Defensa: ¿calle viva o calle herida?
Entrevista con el Arq. Jorge Bozzano sobre nuestra vía más famosa
Jorge Bozzano es el Director Académico del Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (CICOP), además de profesor de la Universidad de Buenos Aires, de la Universidad de Belgrano y de la Universidad Católica de la Plata. Durante las IV Jornadas Internacionales sobre Experiencias de Revitalización de Cascos Históricos, organizadas por la Dirección General del Casco Histórico del GCBA en septiembre de 2009, su presentación “De la calle mágica a la calle herida” hizo eco en nuestra calle Defensa. En una entrevista con El Sol de San Telmo explica con más detalle su mirada acerca de las cualidades de una calle —y un barrio— vital y una calle herida:
¿Qué es una calle herida?
San Telmo es uno de los barrios más diversos de Buenos Aires y la diversidad es una de las cosas que hace vivir a un lugar. La diversidad social, cultural o económica genera una variedad de usos en la vida cotidiana de sus calles, y si hablamos de la pérdida de ella, Defensa es la calle que ha sufrido más impactos en esta zona.
¿Qué ha pasado en la calle Defensa?
La calle Defensa tiene excesivo uso en cuanto al negocio para el turista y no suficiente para el residente. Naturalmente, cuando se deja jugar libremente al mercado aparecen lugares de acuerdo con una moda determinante, pero hay que poner ciertos límites en determinados negocios, porque cuando se agota la moda, se muere la calle. La calle Defensa tiene que servir de experiencia para las otras calles porque lo que se ha dado en ésta se va repetir en otras.
¿Cuáles son los límites a los que se refiere?
En el Pasaje Giuffra, por ejemplo, la presencia de la Universidad del Cine ocupa casi toda la cuadra. Lo bueno es que ha traído una nueva movida con los estudiantes, pero es bueno sólo hasta un punto, porque después esa cuadra tiene un solo tipo de actividad y empieza a perder su carácter de calle residencial. A la noche queda vacía. El Gobierno tiene que estudiar y evaluar estas tendencias, ver la cantidad de negocios que van creciendo, de qué tipo son, en función a eso crear ordenanzas para prevenir la exageración de algunas líneas, o promover otras. Eso se hace fácilmente: se puede bajar los impuestos en ciertos tipos de negocios o aumentarlos en otros rubros para ir encausando el tipo de actividad comercial que hay en una zona.
¿Qué caracteriza a una calle viva?
Sobre todo la vivienda, la presencia del vecino. Defensa tiene una dinámica exagerada en las partes bajas que no condice con las partes altas, que son casi abandonadas porque están desapareciendo las viviendas. Por eso hay que promover la vivienda desde el Estado, por ejemplo dando créditos blandos y otros incentivos para que las propiedades sean accesibles.
Pero, ¿cómo convivir con la feria de los domingos?
La feria de los domingos es un fenómeno cultural y económico que ha sido creciendo de una manera impresionante, pero sacar esa movida ya es muy difícil. Quizá no es para cualquiera vivir sobre la calle Defensa, y Defensa ya no puede ser lo que es Humberto Primo, pero en cualquier barrio vas a encontrar diferencias entre las calles comerciales y una calle residencial, como Juramento y José Hernández en Belgrano. Tienen distintas dinámicas, pero esas dinámicas no tienen que agredir a la vida barrial. Lo más importante es llegar a ese equilibrio entre usos distintos.
¿Cómo se resuelva el tema de los colectivos?
No estoy en contra del transporte público, porque está ligado a la vida residencial, pero creo que tiene que adaptarse a la zona, y no al revés. Los colectivos que pasan aquí son demasiado grandes para las dimensiones del Casco Histórico. La calle tiene que seguir siendo calle, y en ese sentidotampoco creo que sea una buena idea la peatonalización. Eso puede funcionar en la calle Florida o en la City (el centro financiero) donde no hay vida residencial, pero no es el caso aquí. La realidad contemporánea es que vida del barrio también es la vida del auto, que tanto como la moto o la bicicleta, forma parte de la vida de los humanos. Cuando uno saca eso está artificializando el Casco Histórico. Ese taxi que para y la señora que se baja para hacer las compras, por ejemplo, es parte de la vida del barrio.
¿Cómo ve el futuro del turismo en San Telmo?
Siempre con conflictos. Los Cascos Históricos que dependen sólo del turismo se han mantenido a costa de sus vidas residenciales. Las Normas de Quito (de 1967) están repletas de menciones del turismo como si fuera una panacea para todo y la única salida para el desarrollo de un Casco Histórico. Ahora sabemos bien que el turismo puede matar también, y necesitamos nuevas formas de orientar la revitalización de los cascos históricos a favor de sus residentes. En Colonia del Sacramento muchas de las casas fueron compradas por argentinos y quedan vacías durante la semana. La revitalización motorizada por gente de afuera tiende a matar. Y el Estado es el que tiene que prever estas cosas porque justamente son las lecciones y experiencias de otros lugares del mundo.
¿Cuál es el rol del Estado en mantener este Casco Histórico vivo?
Nosotros tenemos suerte porque en este Casco Histórico todavía hay mucha vida, pero creo que tiene que ser un proyecto bien planificado. No se puede simplemente dejar que fluya—lo tenés que estudiar y generar una política coherente. Cuando se habla del Plan de Manejo del Casco Histórico, tiene que tener una idea de hacia dónde quiere ir. La política siempre se adelanta a los hechos, sino no es política. Al mismo tiempo, el Plan de Manejo tiene que ir cambiando en función de las presiones y dinámicas de distintas épocas. Tiene que tener cierta flexibilidad, y compartir mucho con el barrio. El Plan de Manejo que tenemos para el Casco Histórico de Buenos Aires, por ejemplo, hasta ahora ha promovido el turismo y no ha tenido en cuenta la presión del fenómeno turístico sobre la zona.
¿Y qué puede hacer el vecino?
¡Participar! Porque es el vecino que se da cuenta de los desajustes en la política del manejo de la zona. El funcionario por ahí los verá más tarde, pero el vecino está aquí viviendo los problemas en el día a día. Creo que una de los directivas que el Gobierno tiene que haber siempre es el diálogo con el vecino para no perder el rumbo. Pueden convocar distintas organizaciones también—no tiene que ser siempre el Gobierno—y el hecho de que existen diferentes asociaciones vecinales enriquece mucho esta posibilidad.
—Catherine Mariko Black