Cuitiño, el salvaje
Los cuarteles militares del 1800
Algunos nombres de la esfera castrense de la historia argentina son muy nombrados en nuestro barrio por sus desempeños como militares, la crueldad de sus actividades, su participación en la carrera armamentista de los ejércitos del 1800 y por sus cuarteles distribuidos por San Telmo. Entre ellos, está el poeta Esteban De Luca, que estuvo a cargo de una fábrica de fusiles y que tenía un depósito de armamentos en el barrio, y Cuitiño, hombre de lealtad de Rosas y uno de los fundadores de la Mazorca.
Un vecino del barrio que prefiere no dar su identidad describe a Cuitiño como “.. un hombre de confianza de Rosas aunque éste lo despreciaba -porque Rosas era soberbio y humillaba a todos los que tenía alrededor”. Cuitiño era un “salvaje”, vivía en Chacabuco y Chile, allí tenía una dirección, y otra en Carlos Calvo. Probablemente haya tenido una tercera en el pasaje Giuffra pero no hay precisiones.
Como buen militar, su dominio estaba distribuido estratégicamente en las manzanas que conformaban la Buenos Aires del 1800. En la esquina de Chacabuco y Chile, nos cuenta el vecino, había un cuartel con caballerizas que llegaba hasta Estados Unidos y Chacabuco. En el lugar estaba el centro de detención y ejecución de los prisioneros. Esto fue aproximadamente entre 1840 y 1852. “Lo único que quedó de todo eso es un terreno, donde está actualmente construido un garaje. Allí alojaban a los presos. Tenían elementos de tortura de la época, monturas y además era un corralón donde se guardaban a los caballos”.
Hacía mediados de 1900 hubo cambios en aquel solar, que fue entonces subdividido. No se sabe si los terrenos resultantes fueron vendidos o si el dueño decidió valorizar su propiedad o simplemente armar un emprendimiento comercial. Lo cierto es que en el baldío que había estado por más de treinta años vacío se construyó un estacionamiento. Nuestro vecino entrevistado nos cuenta al respecto “La empresa que se encargó de la demolición de un galpón que ocupaba una pequeña parte del terreno y la construcción del actual del garage se llevó todo: un bebedero donde tomaban agua los caballos de un metro y medio o dos de largo; los elementos de tortura, un aljibe y el portón de madera con relieve de la época de Rosas por donde entraban los caballos”. Qué fue lo que hubo antes de la década del 60, poco se sabe. “Decían que había sido taller mecánico. Yo hace 40 años que estoy acá y nunca vi un taller. Me mudé en el 69”, nos dice el entrevistado, aunque otras voces cuentan que siempre hubo un garage.
Lo triste es que historias como estas, de gran valor para la memoria del barrio, hayan sido registradas en muy escasas ocasiones y poco se sepa de ellas. Del cuartel de Cuitiño, pueden leerse algunas líneas en el libro “Iconografía de Rosas”, de Fermín Chavez. Y fue gracias a nuestro vecino, amante de los libros y las historias del barrio, que hoy podemos rescatarla.
Qué mejor que salvar estos secretos “ocultos” -muchos vigentes en la memoria oral del barrio- y compartirlos con todo San Telmo. ¿Tienen alguno para contar?
Clara Rosselli