El transgresor, el rebelde y el revolucionario
Con la transgresión, el transgresor no solo intenta alcanzar cierto objetivo sino también mostrar que su necesidad y sus deseos (o su comodidad) están por encima de las exigencias de la norma y de la autoridad que la respalda.
La rebeldía es una característica propia del adolescente, en la búsqueda de su lugar en el mundo, para lo cual cuestiona las imposiciones de padres, maestros, otros adultos y del sistema en general.
Los cambios revolucionarios, además de radicales, profundos y generar consecuencias trascendentales, han de percibirse como súbitos y bruscos; como una ruptura del orden establecido o una discontinuidad evidente con el estado anterior de las cosas.
Aunque son conceptos parecidos, hay diferencias entre un transgresor, un rebelde y un revolucionario. Para Sergio Sinay “El transgresor no se opone al orden (o sistema) existente, sino que juguetea dentro de él. El rebelde está contra tal orden, quizá no tiene propuestas claras más allá de sus acciones de indocilidad, no ve una alternativa a desarrollar, pero puede decir contra qué se alza y por qué. Tiene causa, pero no opciones superadoras. El revolucionario, trae el anuncio de un nuevo mundo. Esto no significa que vaya a ser mejor, ni que los medios utilizados sean eficaces o morales”.
Sin embargo, hay un hilo conductor “que es común a transgresores, rebeldes y revolucionarios y es la desobediencia. Está no siempre es un atributo negativo, como bien lo advertía Erich Fromm, que apunta a que la historia humana nace a partir de esta condición”. Así, la moral convencional de los fariseos fue puesta en entredicho por las enseñanzas y el ejemplo vivo de la conducta de Jesús. El mahatma Gandhi descalificó moralmente al imperio inglés y lo obligó, sin violencia, a permitir la emancipación de la India. Martín Lutero King enfrentó la hipocresía de la sociedad estadounidense y se constituyó en líder de la lucha por los derechos civiles.
Teniendo en cuenta nuestra sociedad contemporánea, Sinay destaca que, “… hoy se nos ofrece una abundancia de transgresores y escasa cantidad y calidad de rebeldes y revolucionarios a los que valga la pena prestar atención. Y para colmo de males, muchos transgresores se creen rebeldes o revolucionarios”.
Lic. Hugo Lavorano