Antonio Birabent – «demorado en San Telmo»
La trayectoria de Antonio Birabent se ha consolidado por diferentes caminos artísticos y expresivos, si bien la música siempre ha sido su base y su esencia. Desde la grabación de su primer disco en 1993 hasta 2005 ha compuesto, producido y registrado nueve discos. Sus primeras composiciones datan de fines de los ’80, cuando volvió a vivir a la Argentina después de una larga etapa en España. En el año 1990 formó parte de la banda de su padre, Moris, como guitarrista, y posteriormente inició su carrera solista, al principio en pequeños shows y a partir de 1993 (con el estreno de la película «Tango Feroz» y la grabación de «Todo este tiempo») para un público más masivo. Pero además Antonio ha participado como actor en películas («Tango Feroz», «El Impostor», «Lisboa», «Sabés nadar», «Stephany» o “Pequeños Milagros»), prestigiosas series de televisión («Verdad-Consecuencia», «Por ese palpitar» o «Epitafios») y se ha desempeñado como conductor de dos programas que hicieron historia en el rock argentino, «Rocanrol» y «La Cueva».
Antonio Birabent lee el diario en una mesa de El Federal y su figura se recorta en la ventana, formando un cuadro casi perfecto. Es uno más en este bar notable. Lleva un pañuelo de seda en el cuello y chaleco de traje. No es raro que su hijo se llame Oliverio.
El cantante y actor vivió en Recoleta y Palermo, pero por ahora prefiere San Telmo: “Fue el primer barrio que me llamó la atención cuando volví a vivir a Buenos Aires, porque me recordaba bastante al Madrid antiguo donde viví”, apunta el músico, hijo del legendario Moris, uno de los pioneros del rock en castellano. “Me gusta que sigue siendo un lugar un poco a la antigua y muy heterogéneo. Todavía no sé si estoy definitivamente acá. La verdad es que me he mudado tanto en la vida…, que no lo sé. Lo que sí sé es que es un lugar que me gustaría vivir, definitivamente”.
– ¿Te gustaría que tu hijo se críe en San Telmo?
– No sé, tal vez el mejor lugar sea lejos de la ciudad. La ciudad se ha convertido en un lugar muy salvaje, muy bárbaro. Es una contradicción, porque la ciudad, que es el símbolo de la civilización, se ha transformado en la barbarie misma. Pero dentro de todo, los barrios –y San Telmo es un buen ejemplo- siguen siendo lugares más amables.
Me siguen llamando la atención los bares, las calles con aires madrileños.
– ¿Sentís nostalgia de Madrid?
– No, ya no. Cuando recién llegué la tuve, pero pronto entendí que el lugar que me puede generar nostalgia es Buenos Aires. Llevo a la ciudad en el corazón, si bien a veces me escapo, siempre tengo una vinculación muy importante. También me gusta mucho Córdoba: he ido mucho a tocar y también de paseo. Es la provincia que más conozco.
– Parece que manejás bien el placer y el trabajo…
– Lo mejor que puedo. Pero es engañoso, siempre estoy trabajando, no tengo vacaciones. Pasa alguien, me ve a través de una ventana como esta y me ve escribiendo y puede pensar que estoy abocado al ocio pero no es necesariamente así. Tal vez estoy escribiendo o pensando algo que va a ser una canción. Pero tengo una forma de vida que disfruto y eso es un privilegio que trato de no olvidar. Me gano la vida con lo que me gusta hacer, y eso es mucho.
– Hay un texto tuyo, “Queja”, que sostiene algo así como que “si uno no se queja donde corresponde, no tiene derecho a quejarse”.
– Sí, creo en eso, lo activo de lo comunitario. Por eso rescato mucho el espíritu del diario de ustedes. Porque creo en el espíritu comunitario, en el amor y la solidaridad que significa vincularte con tu entorno: tu vecino, tu mundo. Creo que el conocimiento de ese mundo que te rodea provoca muy buenas cosas y el desconocimiento provoca miedo y violencia. Iniciativas como la que proponen ustedes de que la gente salga a matear a la calle puede parecer una utopía, pero la verdad es que en San Telmo no lo es. Como no lo sería en Villa Urquiza, o Saavedra, o Pompeya, pero sí en el Centro. Me parece que los barrios nos permiten esa comunicación directa y saludable con el par, porque en definitiva somos pares. Ese kiosco, por ejemplo, pone tangos todo el tiempo. Saluda a la gente y pone música. Está generando buena vecindad: en la esquina de Carlos Calvo y Perú está este tipo que, además de hacer su negocio, que es vender diarios, es un polo de comunicación. Ese hombre está lleno del barrio.
– ¿Cuánto hace que estás en el barrio?
