta dificultad cada vez que rebota en el piso, debido al desgaste de su uso y los últimos rayos de luz del día que atraviesan –parcialmente- al campo de juego. A pesar de todo, ella prosigue su camino hacia el arco y, al verse acorralada por sus rivales, le da un pase exacto a su compañera que eleva una parte de su cuerpo, quedando suspendida en el aire por unos segundos, estira su brazo y lanza un remate que termina en gol. Entre gritos y risas, ambas muchachas se felicitan.

Más de 15 jugadoras del equipo de handball santelmeño se preparan físicamente en el Complejo Deportivo “Centenario de San Telmo” (Bolívar 1257) y también para aceitar, aún más, los valores humanos.

La cooperación mutua es la impronta fundamental que pretende establecer su entrenador, Ricardo Nieva, al grupo de trabajo: “La mayor virtud que aquí tenemos es el compañerismo y el grupo humano. Por eso cuando jugamos en condición de visitante, vamos y volvemos todos juntos en micro. Una de las cosas que más fomentamos es la gran familia”.

Nieva conoce a cada una de las jugadoras desde enero de 2010. Al principio dirigía a 12 -entre mujeres y hombres-, contaba con dos pelotas de goma y una sola de cuero para la práctica de la actividad. De aquella primera generación, un 99% persiste aún en el equipo o algunos se retiraron con la camiseta del `Candombero´.

Actualmente hay 150 jugadores inscriptos, si se suman las categorías: Primera División (mayores de 21 años), Junios, Juveniles, Cadetes, Menores e Infantiles. Hace 3 años que compiten en la Federación Metropolitana de Balonmano de Buenos Aires (Femebal) junto a otros 68 clubes.

“Ver gente del barrio que son hinchas de San Telmo porque juegan al handball y que tengan un lugar para identificarse, eso está buenísimo”, afirma Ricardo. El nacimiento de ese entusiasmo surgió con la ayuda de Raúl Nieva, su hermano y profesor de educación física, quién le ofreció a Ricardo el cargo de director técnico de la actividad. Ambos fomentaron el complejo polideportivo del club y sus diversas prácticas deportivas, como por ejemplo: el hockey sobre césped.

“Se me juntaron las dos pasiones: el handball que es mi deporte y ser hincha de San Telmo desde que nací”, reconoce el hombre que no solo enseña sino que su pasión lo llevó a ser miembro de la comisión directiva del club, en su rol de tesorero de la institución.

Ricardo Nieva empezó como arquero de balonmano en 1982, cuando solo tenía 15 años de edad. Vistió diferentes camisetas, como la de la Sociedad Escolar y Deportiva Alemana `Lanús Oeste´ (S.E.D.A.L.O) y la del Club Dorrego; entre otras.

El Club San Telmo de handball tuvo un 2014 lleno de títulos deportivos: ascendió de divisional en la Mayor (tantos damas y caballeros) e Inferiores de mujeres.

Pero Ricardo recalca que su mayor éxito fue la consolidación de un grupo sólido y unido: “Lo que más inculco es el juego en equipo. Los campeonatos lo ganan todos, no un solo jugador. Por más que seas el mejor, si no tenés un equipo que te respalde nunca vas a llegar a nada”. A lo largo de su experiencia como entrenador, resolvió problemas personales de sus jugadoras. “Siempre se aprenden cosas de los chicos. Es un ida y vuelta: uno como docente deber tener la capacidad de transmitir y saber escuchar”.

Ricardo Nieva confía en un crecimiento del conjunto santelmeño. Hace poco inauguraron el Mini Handball, una incursión y adaptación de los nenes al deporte. También consiguieron que Jesica Romero –goleadora de San Telmo con más de 400 tantos– (contabilizando sus anotaciones de Primera, Juveniles y Juniors) participara, con la selección juvenil argentina, en el Mundial de Macedonia 2014.

“El handball es un deporte muy inclusivo. La puerta está abierta para todos, siempre y cuando vengan a sumar. Sumar no significa que seas el mejor jugador, sino que seas una buena persona”, sentencia.

Martín Magurno

 

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