Anticuarios de ayer y de hoy

En los años 70 el éxito de la Feria de Antigüedades en la Plaza Dorrego, los días domingo,  provocó la llegada de los anticuarios a San Telmo y se notaba en los vecinos un cierto malestar porque -de alguna manera- fueron invadiendo el barrio. Pero luego, la zona se tornó amigable ante esa presencia y resultó una marca registrada para los visitantes extranjeros y nacionales que venían con la in-tención de adquirir una “perlita” antigua.

Podemos decir que en los últimos años, el barrio ha cambiado nuevamente su fisonomía. Llegaron -entre otros- cadenas de supermercados, farmacias, confiterías, además de las que ya había relacionadas a la gastronomía o a la indumentaria. Todo esto hizo que los locales de antigüedades, por diferentes motivos, “cedieran” hasta la esquina emblemática de Defensa y Humberto I.

A ello se agrega la eterna lucha contra la venta imposibilidad el respeto de los santelmeños, sumándole a eso la conservación de fachadas y el patrimonio histórico.

¿Queremos que San Telmo siga siendo el centro de antigüedades y obras de arte más de la ciudad?

Isabel Bláser.

 

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