– Seis meses. Yo soy un caminante y eso me hace estar muy atento a todo: a la gente, a las situaciones, para escribir y también por una cuestión de curiosidad humana. Y entonces veo que hay muchas personas dispuestas a salir a matear a la calle. A estar un poco más cerca del semejante.
Antonio habla pausado y disfruta de los silencios. Elige las palabras tanto como las pausas, que, lejos de incomodar, proponen un diálogo sincero.
“Lo primero que me llamó la atención cuando vine -ustedes lo dicen el diario- es el espacio de la siesta que, aunque no en todos los negocios, todavía se mantiene. Es un descanso que existe. Después de tanto caminar y recorrer, me he hecho amigo de los mozos, en el mercado compro en los mismos locales, el verdulero ya me conoce, eso me hace sentir como en mi casa. Y es un barrio muy callejero, te invita a salir de tu casa, a no estar encerrado en cuatro paredes, y tal vez es algo que me hace sentir muy local, como que todo el barrio es mi hogar. Eso es muy lindo, yo vengo de vivir en el Centro, donde esa sensación de pertenencia no existe.
Cuenta que cuando llegó al barrio escribió prolíferamente, alrededor de 30 letras de canciones, entre ellas, “Demorado en San Telmo” (ver recuadro), que habla de un tempo más lento que tiene el barrio, que sería bueno no perder.
– ¿Esas letras van a estar en tu próximo disco?
No lo sé, algunas son más cercanas a un cuento que a una canción.
– ¿Pensaste en publicar algo, más cercano a la literatura que a letras de canciones?
– Me gustaría hacerlo alguna vez. Le he dado muchas vueltas al asunto, todavía no lo he hecho, tal vez en algún momento lo haga. Yo escribo muchísimo en la ciudad y en San Telmo. Cuando empecé a caminar el barrio, me la pasaba escribiendo, anotando ideas, impresiones que me daban las personas, escribo mucho en los bares. El Dorrego fue un refugio. Durante dos meses fui todos los días, tenía ya mi mesa, me hice amigo de los mozos, de los dueños. Todos los días, pedía café con leche con bay biscuit y escribía. Tengo mucha cancha en San Telmo, hay mucho para escribir. Me siento a gusto acá. Aparte, lo heterogéneo del barrio produce eso, que hay mucho para escribir: pasa un linyera al lado de una holandesa de 20 años. Conviven las dos cosas, el viejo tango y el empedrado con la alta tecnología.
– ¿Te gusta más escribir en servilletas que en la computadora?
– Las dos cosas. En casa uso la compu, pero no la saco. Yo sigo escribiendo a mano en los bares, no me acostumbro a la computadora en los espacios con wi-fi.
– ¿Cómo te llevás con tu paternidad?
– Con mucha tranquilidad. Por supuesto que es una alegría. Me parece lo más natural del mundo.
—Diana Rodríguez
“Demorado en San Telmo”
Me demoro en San Telmo, me reencuentro, soy callejero
Te veo rutina, en tu día a día: conventillo que fue
mansión y hoy es tu casa, hotelito de pobres
El run/run más amable de un barrio mezclado
Surge algún extranjero entre malandras de cuero
Sueños de un estudiante alrededor de un completo
Todo convive en la esquina que tanto me recuerda a mi viejo Madrid
Eh vos! Aspirante al Che con gorrito peruano, que jurás
haberle dado la mano a Chau.
Cambalache de lo viejo y lo nuevo, resuena el tun/tun del
Barrio Tambor. Alpargatas, libreros y un sr. tan gallego en
su bar de Humberto Primero.
Con Jose hoy entramos a pasear al mercado, a comprar pan
ý jamón y sentimos que estábamos lejos, allá, y que el tiempo
es un juego. Y nos demoramos al paso en San Telmo, en una
zapatería, en las caras, el cielo, tan lejos del Centro.
Hoy toca el Tata Cedrón, acá nomás a una cuadra. Es un aviso
Una señal, para no dejarla pasar.
Y me demoro en San Telmo
Discografía
Todo este tiempo (1994)
Morir y matar (1995)
Azar (1998)
Anatomía (2000)
Anatomix (2001)
Cardinal (2002)
Buenos Aires (2003)
Tiempo y espacio (2005)
Demoliciones (2007)
Sopa (2008)
Armonía casera mayor (2009)
Discografía
Todo este tiempo (1994)
Morir y matar (1995)
Azar (1998)
Anatomía (2000)
Anatomix (2001)
Cardinal (2002)
Buenos Aires (2003)
Tiempo y espacio (2005)
Demoliciones (2007)
Sopa (2008)
Armonía casera mayor (2009)