De santos, navegantes y tradición de servicio
La Parroquia San Pedro González Telmo ayer y hoy
El domingo 5 de septiembre, la Parroquia de San Pedro González Telmo celebró la fiesta de su santo patronal, con una procesión tradicional llevando la imagen del santo por las calles del barrio, acompañado por las gaitas y los bailarines de la Asociación Tuy y Salceda. Por momentos, el grupo tuvo que esperar a que los turistas y puesteros de la calle Humberto Primo le dieran paso libre, y esta combinación de una ceremonia religiosa de más de 200 años en el barrio, rodeada por la multitud de la feria de los domingos, fue una imagen representativa de cómo la tradición y la modernidad comparten (a veces luchando) espacios limitados en San Telmo.
Extrañamente, mucha gente no sabe la historia de nuestra parroquia ni de sus actuales actividades.
Cuentos e historias
San Pedro González Telmo era un sacerdote dominicano de España del S XII, honrado como patrono de los marineros portugueses y españoles. Aunque nunca fue canonizado formalmente, el papa Benedicto XIV confirmó su culto en 1714. En la advocación popular a veces se confunde con Erasmo de Formia (San Erasmo o Elmo), también venerado por los navegantes. En la iconografía se lo representa vestido con el hábito de la orden dominica, llevando en la mano un cirio azul que representa el fuego de San Telmo, o con un pequeño barco; a veces se lo simboliza también alimentando a los pescadores.
El terreno en que se construyó este complejo espiritual de la compañía de Jesús fue donado por el español don Ignacio Zevallos Bustillo en 1733. Uno de los mitos barriales cuenta que Zevallos, al cruzar el Atlántico, fue acosado por una tormenta terrible y, aferrándose al talismán de San Telmo que le había entregado su esposa al partir del viejo continente, le hizo una promesa al protector de los navegantes de donar una parte de su riqueza para una iglesia en su honor si sobrevivía el viaje.
Otra versión cuenta que, como en muchas ciudades portuarias, en Buenos Aires hubo una cofradía a San Telmo a principios del siglo XVII en la Iglesia de Santo Domingo, y que casi doscientos años después este santo fue designado titular de la parroquia de la Iglesia de Nuestra Señora de Belén, hoy conocida como la Iglesia de San Pedro González Telmo.
De todos modos, recordar que el nombre de nuestro barrio se deriva de un santo que protege a los navegantes nos recuerda la histórica relación que tiene esta parte de la ciudad con el río y el mar.
La iglesia
Las obras de la Iglesia de Nuestra Señora de Belén se hicieron en varias etapas, empezando en 1735 por el arquitecto jesuita Andrés Blanqui, y dirigidas sucesivamente por los jesuitas Juan Bautista Prímoli y José Schmidt, y por el arquitecto italiano Antonio Masella, quien también se encargó de la Residencia de al lado (hoy el Museo Penitenciario Antonio Ballvé). La iglesia es parte de un conjunto que integraban, además, el Colegio o Residencia y la Casa de Ejercicios Espirituales. En 1767, luego de la expulsión de los jesuitas, pasó a depender de los betlehemitas.
En 1858, el arquitecto italiano José Della Valle terminó su cúpula, y recién en 1876 se finalizó la construcción de la iglesia con las dos torres, obra del ingeniero argentino Pedro Benoit (diseñador de la ciudad de La Plata e hijo de Pierre Benoit, cuyo edificio en Bolívar e Independencia fue demolido ilegalmente en 2008).
En 1931 la fachada fue modificada por Pelayo Sanz con un diseño neo-colonial, desvirtuando sus rasgos coloniales originales. Entre otras cosas, el interior se destaca por un altar hecho con la ayuda del gobernador Juan Manuel de Rosas, el púlpito donado por Manuel Belgrano, y una mesa de mármol que los padres betlehemitas usaron para operar heridos durante las Invasiones Inglesas.
La parroquia hoy
“Es una institución en el barrio, la gente la siente como suya, un poco por la tradición histórica y toda la obra que se llevó adelante en la comunidad”, dice el Padre Ernesto Salvia, sacerdote a cargo de la parroquia hace 14 años.
Como la gran mayoría de las parroquias en la ciudad, cuenta con menos adherentes que en otras épocas, pero no por eso es menos activa. En San Telmo, debido en parte a los grandes cambios demográficos de la última década, hay muchos residentes que desconocen las actividades y servicios para la comunidad que realiza la parroquia, entre las que se cuentan:
- Ministerios de Alivio: miembros de la parroquia que visitan a los enfermos.
- Cáritas: para brindar asistencia social, ropa y alimentos, y asistencia psicológica a las familias necesitadas.
- Comedor Solidario: comedor, apoyo escolar y servicio de asearse, de lunes a viernes, para 100 hombres ancianos y ambulantes mayores de 35 años.
- Martas: voluntarias para el comedor solidario.
- Tejedoras de la Virgen: señoras que tejen ropa de lana para los niños más carenciados.
- Círculos de alimentos: donde familias contribuyen mensualmente con alimentos, incluyendo un promedio de 700 raciones de alimentos semanales.
- Noches de Caridad: los primeros y terceros viernes de cada mes, donde voluntarios salen a la calle para brindar alimentos a los más carenciados.
- Apoyo escolar: de niveles primario y secundario.
- Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos.
- El Grupo Scout “San Telmo”: para chicos y chicas desde los 7 años.
- Grupo “Los chicos del barrio”: incluye un comedor y talleres creativos (organizó a fines de agosto una peña folklórica para las familias del barrio).
El panorama que dibuja el padre es uno que quizá no vean muchos de los residentes nuevos o el turista de paso, pero que está anclado en un ministerio cotidiano con el vecindario tradicional. “La gente que viene a la parroquia es gente del barrio. Hoy por hoy es mayormente gente grande, aunque la misión de la iglesia es para todos”.
En cuanto a servicios sociales, explica, no dan abasto los recursos que tiene la parroquia en proporción a la necesidad que hay en la calle.
“El nivel de pobreza de San Telmo todavía es importante -dice-. La realidad del barrio cambió. Una cosa era antes de 2001 y después. El turismo lo modificó de alguna manera y hay muchos lugares comerciales que antes no había, pero todavía hay mucha pobreza y mucha gente ambulante. El tema (de la gente en situación de calle) en toda la zona céntrica es muy movida”
Según él, parte del desafío es la falta de compromiso político para instalar cambios profundos y una pérdida de la cultura de trabajo. “Yo creo que hay que sacar las urgencias escolares, sociales y laborales del plano de la política del partido, y trabajar más acomunadamente para los verdaderos intereses de la gente”.
—Catherine Mariko Black
Más información: www.parroquiasantelmo.org