Cien años de sabiduría: unas palabras de una vecina con una mirada privilegiada
Isabel Haydée Botana festejó su cumpleaños número 100 en San Telmo el 2 de julio y tuve el privilegio de conocerla en persona. Es una mujer que irradia amor y sabiduría, lo cual me hace pensar que alguien que vive para ver pasar un siglo entero debe haber cultivado una vida interna profundamente rica. Es ex maestra y autora, además de vecina. ¿Qué mejor individuo para introducir este número dedicado a la niñez y la tercera edad? ¡Feliz Centenario Isabel!
—Catherine Mariko Black
La escuela es brújula que regula la educación de los seres. Pule las aristas. Plasma. Crea. Nutre los cerebros; les quita telarañas de ignorancia. Abre caminos por sendas de verdad y de justicia. Marca rumbos. Es bandera que pone paz y serenidad en los espíritus; su nombre inspira respeto y emoción. El día que el maestro ocupe el lugar que le corresponde dentro del aula, los niños no serán elementos decorativos en las fiestas, sino exponentes de cultura en torneos de gimnasia mental y concursos que den la pauta de lo que puede la inteligencia humana al servicio del saber.
Muchachito que estudias, no te envanezcas, busca en los libros el pan espiritual y aprovéchalo, no llenes tu mente de ilusiones falsas; no te creas superior a nadie, piensa que nunca poseemos demasiada cultura; que en el camino de la vida cada recodo encierra un obstáculo, cada obstáculo una enseñanza.
No juzgues a las personas por sus trajes; no busques la apariencia; bajo la camisa de un obrero late un corazón lleno de ternura y bondad. No creas que por llevar un libro bajo el brazo ya has conquistado el mundo. No desprecies a nadie; la pureza del corazón no necesita taparse, la apariencia es engaño para el que usa de ella. La grandeza del alma no se mide con títulos ni con dinero; aprende de tus iguales: todos juegan juntos, todos son amigos; fíjate en ellos, mírate en su alto ejemplo de inocencia y amor.
Deja tu orgullo para cuando tengas necesidad de él; sé orgulloso de la pureza de tu cuerpo y de tu alma; sé orgulloso del alto ejemplo de cariño que te dan tus padres, sé orgulloso de sentirte hombre y bueno; no te avergüences de tus actos, procede de acuerdo a tu sano criterio.
Muchachito, no me sorprende tu sonrisa al leer estas palabras; algún día la vida con su sabia experiencia te hará mirar más alto; tu pensamiento purificado se perderá por regiones bellas, por el infinito y al regresar, sentirás la nostalgia de momentos de emoción y ternura; la hipocresía del mundo te hará reír con pena y tus ideas de grandeza se desvanecerán como por encanto.
Isabel Haydée Botana, nació en Ensenada el 2.7.1910, hija de inmigrantes oriundos de Santiago de Compostela, Galicia. Es egresada de la Escuela Normal Popular de La Plata en 1927 -becada- y fue obrera en el Frigorífico Swift de Berisso y secretaria de la Asociación de Entidades Gremiales de La Plata. Publicó sus poemas en los diarios El Día, El Argentino (de La Plata) y La Palabra (San Pedro), entre otros. Ejerció como maestra en la escuela primara de Los Talas y en la Escuela Coronel Suárez de San Telmo. Fue declarada Representante de la Mujer Universal por unanimidad del Consejo Deliberante de la ciudad de Berisso en el Día Internacional de la Mujer (1996). Es autora de Borrones (1946, Ed. Peuser, La Plata); Los Fantasmas Azules (1986, Ed. Imprenta de los Bs.As.); Prestigio (1994, Imprenta Masgraph, Santiago de Chile); Mensajero fue el Viento (1995, Santiago de Chile); Apuntes (1999, Santiago de Chile) e Imagen en San Telmo (presentado en la Feria del Libro – 2005 Ed. Dunken).