Camino en las artes marciales

Como parte de las actividades organizadas por Camino Teatro se iniciaron los cursos introductorios de Tai Chi y Qi Gong para todas las edades y niveles, a cargo del Prof. Giorgio Zamboni.

Consultado sobre las diferencias entre esas dos artes -Tai Chi y Qi Gong-, Giorgio detalla: “Se basan en los mismos principios. Trabajan sobre el equilibrio, la armonía y la presencia. Son dos estilos internos llamados Nei Jia que, literalmente, significa familia interna”. Y agrega: “Como se sabe el Tai Chi es una meditación en movimiento y el Qi gong es para la salud. En parte coincido, pero no hay que olvidar que el Tai Chi es un Arte Marcial creada para el combate, la defensa de sí mismo y de los más débiles. Hay principios importantes del combate que sirven para lo que es la intención (Yi). El Tai Chi trabaja los tres tesoros (esencia, energía y espíritu), el equilibrio, el enraizamiento en la tierra, la expansión, el fluir como el agua y la respiración. El Qi Gong, para mí, es la preparación a un estadio superior, la preparación a la meditación. Se cuenta que los monjes chinos meditaban olvidando el cuerpo. Con la llegada del Bodhidharma desde la India, los monjes empezaron a practicar el Qi Gong para cultivar cuerpo, mente y espíritu. El Qi Gong es una rama de la medicina china, un auto-cultivo del bien-estar, cultiva lo que se denomina Chi la energía presente en varios estadios en nuestro cuerpo. Cultivamos la esencia (Jing), la energía (Qi) y el espíritu (Sheng). Cuando se practica el Qi Gong nuestras defensas se refuerzan y nuestros órganos están protegidos de los ataques externos que pueden provocar enfermedades. Hay mucha teoría que sirve para entender para qué es lo que se está haciendo, no es para preocuparse lo importante es practicar constantemente”.

En cuanto a los beneficios que trae practicar Tai Chi y Qi Gong, el Prof. Zamboni comenta: “Puedo decir que son innumerables ya que se equilibran y armonizan nuestro cuerpo, mente y espíritu. Tomamos conciencia de lo inconsciente, por ejemplo la respiración. Desde que nacimos empezamos a respirar hasta el final de nuestra vida terrena, lo hacemos de manera involuntaria, automática, nuestro cuerpo es una máquina perfecta que sabe cómo accionar. La práctica del Tai Chi, como la del Qi Gong, nos ayuda a tomar conciencia de la respiración y a adaptarla según nuestra exigencia. Respiramos con todo el cuerpo, expandiendo y relajando como un globo que se llena de aire y se desinfla. Nuestro equilibrio mejora de manera sorprendente, tomamos conciencia de cada movimiento, cada fracción que compone el flujo. Nuestras defensas mejoran, las articulaciones se sueltan y se posicionan en su justo lugar. Con el tiempo, podríamos llegar a lo que los chinos llaman el Wu Wei, la no acción. Es un concepto muy difícil de explicar, pero con la práctica quizás llega un momento donde se pueda sentir”.

Con respecto a cómo se relacionó con las artes marciales, expresa: “Recuerdo que siempre me encantaron las películas de artes marciales, aún si eran malas no me importaba esperaba el momento de ver la acción. A los dieciocho años, empecé a ir al gimnasio. Arranqué con un estilo tradicional japonés, el Ju jitsu, el arte suave, muy parecido al Kung fu.

Después, con el tiempo, buscaba algo más filosófico donde la técnica fuera más allá del movimiento: un vaso lleno de contenido. Encontré al maestro Nino Tirelli de la escuela de Kung fu El tigre y el agua que todavía existe en Velletri, mi pueblo de origen. Aprendí el estilo de Kung fu Hung Gar, difundido por Michele Angelo Riolo, un estilo externo y muy duro para fortalecer el cuerpo y el espíritu. Un estilo tradicional es importante por sus enseñanzas y su historia, tiene bases sólidas para construir el templo que cada uno/una lleva adentro, desde el nacimiento.

Desde los primeros años de práctica también me inicié, con el maestro Nino, a practicar Tai chi estilo Chen de la escuela del gran maestro Wang Xi’An, dirigida en Italia por el Maestro Marcello Sidoti. Fue para mí otro gran descubrimiento, mi yin empezó a relacionarse con mi yang. Desde 1996 hasta el 2013 practiqué -en forma ininterrumpida- hasta que decidí venir en Buenos Aires para dictar talleres de teatro con Ana Woolf, utilizando la combinación de las artes marciales y el teatro.

Cuando pensé quedarme en Argentina comencé a practicar Bagua Zhang y Alquimia Taoista con Marcelo Plotnik, discípulo de Oleg Tcherne. Llegó un momento en que sentí la necesidad de buscar un maestro que se acercara a mi método de estudio para no perder mi formación marcial y me encontré con el Maestro (shifu) Germán Bermúdez, una tarde en el Barrio chino, mientras hacía con sus alumnos demostraciones de la danza del Dragón y del León. Ese día supe dónde seguir mi camino.

El maestro Bermúdez, en principio, me enseñó Kung fu, estilo Choy lee fut, muy parecido al Hung Gar y -en paralelo- me enseñó Luo Han Qi Gong y Tai chi estilo Yang. Hoy en día soy instructor de Tai Chi y Qi Gong de la escuela Lung Chuan Argentina dirigida por Germán Bermúdez.

Estoy feliz de haber encontrado en mi vida maestros como él, como Nino, Marcello y Angelo, quienes -con mucha humildad- transfieren los principios de las artes marciales respetando la historia de los antepasados”.

Para sintetizar los conceptos, el Profesor ratifica que: “El Tai Chi y el Qi gong pueden ser empleados para la salud, la defensa personal y el desarrollo armónico de nuestras potencialidades, según este orden de importancia. A lo largo de ese recorrido es posible comprender que, más allá de estos aspectos, constituyen una vía diferente de vivir. Se trata de ejercicios suaves y adecuados a cualquier persona. Ayudan a mejorar la flexibilidad, el fortalecimiento muscular, la resistencia física y la autoestima. Por otro lado mejoran la postura, el tono muscular, el estrés, las estrategias de la marcha, aumentan la longitud del paso, reducen y mejoran las respuestas a posibles caídas, ayudan a tolerar la inestabilidad”.

                                                                                                         

Las clases se dictan -sin límite de edad– en la Parroquia San Pedro González Telmo / Humberto I° 330, CABA.

En marzo los lunes y miércoles – 19:30 hs. / A partir de abril: lunes y miércoles -18:30 hs.

El arancel: A la gorra (contribución solidaria responsable).

Para más información: 112 399 4918

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