Ángel, el afilador

San Telmo tiene empedrado, murgas, el parque Lezama, buenos vecinos y también conserva al afilador; aquel personaje que desde siempre pasaba con su bicicleta haciendo escuchar ese inconfundible sonido, que nos despierta la memoria afectiva de nuestra niñez.

En este caso estamos hablando de Ángel que, a sus 68 años y desde hace cuarenta, recorre nuestras calles. Hurgando en su historia nos cuenta que su abuelo -que vino de Orense, España- ya era afilador. Su padre también lo fue y luego él crió a sus seis hijos con este trabajo.

Indagamos sobre su instrumento musical que produce un característico sonido y supimos que es un flautín, igual al que utilizan todos los de su oficio y que originalmente fue traído de Orense, luego los fabricaban en el barrio de Flores, pero la casa que los hacía cerró en 1980. Ahora los fabrican en una localidad próxima a Rosario, Santa Fe. Los porteños reconocemos ese sonido, aún cuando lo escuchamos desde adentro de nuestras casas. Al oírlo rara vez salimos, me incluyo, pero en esta oportunidad lo hice y sirvió para conocer esta historia de trabajo y constancia que atravesó las generaciones.

Un saludo vecinal para Ángel, su flautín y su bicicleta.

                                                                               Texto y Foto: Lilita Vives

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