ASTUCIAS DE ANTAÑO…

Hace muchos años tuve oportunidad de ver una caricatura, publicada en el PBT de 1910, en el que un “ciruja”, como se los llamaba antes, se preguntaba socarronamente en cuál de las Exposiciones del Centenario figuraría, si en la de Higiene o en la de Bellas Artes. En ese dibujo me llamó la atención un aro metálico que colgaba de los hombros de protagonista de la curiosa escena, que tenía como contexto ambiental al Maldonado. Vale la pena señalar que, en el tramo próximo a la desembocadura de dicho arroyo se extendía uno de los predios expositivos montados para las celebraciones del centenario de la Revolución de Mayo (al norte de la Av. Intendente Bullrich, desde Santa Fe hasta Cerviño).

Caricatura realizada por José Olivella. publicada en el PBT de agosto/ 1910 en ocasión de los festejos del Centenario de la Revolución de Mayo.

Tiempo después, revisando la obra fotográfica de Christiano Junior, apareció otro personaje, portando también el curioso aro. En esta oportunidad se trataba de un joven aguatero. Ahí descubrí cual era el sentido del intrigante aro: servía para evitar que la carga -a causa de su peso- se apoyara contra las piernas, liberando al acarreador de la misma del esfuerzo y la tensión de tener que forzar la separación de los brazos permanentemente para poder caminar sin sufrir el continuo golpeteo de los baldes contra sus piernas. La función del aro era mantener los baldes alejados de las rodillas (cuando por el peso tendían a quedar junto a ellas) y los brazos “solamente” se tenían que hacer cargo de sostenerlos.

Niño aguador, fotografía de autor y origen no identificados. Existe una imagen similar, pero tomada en estudio y atribuida a Christiano Junior que Witcomb publicó en el álbum “Recuerdos de la República Argentina”.

Finalmente, tuve oportunidad de observar una pequeña escultura de bronce de un niño aguador que usaba el consabido aro (esta vez pensé que “naturalmente”) para que los baldes no golpearan sus piernas y pudiera desplazarse con comodidad, algo imprescindible tratándose de un vendedor ambulante.

Escultura de niño aguador por J. Cardona, bronce.  Colección particular.

Los cambios en las costumbres y en los mecanismos de venta y distribución han hecho desaparecer a los aguateros o aguadores ambulantes… o mejor dicho los han adaptado a los tiempos, ya que ahora distribuyen bidones plásticos en carretillas especiales. Aunque a juzgar por la última ilustración que incluimos, algunos estarían necesitando el histórico aro…

José Sellés-Martínez

Instituto de Investigaciones Históricas

de la Manzana de las Luces