Cultura: Dos galerías/librerías ofrecen muestras atípicas
“La Argentina” de Ral Veroni: hasta el 9 de agosto en Asunto Impreso, Perú 1064
Ral Veroni es heredero de los más antiguos padres de la caricatura, aquellos que con lúcidos caprichos supieron fustigar los prejuicios e imposturas consagrados por el tiempo. Como Goya, parece persuadido de que “la censura de los errores y vicios humanos (aunque resulte peculiar de la elocuencia y la poesía) puede ser también objeto de la pintura”. Sus estampas conservan una carga de crítica social que consiste en mostrar el absurdo que la polis esconde y devolver a la política una imagen deformada por el arte con un humor sutil y a la vez descarnado.
Así, me ha parecido oportuno celebrar La Argentina, la exposición que inauguró en Asunto Impreso y que consta de 9 obras que hizo en Escocia tras haber seguido por TV la crisis de diciembre de 2001. En esas obras reconozco a los seres que siempre lo acompañan, personificaciones de su mundo interior, con algo de cómic pero cumpliendo la vieja función de un símbolo.
Algunos seres podrían parecer superhéroes retirados, perdidos en el cosmos del absurdo, sujetos a la hoz de sus preguntas implacables. Por allí, entre las escarapelas, el tiempo los observa preparado para bajar el martillo, irónico y seguro como un tótem detrás de su antifaz. Nunca falta la figura de la Muerte, encarnada en hueso, pero en este caso parece bien acompañada, con una flor, su contrapunto dialéctico, símbolo que, según Veroni, sería la belleza o la necesidad de encontrarla como fuente de consuelo. “La flor puede ser una varilla para mantener el equilibrio en la cuerda floja”, sugirió una vez Ral –todo un poeta de la pintura, casi baudelaireano.
Frente a cualquier nueva crisis argentina me propongo contemplar otra vez sus mandalas celestes y blancos. Confiaré en que contribuyen a aplacar los efectos de la confusión humana, aglutinando lo disperso en torno a un eje. Tal es el ejercicio del artista en épocas difíciles; serena desobediencia civil.
—Florencia Abbate
“La Vida siempre sonríe”, de Nora Iniesta: hasta el 2 de agosto en la galería Wussmann, Venezuela 575
Nora Iniesta pertenece a la primera generación de artistas que se instaló en San Telmo y tiene una larga y premiada carrera. Sin embargo, es la primera vez que tiene una muestra individual en el barrio. Las pulcras y lúdicas obras de “La vida siempre sonríe” fueron realizadas en collage a partir de figuras recortadas de viejas revistas, montadas prolijamente sobre papeles de la galería y papelería Wussmann.
“Elijo esta forma por una cuestión de infancia. El collage es una de las primeras técnicas aprendidas: el pintado, recortado, es previo a escribir; es un placer con el que se tiene el primer contacto en el jardín de infantes, pertenece a los primeros elementos”, explica Iniesta. Las obras inéditas inspiradas en los vínculos, la vida cotidiana y la Argentina de hoy le han tomado a la artista los últimos diez meses de trabajo.
Nora, quien tiene su taller sobre la calle Perú desde el año 72, está convencida de que quiere quedarse en el barrio: “No me mudaría nunca. San Telmo es mi lugar de pertenencia. Acá estamos muy protegidos entre nosotros, el barrio me protege. Me saludan todos, los porteros, los verduleros, hay gran acompañamiento y familiaridad”.
Sobre la muy comentada “palermización” del barrio, que cuenta cada vez con más galerías y tiendas de diseño, dice: “San Telmo es arte, en cambio Palermo es diseño. Lo que tiene este lugar es historia y también un sabor popular, todavía conserva lo artesanal. Hay un gran arraigo y una permanencia a pesar de mucho cambio, pero hay que estar alerta para defender el patrimonio histórico”.
Para leer más sobre Nora Iniesta en sus propias palabras, ver:
www.wussmannblog.wordpress.com
—Gioia Roselli