Mi vecina Camila, es una perra

Ella me esquiva, evita saludarme, no quiere relacionarse con el vecindario. Todos mis intentos son vanos. Solo sale de su casa lo imprescindible y vuelve a toda prisa. Es discreta, nada sociable, vive recluida y en silencio. Me gustaría tanto que fuéramos amigas, poder decirle que su soledad me conmueve, que podríamos «patear» juntas las calles de San Telmo.

Camila es una perra… No, no piensen que es una de esas que hacen la vida imposible a los demás. Es una perra de las que hacen «guau».

Cuando su dueña -que la había encontrado abandonada en la calle- murió, Camila no quiso irse de la casa… abandonar sus recuerdos.

Quizás todavía espera que, por la puerta, aparezca esa persona cuyas caricias extraña tanto.

                                                                                                        Nelly Dutoit

 

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