Cultura: “Inversiones Extraterrestres” La nueva obra de Pablo Mikozzi se estrena en el Espacio Ecléctico

Espacio Ecléctico es un punto de gestión y articulación cultural que convoca obras de teatro, danza y música, además de muestras de artes plásticas, fiestas y talleres creativos desde el año 2001. En su cálida y bien equipada sede, en la calle Humberto Primo, se puede apreciar un público generalmente joven, culto y al tanto de la movida de arte independiente que tiene cada vez mayor presencia en el barrio.
Esta temporada ofrece, los sábados de mayo, junio y julio, una obra provocadora y cómica dirigida y escrita por Pablo Mikozzi, más conocido en su rol de actor. “Inversiones Extraterrestres” estrena en Espacio Ecléctico con una premisa transparente: después del colapso de la sociedad humana en un futuro cercano, llegan naves extraterrestres que prometen salvar a la humanidad transportándola de la tierra destruida y tomando control de su infraestructura económica.


La obra transcurre en un supermercado minorista de una de estas naves. La trama muestra una realidad gobernada por el sistema de producción capitalista que manejan los extraterrestres, en este caso representados por el supervisor del supermercado. Es el típico manager de medio rango, con una afabilidad artificial y a la vez profundamente siniestro, parecido a cualquier peón de corporación, salvo por su piel: verde en lugar del naranja de un bronce de salón.
Bajo su supervisión están los humanos que se encuentran atrapados en circunstancias de escasez y poca salida laboral (en un momento se ven obligados a defender el supermercado de un ataque de la población externa, motivado por la falta de comida). En este contexto tendrían que estar agradecidos por su trabajo dentro del supermercado, pero cada escena hace resaltar el vacío y desesperación inconsciente que padecen en la rutina sistematizada de una gran máquina de producción y consumo alimentada (en más de un sentido) por ellos mismos.
Los personajes —tres cajeras, un repositor, una promo-actriz, una clienta hambrienta y un guardia de seguridad— sienten que algo está mal en sus vidas, donde “el tiempo pasa volando”, desapareciendo y repitiéndose en una secuencia de movimientos y tareas mecánicas. Pero tan desconectados están de cualquier marco de referencia salvo aquel creado por los inversionistas, que aun los que sueñan con la posibilidad de salir no lo pueden expresar salvo con los discursos irrelevantes de gremios o de la cultura pop.
Si todo esto suena familiar, es porque lo es. La temática de “Inversiones Terrestres” no es nueva: los estragos de la globalización, el capitalismo-anonimato, y sus efectos destructivos sobre la cultura y la identidad auténtica de una sociedad que fue y sigue siendo víctima de estas influencias.
Pero lo que hace divertida la obra es la fuerte dosis de humor absurdo que le brinda Mikozzi, en que lo grotesco produce una parodia de la plastificación de la cultura de consumo. Tanto en su forma —la estética de la obra es justamente la de todos las zonas “globalizadas” que llenan con iluminación fluorescente, y el uniforme brillante de plástico barato— como en su contenido, “Inversiones Extraterrestres” deja una sensación perturbadora: la de haber presenciado la cara oscura de la moneda de nuestra realidad global y, a pesar de nosotros mismos, de haberla disfrutado.
—Catherine Black

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