Aires líricos de San Telmo: poesía y verso del barrio

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A Los Pardos de San Telmo
Verso lunfardo de Julio Ravazzano Sanmartino

Yo soy de la sociedad
de los negros candomberos
soy compadre y milonguero
desde el día en que nací
para mí la tierra en sí
tiene formato de tango
yo soy hijo del fandango
pinta orillera que acata
la gran prosapia del tango
en mi barrio, el de las latas.

Pantalón a la francesa
saco negro y entallado
pañuelo blanco bordado
y el zapato militar

yo cuando salgo a bailar
no tengo fin en el corte
para mí es un deporte
milonguear de arrabalero
yo soy de la sociedad
de los negros candomberos.

Soy negro como el carbón
pero blanco es mi destino
si me buscan soy ladino
muy difícil de vencer
bailando me hago querer
por la mujer que me abraza
mi alma nunca rechaza
cuando me dicen te quiero
yo soy de la sociedad
de los negros candomberos.

Yo soy el negro Falucho
representante del tango
en los salones de rango
tengo entrada vitalicia
en los cortes soy delicia
por mis pasos y quebradas
mi melena alborotada
es de negro arrabalero
yo soy de la sociedad
de los negros candomberos.

Me gusta el tango con corte
y soy amante del tinto
como soy negro retinto
son sinónimo de suerte
el tango es mi plato fuerte
mi delirio mi emoción
yo bailo por intuición
porque nací milonguero
yo soy de la sociedad
de los negros candomberos.

El negro Eduardo y Falucho
la parda Manuela y Cora
Finito y la negra Flora
son mis testigos de ley
de San Telmo soy la grey
y donde mis versos están
soy el pardo Santillán
sobrino del gran trovero
aquel que cantó las glorias
de los negros candomberos.

Extraído del libro “Parlamento Reo: Filosofía del Suburbio, Versos Lunfardos, Historia del Buenos Aires Porteño”, 1976, que fue generosamente prestado al Sol de San Telmo por Pamela Biazzi

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El Parque Lezama: Poema y Reflexión
Anandi Elba Fernández

Te vaciaste de niños
de trinos y de verde
ya no hay agua en tu fuente
ya no hay fuente
ni muchacha con alas

pero hay rejas
remolinos de tierra
y árboles que se caen

y hay perros aullando
atados a las rejas

-aullidos y rejas-

pero
detrás de la nube
aún hay magnolias

hay aùn
un ala acariciando.

“Balcón Al Río”
Desde pequeña el Parque Lezama fue mi lugar de encuentro con la pertenencia. Mi padre me señalaba Paseo Colòn abajo, desde la barranca, diciendo “Hasta acà llegaba el rìo, en sus barcos a vela vinieron los españoles. Y desde aquì comenzò a crecer la ciudad hacia el puerto”.

Luego la poesìa y los años de estudiante y los bancos con las primeras miradas enamoradas. Tambièn la fotografía; recuerdo la foto que saquè una tarde despuès de la lluvia, en qué las suntuosas rejas de la Quinta de los Lezama se movìan reflejadas en un charco entre hojas de otoño.

Despuès me tocò a mì cruzar el mar hacia otra orillas y el parque crecìa dentro de mì en nostalgia y tamaño. Tantro que, cuando volvì, me pareciò pequeño.

Y la vida, que siempre me sorprendió, me devuelve a estas playas en los 80; me regalò càlidos momentos de reencuentro desde un piso 13 sobre Paseo Colòn, frente al Parque de mi memoria. Las magnolias me perfumaban las mañanas del regreso y desde el balcòn despedìa cada tarde al sol que me hacìa guiños entre los frondosos àrboles.
Hoy lo camino y lo bicicleteo con la esperanza de verlo otra vez en plenitud, con pasto en sus canteros protegiendo las raìces de los antiguos y valiosos àrboles, con estatuas sin rejas, su Museo abierto, sus veredas limpias. Parque de mi niñez y de la niñez de nuestra ciudad, que le marcò huellas digitales profundas, y la ayudò—desde este Sur—a ser la que hoy es: capital tan lejana y reconocida en todo el mundo.

Anandi Elba Fernández, poeta y educadora, nació en Buenos Aires. Viviá en Europa e India. Allí, fue parte del desarrollo de Auroville, una ciudad fundada en 1968 sobre los valores de universalidad humana, auspiciada por Unesco.

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