Canto al trabajo
A veces no tenemos noción de los valores tangibles que nos rodean. Por eso, recorriendo San Telmo, deteniéndonos en las obras de arte que nos son imperceptibles o “invisibles” porque las preocupaciones cotidianas o el apuro diario hace que pensemos que si nos detenemos a observar una escultura notable llegaremos tarde… a veces a ningún lado.
Quizás tendríamos que comportarnos en nuestra hermosa ciudad y -especialmente- en nuestro histórico barrio, como lo hacemos cuando somos turistas extranjeros en otros lugares del mundo donde valoramos cada piedra, cada imagen, cada edificio, cada calle, cada todo.
Para eso El Sol quiere apuntar uno de sus rayos al CANTO AL TRABAJO. Esta obra escultural fundida en bronce, realizada por el gran escultor argentino Rogelio de Yrurtia (1879-1950), actualmente ubicada frente a la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, pero durante diez años (noviembre/1927 a mayo/1937) estuvo en la Plaza Dorrego, corazón de San Telmo.
Nos preguntamos por qué en determinado momento de nuestra historia se han realizado notables obras de arte o espacios públicos con un enorme sentido paisajístico, que deslumbran a los visitantes internos y externos. Es que tanto las plazas como los parques eran concebidos como sitios sociales ante el hacinamiento humano que provocaba la urbe frente a la creciente industrialización. De ahí el enorme trabajo creativo del arquitecto y paisajista francés Carlos Thays a cargo de la Dirección de Paseos Públicos entre 1891 y 1913, donde puso de manifiesto su creatividad y conocimientos ampliando y creando nuevos paseos -como por ejemplo al proyectar el Jardín Botánico entre 1892/1898-.
Asimismo, los dirigentes de la época se enfocaron también en el decorado urbano, ya que entendían que los monumentos y esculturas tenían como finalidad tanto embellecer como honrar determinados valores o personas destacadas.
El 5 de septiembre/1907 el mencionado escultor presentó ante la Municipalidad de la Ciudad, la maqueta de una obra de su autoría titulada El Triunfo del Trabajo. El proyecto representaba a tres hombres arrastrando un arado sobre el que se asentaba una mujer amamantando una criatura, precedida por una figura sosteniendo un paño al viento. Fue aceptado y su realización acordada entre el escultor y el intendente Carlos Torcuato de Alvear, con la firma de un contrato el 14 de octubre de 1907 que establecía la entrega, en marzo de 1910, de una obra en mármol de Carrara con un desarrollo aproximado de cinco metros de largo.
Cabe recordar que Rogelio Yrurtia se formó con el artista argentino Lucio Correa Morales. Obtuvo una beca en 1899 que le permitió continuar sus estudios en Francia e Italia. Sus trabajos fueron muy reconocidos en los salones de arte de París y en la Exposición Internacional de Saint Louis (EE.UU. – 1904) donde su grupo Las Pecadoras obtuvo el Gran Premio de Honor en la sección de escultura.
Al mismo tiempo trabajó en el proyecto imaginado y, en 1911, volvió a Buenos Aires. Como su original de cuatro figuras lo amplió a catorce, tenía un costo económico mayor por lo que las negociaciones del artista con la Municipalidad de la Ciudad terminaron en un nuevo contrato, ahora firmado con el intendente Joaquín de Anchorena, el 10 de febrero de 1913.
Concluida la escultura Canto al Trabajo, fue inaugurada en el Museo Nacional de Bellas Artes de la ciudad de Buenos Aires el 10 de agosto de 1922. Las ahora catorce figuras de bronce de este sublime trabajo representan el esfuerzo humano hacia el progreso, mostrando como un símbolo del poder del hombre mancomunado con su familia y la sociedad.
El conjunto, fundido en los talleres de Alexis Rudier en París, enlaza dos grupos de figuras y una extraordinaria piedra. Las cinco primeras muestran una familia encabezada por el padre que tiene una actitud serena y pasos firmes y una madre que avanza protegiendo a sus tres hijos, con la mirada hacia el futuro. El segundo grupo de hombres, detrás de las anteriores, tiran de una cuerda atada a una enorme roca que se desliza sobre un rodillo.
Rogelio Yrurtia describe así a su máxima obra, declarada Monumento Histórico Nacional por decreto 769/2019: “Su verdadero significado es un canto al amor, una representación de lo que la mujer significa en la vida de los hombres, como sostén, como alegría y esperanza en la lucha. Así le sabe llevar la angustia (grupo último) al triunfo con la familia (grupo primero) que contempla la alegoría de la esperanza con los tres felices niños. El «Canto al Trabajo» creo pues enseñará (…) el culto que debemos a la mujer, única inspiradora de nuestros nobles gestos (…)”.
El traslado de Canto al Trabajo a la Plaza Dorrego del barrio San Telmo, en 1927, se realizó luego de estar cinco años exhibida en el Museo de Bellas Artes. Posteriormente, en 1937, fue ubicado definitivamente en la Plazoleta Manuel de Olazábal, situada en la Av. Paseo Colón al 800, entre las calles Independencia y Estados Unidos, San Telmo – CABA.
Vale la pena contemplar esta excelsa obra de arte, realizada por un artista argentino y exhibida a cielo abierto, que nos pertenece y enorgullece.
Texto y fotos: Isabel Bláser