Las dueñas de las profecías
Las Sibilas nos habitan
¿Saben que en la iglesia de San Pedro González Telmo se atesoran las doce Sibilas de la colección clásica? Imagino que mucho de ustedes sí, pero otros tantos no. Por eso, como es otro de los tesoros artísticos del barrio, vale la pena resaltarlo y es lo que haremos en este artículo.
Se preguntarán qué son las Sibilas. Ellas simbolizan al ser humano elevado a una condición transnatural, que les permite comunicarse con lo divino y así enviar mensajes. Eran las sacerdotisas de Apolo, de quien -según la leyenda- recibieron los dones proféticos. Se las considera la réplica femenina de los profetas. Así es que cada una tiene un nombre diferente: Helespóntica, Eritrea, Rhodia, Líbica, Cumana, Samia, Pérsica, Délfica, Tiburtina, Sanbethea, Erigia, Cumea y han anunciado al mundo pagano, acontecimientos del futuro Redentor. Por ejemplo la Sibila Cumea anunció que nacería de una virgen; la Sibila Pérsica, que sería bautizado en el río Jordán y así cada una de ellas.
Las Sibilas han sido representadas a menudo por pintores, escultores y grabadores. Figuran solas, acompañadas de los profetas, en el decorado interior o exterior de los templos especialmente dedicados a la Virgen Santísima en alguna de sus advocaciones. De esta manera, se hallan en la Iglesia de Loreto, Italia, esculpidas en mármol por Guillermo Della Porta -escultor italiano del siglo XVI- o pintadas por Rafael -pintor italiano, 1483/1520- en la Iglesia de Santa Maria Della Pace, Roma-Italia.
Volviendo la mirada a nuestra iglesia, en la sacristía del templo se encuentra una serie pictórica de doce Sibilas de autor y procedencia desconocida. El canónigo Manuel J. Sanguinetti -sobre el particular- dice: «Desde los primeros tiempos de la construcción de la Iglesia de Nuestra Señora de Belén, se guardan celosamente en la sacristía un conjunto de doce grandes cuadros en los que se representa a las doce Sibilas. Hemos -vanamente- indagado en los archivos coloniales, todo lo que se relaciona con la llegada de dichos cuadros… ¿Por qué esos cuadros fueron destinados a la Iglesia de Nuestra Señora de Belén y no a la de San Ignacio que, además de ser la más antigua, era el centro de toda actividad de los Padres de la Compañía de Jesús?; no sabemos».
“¿De dónde provienen esos cuadros? El resultado de un estudio de los pigmentos que los componen, demuestra que las manos y rostros fueron pintados por europeos y el resto de la obra fue completada y pintada en el norte. Por eso el aspecto cuzqueño de las obras. Se sabe que en el año 1731 el señor Ignacio Bustillo Zevallos (acaudalado comerciante y traficante entre España y el Río de la Plata) se embarcó en un navío rumbo a España y allí obtuvo el despacho favorable para la construcción de dicha Iglesia y la provisión de ornamentos religiosos para la misma. No obstante la procedencia de estos doce cuadros, sigue siendo motivo de investigación” explica “Beto” Ferreyra, guía de la Iglesia de San Telmo.
El Profesor Académico Héctor Schenone, dijo oportunamente sobre el tema: «Casi todos los cuadros de esta serie fueron restaurados en el siglo XIX y, algunos de ellos, reemplazados con una copia». Durante tres décadas sufrieron de un estado de abandono muy importante. La restauración de los mismos estuvo a cargo de la Universidad de San Martín, con fondos aportados por un laboratorio alemán.
Actualmente, se los puede apreciar durante las visitas guiadas que se llevan a cabo en la sacristía de la iglesia de San Telmo, pero se está pensando rever la iluminación de la misma a fin de que las Sibilas puedan ser exhibidas el próximo 14 de noviembre en La Noche de los Museos.
Silvia M. Rossi / Fotos: Hugo Del Pozo