Si yo fuera alcalde: recuperemos la calle

La seguridad la construimos juntos, no solos

Una cosa es la seguridad y otra es la sensación de seguridad, el miedo liso y llano, aún si no pasa nada.
La oscuridad por si misma genera miedo, la sensación de no ver y ser vulnerable. NO es lo mismo andar por una avenida iluminada que por una callecita oscura.
La soledad da escalofríos, aunque sea de día, y los lugares desolados nos ponen en alerta a los bichos de ciudad.
Los lugares cuidados y seguros son los que se usan, los que queremos, de los que nos apropiamos.

La calle Defensa, una de las más transitadas del barrio Foto: www.200cables.com
La calle Defensa, una de las más transitadas del barrio Foto: www.200cables.com


Las plazas, las calles, los espacios públicos, entonces, para que generen sensación de seguridad deberían estar iluminados, poblados y con alguna figura conocida y asociada a nuestra seguridad: ya sea vecinos que sabemos que nos cuidarán o algún guardia. Esto se logra, por un lado, poniendo luces y elementos que alientan el encuentro humano. Y, por otro lado, generando actividades que llamen a juntarse y poblar estos espacios, donde se pueden cruzar vecinos alertas y policías o guardias que conozcan el movimiento del barrio.
Con horror contemplo como ponen rejas en las plazas de Capital. Ideologías al margen, la lógica pareciera ser la siguiente: si las plazas son lugares inseguros, pongamos rejas para que quienes generan inseguridad no estén ahí. Sinceramente, dudo de que ayude esta medida, y hasta lo empeora, en términos de la sensación de inseguridad que genera que no haya nadie en las calles y los espacios que pertenecen a todos estén cada vez más encerrados.
Nosotros podemos colaborar con esta idea de generar un espacio compartido iluminando nuestros frentes y volviendo a salir del espacio privado al espacio público. Propongo salir a la calle a tomar mate, como antes, charlando con los vecinos en la puerta, conociéndonos.
Propongo poblar las plazas un rato cada día, generar seguridad desde nosotros, cuidándonos unos a otros.
Salir a baldear o lavar el coche entre varios a la misma hora (se realizó la experiencia en otros barrios), juntarse a charlar en los puestos de diarios, como los vecinos de Bolívar y Juan de Garay que recuperaron la Plazoleta Castagnino y la transformaron en uno de los espacios más cuidados del barrio.
Haga la prueba. El sábado a la tarde invite amigos a charlar en la puerta, la plaza, el parque. Va  notar cómo cambia el panorama y cómo nos acercamos cada vez más en vez de alejarnos. —Carolina López Scondras

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