Colectivos, ¿necesidad o plaga?

Por Isabel Bláser.

Los centros históricos de las diferentes ciudades del mundo generalmente se han peatonalizado. Esto no quiere decir que se transformen en tiendas callejeras donde el mismo peatón pierda la movilidad en un terreno que, supuestamente, está hecho para que él disfrute la identidad urbana.

De cualquier manera es un tema que debe ser estudiado por técnicos que desplieguen diferentes fórmulas donde se tenga en cuenta el conflicto entre peatón y vehículo, la disponibilidad y variedad móvil del conjunto, los objetivos comerciales y básicamente qué tipo de centro histórico es al que se apunta (para el turista, para el comercio, para las instituciones, para las salidas nocturnas, etc.).

A tal fin, la Dip.Gabriela Cerruti presentó el proyecto de ley Nro.1378-D-2012 donde en

sus Fundamentos expresa que “… se pretende proteger dentro del casco histórico a las áreas conocidas como ´El Circuito Área Institucional´ y el ´Circuito de San Telmo´…” y agrega más adelante “… es una medida que se dirige al reordenamiento del tránsito y del uso del espacio público” teniendo en cuenta “… la posible incidencia del transporte pesado en las estructuras edilicias, que podrían dañarse…”. Asimismo, en su artículo 2do. dice que “se faculta a la Subsecretaria de Transporte de la Ciudad de Buenos Aires a diagramar el nuevo recorrido, de manera de quitar del recorrido a las calles que forman

parte del área protegida pero de forma tal de que los vecinos sigan contando con la cercanía del transporte público”.

Debido a esto, el 18 de septiembre ppdo., la Dip. Cerruti organizó y participó de una charla debate -moderada por José María González- sobre “El Transporte Público en el Casco Histórico”, teniendo como panelistas a la Arq. Adriana Pérez Moralejo (Basta de Demoler) y a Edio Bassi (dueño de FEDRO). La idea, en realidad fue la presentación general del proyecto ante un grupo pequeño de vecinos que asistieron al encuentro realizado en Los Chisperos -Carlos Calvo 240-. Pérez Moralejo hizo hincapié en la necesidad de dividir el transporte público en “pasante” –circular por las avenidas,

fuera del Casco Histórico- y “local” o sea dentro del barrio propiamente dicho y en ese sentido reflotó la idea del tranvía como posibilidad. Mientras que Bassi planteó que San Telmo ofrece “un espacio público muy pequeño e invadido, siempre excedido

de tránsito vehicular, muy deteriorado respecto a las veredas y calles, peligroso por lo chico de sus aceras y que tiene un solo gran pulmón que es el Parque Lezama”, aunque resaltó la necesidad de sostener el ´movimiento´ de la zona y poner atención en no entorpecer el desplazamiento de los vecinos en el caso de que no cuenten con la cercanía de un medio de transporte.

El denominador común fue que San Telmo necesita imprescindiblemente ser cuidado y respetado no solo por sus vecinos sino por el resto de los barrios.

No es un capricho santelmeño. El barrio ya está “grande” para ese tipo de nimiedades, es el reconocimiento que los porteños tienen que darle a sus orígenes. Y los orígenes de esta tremenda ciudad cosmopolita son estas escasas cuadras. Eso nadie puede obviarlo y ese “pequeño” detalle es el que enorgullece a sus habitantes.

Ahora bien, el barrio no se cuida solamente con barrer las veredas o pintar las fachadas  de las casas. También deben hacerse obras de infraestructura y limitar -en cierta forma- los accesos, de manera tal que las antiguas edificaciones que pululan en su pequeño territorio no sufran los embates del tránsito que lleva y trae todo el día a miles de personas hacia el centro de la ciudad y lo traspasa como una espada certera.

Quizás haya llegado el momento en que el proyecto de nuestro recordado vecino Manuel “Quique” Fernández -(ex Presidente de la Asociación República de San Telmo), uno de los principales impulsores del Proyecto Tranvías presentado en el 2005 ante la Legislatura porteña con el aval de 25.000 firmas y el apoyo -en su momento- de 60 legisladores, que rescataba este medio de transporte usado en muchas ciudades del mundo- sea “desempolvado” y lo hagamos realidad.

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