“Soy una habladora crónica”

Elizabeth Gothelf, narradora oral

Es una de las artistas que participó, desinteresadamente, en la jornada “A la Dorrego, hace-la tuya”. Con su voz particular -potente, pero dulce a la vez- aportó su relato histriónico a la movida organizada por El Sol de San Telmo.

Su primer contacto con la narración oral fue a fines de los ’80 cuando fue a ver Cuentos a la carta”, de Ana Padovani, en La Dama de Bollini.  Licenciada en Ciencias de la Educación, desde el comienzo de su carrera, como auxiliar de jardín de infantes, siempre tuvo que trabajar con la voz. Pero fue en 1999 cuando quedó impactada por la forma de relatar películas, en el espectáculo “Maní con chocolate”, de Ana María Bovo. Entonces se dijo “esta será mi próxima profesión”.

Con un gran espíritu de búsqueda, Elizabeth estudió clawn, canto, teatro, recreación y coordinación de grupos, todas herramientas que la ayudaron a expresarse. Uno de sus primeros shows fue “Los cuentos del rebe” (“rebe” significa maestro y rabino en idish). Como integrante de la comunidad judía, Eli (como la llaman sus amigos), rescató los relatos autobiográficos con el sello de la tradición oral.

El Sol: Actualmente está muy en boga el “stand up” ¿En qué se diferencia este estilo de la narración oral?

E.G: El “stand up” busca la comicidad, siempre es autorreferencial y remata con un chiste. También se diferencia de un monólogo teatral, donde el que habla lo dice desde un personaje. El narrador es un “performer”, que puede contar en primera o tercera persona, haciendo voces diferentes de personajes como testigo. El narrador no compone un personaje.

El Sol: ¿Quiénes son tus referentes?

Mi primera maestra fue Ana María Bovo (una de las pioneras del género) y la segunda fue Juana La Rosa, quien dirigió mi primer espectáculo.

Empecé a recopilar historias familiares y los cuentos judíos, armando enlaces entre los cuentos de tradición oral. Por entonces hice “Kabbalat shabbat” (que coincide con la caída de la primera estrella del viernes a la noche), una ceremonia que se hace con vino, pan y velas. En ese espectáculo, que contó con el auspicio de la AMIA, terminaba repartiendo pan trenzado. Algo sucedía en cada función, que a pesar de que la cantidad de público variara, siempre alcanzaba el pan para que todos lo probaran.

El Sol: Poner en palabras las sensaciones es terapéutico, ¿no?

Sí, de hecho actualmente se habla del “pensamiento narrativo” como recurso para el aprendizaje y también existe la “medicina narrativa”, cuya exponente es Rita Charon, doctora en Medicina y Literatura en la Universidad de Columbia. Se trata de, a partir de los relatos, generar la empatía, la escucha que mejora la relación médico-paciente. Uno es sujeto a partir de su narrativa. El año pasado, hice el primer seminario de “Relato y salud”, un espacio para humanizar la medicina.

Gothelf es un libro abierto, que puede hablar de psicología, de pedagogía, de medicina, de cultura y hasta de antropología. Elizabeth sonríe al tiempo que habla de su profesión, que la apasiona. “Soy una habladora crónica”, se define la artista, antes de perderse entre la multitud de la ciudad para preparar una clase que dará mañana.

 

La Alianza Francesa ofrece espectáculos de narración oral de mucha calidad mes a mes.

  • 27 de noviembre – 19.30 se presentará “Media Res”, sobre mitos griegos, relatos del folclore argentino, Fairy Tales ingleses e historias urbanas de narradores contemporáneos que componen las distintas postas de este viaje de cambio y mutación. “El viajecito de Felipe” presenta un espectáculo hilarante que fracasa una y otra vez en su afán de abarcarlo todo.
  • 18 de diciembre – 19.30 será el turno de “Clásicos de terror y humor”. El terror en la ficción es una de las emociones más apreciadas por el público ávido de sensaciones nuevas y estremecedoras. El humor es la llave utilizada para entrar y salir de estas emociones. Ana Padovani con el ritmo de la palabra atrapa la atención y deja el corazón en vilo.

Diana Rodríguez

 

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