Caminando, conociendo, recordando
Vivimos en uno de los dos barrios más antiguos de la ciudad de Buenos Aires, San Telmo. Pero muchas veces perdemos esa perspectiva, ya sea porque nos “corre” la cotidianeidad, el apuro por “tragarnos” la vida sin “saborearla”; con la idea de que es infinita… pobre de nosotros, ilusos.
Por eso, no nos detenemos a disfrutar de nuestra pequeña aldea sino -simplemente- la transitamos, a veces sin conocer su trama de evolución o su contundente historia.
Para llegar a la actualidad es interesante saber que la población en Buenos Aires, alrededor de 1770, era de 22.007 personas y en 1810 la ciudad tenía 35.000. De esos habitantes, 32 eran médicos y cirujanos autorizados como profesionales de la Medicina. El primer profesional de categoría que ejerció en el Río de la Plata, fue el irlandés Miguel Gorman (1736-1819) fundador y director del Protomedicato; el primer médico argentino y uno de los fundadores de la profesión en nuestro país fue Cosme Mariano Argerich (1758-1820), quien era médico del Hospital, la Cárcel, cuatro conventos y la Casa de Expósitos todo en forma gratuita.
La Educación primaria se limitaba a leer, escribir, hacer operaciones matemáticas elementales y le daba especial prioridad a la doctrina cristiana. En los conventos y a través de los curas párrocos, se realizaba la enseñanza. A principio del siglo XIX comenzaron a funcionar “las escuelas del rey”, gratuitas y sostenidas por el Cabildo. Los chicos de familias acomodadas eran educados por maestros particulares que debían ser autorizados por el municipio, que controlaba sus antecedentes orales y su ortodoxia religiosa. Las familias ricas contrataban “leccionistas”, para que instruyeran a sus hijos en sus propias casas.
Para las mujeres la educación era inexistente y para los negros y mulatos estaba prohibida, no así para los aborígenes, aunque en realidad los misioneros les transmitían conocimientos básicos a grupos elegidos.
En 1783 se fundó la primera escuela secundaria en Buenos Aires: el Real Colegio Convictorio Carolino de San Carlos hoy Colegio Nacional de Buenos Aires (Bolívar y Alsina, CABA).
Frente a la Plaza de Mayo está el Cabildo, que fueinaugurado en 1740 y funcionó sin interrupciones desde 1580 hasta 1820. El estilo barroco colonial de su origen fue proyectado por el arquitecto jesuita Andrés Blanqui. En 1940 se realizaron restauraciones y modificaciones en su fachada y torre, a cargo del arquitecto Mario Buschiazzo. Originalmente tenía once arcos; hoy cinco. En 1933 fue declarado Monumento Histórico Nacional.
También la Catedral, quees el templo más antiguo de la ciudad de Buenos Aires. Tuvo varios cambios y arreglos en su estructura debido no solo al paso del tiempo, sino a la poca calidad de la construcción y los materiales utilizados. En 1870 se consideró el final de su edificación; su estilo es ecléctico y carece de las torres que tuvo en algún momento.
Cuando fue el primer aniversario de la Revolución de Mayo, en 1811, el alarife Francisco Cañete realizó la primera Pirámide de Mayo que medía 15 metros, era hueca y fue ubicada en la Plaza de la Victoria, frente a la Catedral, con el nombre: “Columna del 25 de Mayo”. En 1856 Prilidiano Pueyrredón la reconstruyó elevándola a 18,7 metros. En su cúspide se ve una figura, realizada por el escultor francés Joseph Dubordieu, que representa a la Libertad que protege a cuatro representaciones ubicadas al pie: las ciencias, las artes, el comercio y la agricultura. En 1912 fue trasladada al centro de la Plaza de Mayo y en 1942 se la declaró Monumento Histórico Nacional.
Datos recabados: “En torno a 1810”, de las Academias Nacionales -Edit. Abeledo Perrot-.